oyentes, y humillan al ministro. No es esta la espiritualización que os recomendamos, así comoel cardillo del Líbano no es el cedro de Líbano. Guardaos de aquella trivialidad pueril ytendencia atroz de torcer textos, que os hará sabios a vista de los necios, pero necios a vista delos sabios.Nuestro segundo consejo es que nunca espiritualicéis sobre asuntos indecentes. Es necesarioadvertiros esto, porque la familia de predicadores poco juiciosos, son muy afectos a hablar decosas que tiñen de sonrojos las mejillas de la modestia. Hay cierta clase de escarabajos que secrían en la inmundicia, y estos animalejos tienen su prototipo entre los hombres. Recuerdo eneste momento a un teólogo raro que trataba con un gusto admirable y con una unción sensual, dela concubina hecha diez pedazos. Greenacre <strong>mis</strong>mo no hubiera podido haberlo hecho mejor.¡Cuántas cosas abominables no se han dicho sobre algunos de los símiles más severos yhorripilantes de Jeremías y de Ezequiel! En donde el Espíritu Santo se ha expresado valiéndosede un estilo velado y casto, estos hombres han quitado el velo, y hablado como tan sólo laslenguas sueltas se atreverían a hacerlo. A la verdad yo no soy escrupuloso: lejos de ahí; peroexplicaciones del renacimiento que se basan en las analogías sugeridas por una partera;exposiciones minuciosas de la vida de los casados, me encolerizarían y me inclinarían a mandara imitación de Jehú, que los que tal descaro tienen, fuesen arrojados del puesto elevado queosaran deshonrar por su impudencia desvergonzada. Yo sé que se dice: "Honi soit qui mal ypensé;" pero afirmo que ningún espíritu puro debe estar sujeto al aliento más ligero deindecencia, ni mucho menos en el púlpito. La esposa de César debe estar fuera de toda sospecha,y los ministros de Jesucristo deben ser inmaculados en su vida y en sus palabras. Señores, losbesos y abrazos en que se deleitan algunos predicadores, son detestables; seria mucho mejor nopredicar sobre el Cantar de los Cantares de Salomón, que tratar de él así como lo han hechomuchos hermanos, con un estilo medio indecente. Los jóvenes deben tener empeño especial enser escrupulosa y celosamente modestos y puros en sus palabras. A un anciano se le permite máslibertad, quién sabe por qué; pero un joven no tendría pretexto alguno, si violara la más perfectadelicadeza.En tercer lugar, nunca espiritualicéis a fin de llamar la atención sobre vuestro propio talentoextraordinario. Tal objeto seria malo, y el método empleado seria necio. Sólo un egregiosimplón buscará se le guarde consideración especial con motivo de haber hecho lo que casi todoslos hombres hubieran podido hacer igualmente bien. Cierto aspirante predicó una vez sobre lapalabra "pero," esperando así ganarse el favor de la congregación que, según su modo de pensar,no podía menos de entusiasmarse por el talento de un hermano que podía extenderse tanto altratar de una simple conjunción. Parece que su asunto era el hecho de que por mucho bueno quehubiera en el carácter de un hombre, o por admirable que fuera en sus circunstancias, siempre seencontraría alguna dificultad, alguna prueba en conexión con esto. Por ejemplo, "Naamán era ungran varón delante de su señor, pero leproso." Cuando bajó del pulpito el orador, los diáconos ledijeron: "Bien, señor, usted acaba de darnos un sermón muy raro; pero nos consta con todaclaridad, que no es usted a propósito para esta congregación." ¡Ay de la agudeza, cuando llega aser tan despreciable, y con todo, pone un arma en manos de sus propios enemigos! Recordad queel espiritualizar no es cosa muy admirable como manifestación de la destreza intelectual, aunquepodáis hacerlo bien, y recordad también que sin discreción es el modo más fácil de revelarvuestra extrema necedad. Señores, si anheláis rivalizar con Orígenes, en sus interpretaciones tanextravagantes y originales, sería provechoso que leyerais su biografía y notareis atentamente las78
