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Discursos a mis estudiantes - David Cox

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Sin titubear yo en lo más mínimo, proseguí el discurso partiendo del punto en que había quedadoy terminé el sermón. Debo decir que me avergonzaría de alguno de los que aquí se hallan presentes,que no hubiera podido hacer lo <strong>mis</strong>mo, en vista de que las circunstancias especiales delcaso hicieron esa tarea fácil en extremo. En primer lugar, el ministro era mi abuelo; y enseguida,el texto era: "Por gracia sois salvos, por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios."Tendría que haber sido un animal más estúpido que aquel en que cabalgaba Balaam, el quecolocado en semejante situación no hubiera podido hablar. "Por gracia sois salvos:" Se habíahablado ya sobre esto indicando cual era el origen de la salvación; pues bien, ¿quién no habríapodido seguir, describiendo la cláusula siguiente, por la fe, como el canal. No se necesitaestudiar mucho para patentizar que recibimos la salvación por la fe. Recuerdo también que en esavez, tuve que sufrir otra prueba, que consistió en que cuando yo había avanzado un poco y mesentía entusiasmado con mi trabajo, una mano me dio golpecitos en la espalda en señal deaprobación, y una voz me dijo: "muy bien; muy bien: repetidles lo que acabáis de decir, para queno lo olviden." No me quedó otro recurso que repetir la verdad que había desarrollado, y al pocorato, cuando más engolfado me hallaba en lo que decía, sentí que me jalaban suavemente delfaldón de la levita, vi al anciano caballero parado frente a mi, y oí que decía: "Mi nieto puedehablaros de esto como de una teoría, pero aquí estoy yo para dar testimonio de ello como asuntode experiencia práctica. Tengo muchos más años que él, y debo daros mi testimonio, comoanciano que soy." Y entonces, después de darnos a conocer cuál era su experiencia personal,agregó: "Ahora bien, mi nieto puede predicar el Evangelio mucho mejor que yo, pero no puedepredicar un evangelio mejor: ¿no es verdad?" Yo, señores, fácilmente me imagino que si en esaocasión no hubiera tenido cierta práctica en el arte de improvisar, me habría visto no pocoembarazado; pero me vinieron las ideas de un modo tan natural, como si con anticipación lashubiera coordinado.La adquisición de otro idioma nos proporciona un buen instrumento para ayudarnos en lapráctica de improvisar. Puesto uno en relación con las raíces de las palabras y las reglas dellenguaje, y obligado a fijarse en las diferencias de los dos idiomas, se va familiarizandogradualmente con las partes de la oración y sus accidentes, y los modos y tiempos de los verbosque son el alma de la locución; y a semejanza de un obrero, conoce perfectamente su herramientay la maneja como su constante compañero. No conozco yo mejor ejercicio que traducir con cuantarapidez sea posible algún trozo de Virgilio o de Tácito, y después, ya con calma, corregir loserrores en que se hubiere incurrido. Hay quienes ligeramente juzguen que es tiempo perdido elque se emplea en el estudio de los clásicos; pero aun cuando no fuera más que por la utilidad quepresta a los oradores sagrados, debe conservarse, en mi concepto, en todos nuestros seminarios.¿Quién no ve que la constante comparación de los términos y modismos propios de cada idioma,facilita el modo de expresarse? ¿Quién no ve, además, que por medio de este ejercicio se pone lamente en aptitud de apreciar el refinamiento y la sutileza de las expresiones, y adquiere así lafacultad de distinguir entre cosas que difieren? Y esta facultad le es esencial a un expositor de laPalabra de Dios, y al que de improviso tenga que declarar Su verdad. Aprended, señores, a tenerjunta y arreglada y lista para usarse, toda la maquinaria del lenguaje: marcad cada diente, cadarueda, cada gozne, cada varilla, y os hallaréis en aptitud de hacer andar la máquina en cualquiermomento dado en que circunstancias inesperadas así lo requirieren.Todo aquel que desee adquirir este arte, es fuerza que lo practique.-Dice Burke que fue poco apoco como llegó Carlos Fox a ser el mas brillante y poderoso controversista que haya podido116

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