menospreciado de lograr la salvación, y el pecador, para recibir ésta, debe humillarse a sí <strong>mis</strong>mobajo las condiciones de aquel. "Tocó su lengua..." indicando así con mayor claridad, el centro dela dificultad. Así se nos aumenta el sentimiento de nuestra necesidad. "Y mirando el cielo Jesúsrecordó a su paciente la verdad de que toda la fuerza debía llegarle de arriba": lección es ésta quetodo investigador espiritual debe aprender. "Gimió," enseñándonos así que los medios de nuestrasalvación son los sufrimientos del Gran Médico. Y cuando él dijo "Ephphatha" que significa "seha abierto. . ." vemos en estas palabras la expresión de la gracia eficaz que efectuó una curacióninmediata, perfecta y permanente. Esta explicación puede serviros como ejemplo de muchas, ybien podéis creer que los milagros de Cristo son una galería de cuadros que comprueban sutrabajo entre los hombres. Sin embargo, esta muestra que acabamos de estudiar, debe prevenimosde la necesidad de ser discretos al tratar de las parábolas o de las metáforas de la Biblia. El Dr.Gill es un teólogo cuyo nombre debe ser mencionado siempre respetuosa y honorablemente enesta casa donde se encuentra todavía su púlpito; pero su explicación de la parábola del hijopródigo, me parece absurda en extremo en algunas partes. El comentador erudito nos dice que "elbecerro grueso" ¡era el Señor Jesucristo! A la verdad, uno no puede menos de estremecerse al vertal extravagancia en un modo de espiritualizar como aquí se ve. Después notamos su exposiciónde la parábola del Buen Samaritano. Se nos dice que la cabalgadura sobre la cual se puso elherido, es también nuestro Señor Jesucristo. y los dos denarios que el Buen Samaritano dio alhuésped, son el Antiguo y Nuevo Testamento o las ordenanzas del Bautismo y de la Cena delSeñor. Pero a pesar de esta advertencia, podéis conceder mucha libertad en espiritualizar ahombres de un genio poético raro, como por ejemplo, a Juan Bunyan. Señores. ¿Han leídoustedes alguna vez la espiritualización del templo de Salomón por Juan Bunyan? Es, a nodudarlo, una obra muy notable, llena de un ingenio santificado. Por ejemplo, considerad comomuestra, una de sus explicaciones extravagantes, y ved si se puede mejorar. Trata de "las hojasde la puerta del Templo." 'Las hojas de esta puerta, como os dije antes, se podían doblar, y asícomo os sugerí anteriormente, tienen un significado especial e interesante. Porque de estamanera, cualquier hombre, y especialmente un nuevo discípulo, bien podrían equivocarse,creyendo que todo el pasaje se le había abierto, siendo así que no todo, sino sólo una cuarta partede él se le había apenas descubierto. Porque, como dije antes, estas puertas nunca se han abiertohasta ahora enteramente, ni aun en el antitipo; pues nadie todavía ha llegado a ver en ningúntiempo todas las riquezas y toda la plenitud que se encuentran en Jesucristo. Por esto digo que unnovicio, si juzgara por la vista actual, y especialmente si viera sólo un poco, bien podríaequivocarse, por cuya razón esta clase de personas, por regla general, tienen mucho temor de nollegar nunca a entrar por las puertas preferidas. ¿Qué dices tú, oh discípulo nuevo, no seencuentra en este estado tu alma? ¿No te parece a ti que eres un pecador demasiado culpable paraser salvo? Pero tú, oh pecador, no temas, las puertas son de goznes, y de consiguiente puedenabrirse más y más si hubiere necesidad. Por tanto, cuando vengas a esta puerta y te figures queno hay lugar para que entres, 'toca y te será abierta' más ampliamente y serás recibido. (Lucas11:9; Juan 6:37). Por esto, quien quiera que seas, vienes a la puerta cuyo tipo era la del templo:no fíes pues en tus primeras concepciones de las cosas, sino cree que hay gracia abundante. Nosabes todavía lo que Cristo puede hacer; las puertas son de goznes. El ‘es poderoso para hacertodas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.’ (Efe. 3:20). Lasbisagras que sostienen estas puertas, fueron hechas, así como os dije, de oro. Esto quiere decirpor una parte, que giraba sobre motivos de amor y a impulsos del amor; y por otra, que susaberturas eran ricas. La puerta que nos conduce a Dios, gira sobre bisagras de oro. Los postes deque pendían estas puertas eran de olivo, ese árbol grueso y aceitoso, para enseñarnos que nunca82