necedades en que cayó no obstante su ilustración, por permitir que una imaginación desenfrenadadominara absolutamente su juicio; y si lleváis por mira exceder a los declamadores vulgares de lageneración pasada, dejadme que os recuerde que la gorra y las campanitas no influyen tantoahora en la gente, como lo hicieron hace algunos años.Nuestra cuarta advertencia, es que nunca pervirtáis la Escritura con pretexto de darle unsignificado original y espiritual, no sea que os hagáis reos de aquella maldición solemne con quese guarda y se cierra el rollo de la inspiración. El Sr. Cook, de Maidenhead, se vio obligado asepararse de Guillermo Huntingdon, a causa de que éste interpretaba el mandamiento séptimocomo dirigido por Dios Padre a su Hijo, y teniendo este significado: "No codiciarás la mujer deldiablo, es a saber, de los reprobados." Uno no puede menos de exclamar al oírla: "¡horrible!"Quizá seria un insulto a vuestra razón y religión deciros: detestad el pensamiento de talprofanación. Por instinto, la aborrecéis.Además, nunca permitáis que vuestra congregación se olvide de que las narraciones queespiritualizáis, son hechos y no meras fábulas o parábolas. Este significado palpable de unpasaje, nunca se debe anegar en la exhuberancia de vuestra Imaginación, sino debe ponerse demanifiesto con toda claridad, y ocupar el primer rango en la importancia. Vuestra interpretaciónacomodada, nunca debe hacer abstracción del sentido original y nativo del texto, ni aunmenoscabarlo. La Biblia no es una compilación de alegorías interesantes, ni de tradicionespoéticas e instructivas, sino que enseña hechos literales, y revela realidades tremendas. Poned demanifiesto a todos los que os escuchen, vuestra persuasión plena de la verdad de estadeclaración. Seria muy triste para la Iglesia, que el pulpito adoptara aun aparentemente, la teoríaescéptica de que las Santas Escrituras no son sino una mitología pulida, consignadaautoritativamente, en la cual glóbulos de verdad se encuentran en solución en un océano dedetalles poéticos e imaginarios. Sin embargo el espiritualizar textos tiene un lugar legítimo, omás bien, lo tiene el don particular que induce a los hombres a hacerlo. Los hombresdesprovistos de imaginación y de ingenio niegan esto, así como las águilas pueden poner en dudala legalidad de cazar moscas; sin embargo, así como las golondrinas fueron creadas con esteúltimo fin, así el fin principal de algunos hombres es el ejercicio de una imaginación piadosa. Porejemplo, habéis visto frecuentemente que los tipos ofrecen un campo muy vasto para el ejerciciode una ingeniosidad santificada. ¿Qué necesidad tenéis de buscar una referencia en la Biblia a"mujeres detestables" de que tratar en vuestros sermones, mientras tengáis enfrente cltabernáculo en el desierto, con todos sus utensilios sagrados, el holocausto, el sacrificiopropiciatorio y todos los otros sacrificios que fueron ofrecidos a Dios? ¿Por qué buscáisnovedades, cuando tenéis delante de vosotros el templo y todas sus glorias? El talento más capazde interpretar los tipos, puede ocuparse casi sin límites, de los símbolos legítimos de la Palabrade Dios, y tendrá mayor satisfacción en este ejercicio, puesto que esta clase de símbolos se haninstituido por Dios. Cuando hayáis tratado de todos los tipos del Antiguo Testamento, os restarátodavía el tesoro de mil metáforas.Una explicación discreta de las alusiones poéticas de las Santas Escrituras, será muy aceptable avuestras congregaciones, y con la bendición divina, muy provechosa. Pero dando por sentadoque habéis explicado todos los tipos, ordinariamente reconocidos como tales, y que habéisarrojado vuestra luz sobre los emblemas y las expresiones figuradas de la Biblia, ¿deberándormir después vuestra imaginación y aptitud para interpretar los símiles? De ningún modo79
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