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Discursos a mis estudiantes - David Cox

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haber leído toda clase de literatura antigua y moderna, y después de haber dado una inmensa listade obras, agregó: "no he hecho más que escoger algo; he hecho estudios más extensos en todosestos ramos." Por lo que hacía a su predicación, podía producir los más altos testimonios, peroapenas creía que eso le fuera menester, puesto que una entrevista suya personal conmigo, meconvencería en el acto de su habilidad. Su sorpresa fue grande cuando le dije: "Señor, me veoobligado a decirle a usted que no puedo recibirlo." —"¿Por qué no, señor?"—"Se lo diré a ustedcon franqueza. Es usted tan estupendamente sabio, que me resistiría yo a inferirle la ofensa derecibirlo en nuestro colegio, en donde no tenemos más que hombres comunes y corrientes: elpresidente, los directores y <strong>estudiantes</strong>, son personas todas ellas de medianos alcances, y ustedtendría que usar mucha condescendencia para ingresar a nuestro seno." El me miró severamentey me dijo con dignidad: "¿Es decir que porque tengo un genio poco común, y he producido en mí<strong>mis</strong>mo un espíritu tan gigantesco como por rareza puede verse, se me rehúsa la ad<strong>mis</strong>ión en elcolegio de usted?"—"Sí," repliqué con toda la calma que me fue posible, considerando elreverente y subyugador temor que su genio inspiraba, "por esa <strong>mis</strong>ma razón."—"Entonces, señor,usted debe permitirme el que ponga a prueba <strong>mis</strong> aptitudes oratorias: escójame usted el texto quele agrade, o sugiérame el asunto que le parezca, y aquí, en este <strong>mis</strong>mo sitio, hablaré o predicarésobre él sin la menor deliberación, y usted se sorprenderá."—"No, gracias, prefiero no tomarmela molestia de escuchar a usted."— "¡Molestia! señor; le aseguro a usted que sería el mayorplacer posible que usted pudiera disfrutar." Le dije que bien podría ser, pero que me sentíaindigno de ese privilegio, y de consiguiente le di una larga despedida. El individuo me eradesconocido en ese tiempo, pero desde entonces ha figurado en los anales de la policía, quizá porsu extremada habilidad.A veces hemos tenido solicitudes de las que quizá os sorprenderíais, de hombres queevidentemente tienen bastante fluidez, y que contestan todas nuestras preguntas muy bien,excepto las relativas a sus opiniones doctrinales, a las cuales en repetidas ocasiones hemos tenidoesta respuesta: "¡El señor Fulano de tal está dispuesto a recibir las doctrinas del colegio, seanéstas cuales fueren!" En semejantes casos nunca titubeamos ni un momento, dando en el acto unacontestación negativa. Hago mención de esto para poner así de bulto nuestra convicción de queno están llamados al ministerio los hombres que carecen de conocimientos religiosos y decreencias bien definidas. Cuando se presentan individuos jóvenes que dicen que no han fijadodefinitivamente sus ideas en cuanto a teología, debe hacérseles volver a la escuela dominicalhasta que lo hagan. Porque un hombre que viene con vacilaciones o engañifas al colegio,pretendiendo que tiene su espíritu abierto para acoger cualquiera forma de verdad, y que es eminentementereceptivo, pero que no ha fijado en su ánimo cosas tales como si Dios tiene o no unaelección de gracia, o si él ama a su pueblo hasta el fin, me parece que es una perfectamonstruosidad. "No un novicio," dice el apóstol; y un hombre que vacila acerca de puntos comoéstos, no es otra cosa que un egregio y manifiesto novicio, y debe ser relegado a la clase decatecismo hasta que haya aprendido las primeras verdades del Evangelio.Sobre todo, señores, tendremos que probar nuestro llamamiento por la prueba práctica de nuestroministerio en el transcurso de nuestra vida, y será para nosotros una cosa lamentable emprenderla carrera sin el examen debido, pues que haciéndolo así, nos exponemos a tener que dejarlo conignominia. Por último, la experiencia será nuestra prueba más segura, y si Dios nos sostiene deaño en año, y nos da su bendición, no necesitamos otra señal de nuestro llamamiento. Nuestraaptitud moral y espiritual será patentizada por la obra de nuestro ministerio, y esta es la prueba27

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