se abren de mala gana ni lentamente, así como lo hacen aquellas cuyas bisagras carecen deaceite. Siempre están aceitadas, y así se abren fácil y prontamente a los que las tocan. Por estoleéis que el que habita en esta casa, da espontáneamente, ama espontáneamente, y nos hace biende todo corazón. 'Y alegraréme con ellos haciéndoles bien; y los plantaré en esta tierra en verdad,de todo mi corazón y de toda mi alma.' (Jer. 32:41; Rev. 21:6: 22:17). Por tanto, el aceite degracia significado por ese árbol aceitoso, o esos postes de olivo de los cuales pendían estaspuertas, las hacen abrir fácil y alegremente al alma."Cuando Bunyan explica el hecho de que fueron hechas las puertas de madera de haya, ¿quién,excepto él, hubiera dicho: "La haya es también la casa de la cigüeña, esa ave inmunda, así comoCristo es el asilo, y amparo de los pecadores?" Dice el texto: "en las hayas hace su casa lacigüeña;" y Cristo dice a los pecadores que notan su falta de abrigo: "Venid a mí y os harédescansar." El sirve de refugio a los oprimidos, refugio en las tribulaciones. (Deut. 14:18; Lev.11:19; Salmos 104: 17; 74:2-3; Mat. 11:27-28; Heb. 6:17-20). En su "Casa del bosque delLíbano," encuentra más dificultad, pero sale del paso como ningún otro pudiera haberlo hecho.Las tres hileras de pilares, cada una compuesta de quince son para él un enigma muy difícil, y nopuede descifrarlo, pero lo intenta valerosamente, y abandona la tarea sólo cuando todos susesfuerzos fueron infructuosos. El Sr. Bunyan es jefe, cabeza y príncipe de todos los alegoristas, yno debemos seguirle en los profundos lugares de expresión típica y simbólica. El era nadador;nosotros no somos sino vadeadores, y no debemos salir de la esfera de nuestros alcances. Antesde concluir esta lectura quiero daros uno o dos ejemplos del modo de espiritualizar, que mefueron muy conocidos en mi juventud. Nunca podré olvidarme de un sermón predicado por unhombre poco instruido, pero notable, que era mi vecino en el campo. Recibí yo las notas deldiscurso de sus propios labios, y espero que queden como notas, y nunca sirvan otra vez de basepara la predicación de un sermón. El texto fue éste: "El mochuelo, la lechuza y el cuclillo." Osparecerá probablemente que estas palabras no son muy fecundas en pensamientos; así meparecieron a mí, y por tanto le pregunté inocentemente: "¿Y cuáles son las divisiones delsermón?" Me contestó ingeniosamente: "¿Divisiones? tuerce los pescuezos de las aves, y luegotendrás tres divisiones, es decir, el mochuelo, la lechuza y el cuclillo." Se ocupó de enseñar quetodas estas aves eran inmundas según la ley ceremonial, y que eran tipos evidentes de lospecadores inmundos. Los mochuelos eran las personas que robaban a hurtadillas, y aquellas quefalsificaban sus mercaderías, y todas las que engañaban a sus semejantes clandestinamente, sinque se sospechase que eran pícaros. Las lechuzas eran tipos de los borrachos, los cuales estánsiempre despiertos en la noche, mientras en el día apenas pueden caminar sin lastimarse por tenertanto sueño. Agregó que había lechuzas también entre los cristianos profesos. La lechuza parecegrande sólo por las muchas plumas que tiene, pero es muy chica sin ellas: así muchos de los quese llaman cristianos no son más que plumas, y si pudiera quitárseles sus pretensiones arrogantes,se reducirían a muy poco. El cuclillo representaba al Clero de la Iglesia Anglicana, cuyosmiembros siempre al abrir la boca en el culto, proferían la <strong>mis</strong>ma nota, Y por decirlo así, vivíande los huevos de otras aves, exigiendo al pueblo los diezmos y otras contribuciones eclesiásticas.Los cuclillos eran también, si no estoy equivoco, los que insistían en el albedrío, diciendosiempre: "Haz, haz, haz, haz." ¿No es verdad que este sermón era absurdo? Sin embargo,teniendo presente el carácter de su autor, no parecía ni excepcional, ni singular. El <strong>mis</strong>movenerable hermano pronunció otro sermón igualmente peculiar, y mucho más original y útil, ytodos los que le escucharon le recordarán hasta el día de su muerte. El texto era este pasaje: "Elindolente no chamuscará su caza.' Prov. 12:27. El buen anciano reclinándose sobre el púlpito83
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