inmortalizado en su "Dunciad» solía burlarse, entre semana, de los acontecimientos actuales; yde los asuntos teológicos, los domingos. Su fuerte consistía en sus chanzonetas de mal gusto, enlos tonos de su voz y en sus gestos. Un autor satírico dice respecto a él: "¡Cuán fluentesdisparates emanan de su lengua!" Señores, nos hubiera sido mejor no haber nacido, que oír quecon razón se dijera otro tanto respecto de nosotros. So pena de la pérdida de nuestras almas, nosvemos obligados a ocuparnos de las solemnidades de la eternidad, y no de asuntos mundanales.Pero debo advertiros que hay otros métodos, y más atractivos, de edificar con madera y paja, y osconviene que no estéis engañados por ellos. Esta observación es necesaria especialmente, paralos que suelen tener sentencias altisonantes por la elocuencia, y expresiones extranjeras por granprofundidad de pensamientos. Algunos profesores de homilética, por medio de su ejemplo, si node sus preceptos, alientan hinchazón en el estilo retórico y grandes palabras vacías, y por tanto suinfluencia es muy peligrosa para los predicadores jóvenes. Figuraos un discurso comenzando conuna declaración tan asombrosa y estupenda como la siguiente, que por su grandeza natural osimpresionará, del sentido de lo sublime y lo hermoso: "El Hombre es Moral." Bien hubierapodido agregar este hombre de ingenio, "Un gato tiene cuatro pies." habría habido tanta novedaden una como en otra afirmación. Recuerdo un sermón escrito por un hombre que aspiraba a sertenido por profundo, que no dejó de asombrar al lector por sus palabras larguísimas, pero queuna vez sondeadas, significaban esencialmente esto y nada más: el hombre tiene una alma quevivirá en el otro mundo, y por tanto, debe tomar todas las precauciones posible para ocupar unlugar feliz. Nadie puede hacer objeción alguna a tal doctrina, pero no es tan moderna que senecesite una bocanada de trompeta y 'una procesión de frases pulidas para introducirla a laatención pública. El arte de decir cosas ordinarias elegante y pomposamente, congrandilocuencia e hinchazón en el estilo, no se ha perdido entre nosotros. ¡Ojalá que fuera así!Los sermones de esta clase se han presentado como modelos, y sin embargo, son como pequeñosglobos de caucho del tamaño de una pulgada, los cuales se inflan hasta que llegan a ser como losglobos aerostáticos de varios colores que los vendedores ambulantes llevan por las calles yvenden en unos cuantos centavos cada uno para deleitar a los niños, siendo adecuado el símil,siento decirlo, aun más allá; porque en algunos casos estos sermones contienen un poco deveneno con motivo de dárseles color, cosa que algunos hombres poco instruidos, han descubiertoa costa suya. Es infame que subáis a vuestro púlpito y derraméis en la congregación ríos devocablos y cascadas de palabras, en que una mera charla se encuentra en solución, a semejanzade granos infinitesimales de medicina homeopática en un océano de palabrería. Mucho mejorseria dar al pueblo masas de verdad pura sin pulimento alguno como los pedazos de carnerecibidos de un tablajero cortados de cualquier modo, incluyendo los huesos, y aun ensuciadosen las aserraduras, que ofrecerles en un plato de porcelana de China una tajada deliciosa de nada,adornada del perejil de la poesía y sazonada con la salsa de la afectación. Será para vosotros unadicha que seáis guiados por el Espíritu Santo de tal modo que testifiquéis con claridad todas lasdoctrinas que constituyen el Evangelio o pertenecen a él. Ninguna verdad se debe reprimir. Ladoctrina de reserva, tan detestable cuando se promulga por los jesuitas, no pierde nada de suveneno cuando se acepta y enseña por los protestantes. No es verdad que algunas doctrinas sontan sólo para los iniciados: no hay nada en la Biblia que se avergüence de la luz. Las opinionessublimes de la soberanía divina tienen un objeto práctico, y no son, como dicen algunos, merassutilezas metafísicas. Las declaraciones terminantes del Calvinismo pertenecen a la vida diaria, ya la experiencia común, y si creéis en ellas o en otras contrarias, no estáis en el derecho deocultar vuestras creencias. Una reticencia cantada no es ordinariamente sino una mera perfidia56
pusilánime. La mejor política es no ser nunca político, sino proclamar cada átomo de la verdadhasta el grado en que Dios os la haya revelado. La armonía exige que la voz de una doctrina nosobrepuja las otras, y también que las notas más suaves no se omitan a causa de la mayorextensión de otros sonidos. Cada nota designada por el gran director de la orquesta debe hacerseoír, dándole a cada nota su propia fuerza y énfasis; el pasaje marcado "forte" no debe debilitarse,y los que se designan por "piano," no deben ser producidos como si fueran el trueno, sino cadauno debe tener su propia expresión. Vuestro tema debe ser toda la verdad revelada en proporciónarmoniosa.Hermanos, si estáis resueltos a tratar en vuestros sermones de verdades importantes, no debéispararos siempre en los meros bordes de la verdad. Las doctrinas que no son esenciales a lasalvación del alma, ni al cristianismo práctico, no se deben considerar en todos los cultos. Hacedmérito de todos los aspectos bajo los cuales puede considerarse la verdad, en su proporcióndebida respectivamente, porque cualquiera parte de la Biblia es provechosa, y vuestro deber noes tan sólo predicar la verdad sino la verdad entera. No insistáis constantemente sólo en unaverdad. La nariz es muy importante como parte constituyente del rostro humano, pero retratarsólo la nariz de un hombre, no seria un modo satisfactorio de copiar su cara; así una doctrinapuede ser muy interesante, pero darle una importancia exagerada bien puede ser fatal a laarmonía de un ministerio completo. No levantéis las doctrinas de poca importancia a la altura depuntos principales. No pintéis los detalles del fondo del retrato evangélico, con la <strong>mis</strong>ma granbrocha que se usa para pintar los objetos grandes que se encuentran en primer término. Porejemplo, los grandes problemas de sublapsarianismo y supralapsarianismo, las vehementesdiscusiones respecto de la filiación eterna de Jesucristo; la controversia animada concerniente ala doble procedencia del Espíritu Santo, y las opiniones respectivas en cuanto a la venida deCristo, antes o después del Milenio, por importantes que sean en el concepto de algunos,importan muy poco prácticamente a la piadosa viuda y sus siete huérfanos que viven de sutrabajo con la aguja. Ella necesita más bien de oír lo que atañe a la benignidad del Dios de laprovidencia, que de estos <strong>mis</strong>terios profundos. Si le predicáis a ella sobre la fidelidad de Dioscon su pueblo, cobrará ánimo y valor para la lucha de su vida diaria; pero cuestiones difíciles laconfundirán o harán dormir. Y ella es tipo de centenares de los que necesitan de vuestro cuidado.Nuestro gran tema es el Evangelio celestial, las buenas nuevas de <strong>mis</strong>ericordia manifestada porla muerte expiatoria de Jesús, <strong>mis</strong>ericordia para el primero de los pecadores luego que crea enCristo Jesús. Debemos emplear toda nuestra fuerza de juicio, memoria, imaginación y elocuenciaen la predicación del Evangelio, y no hacer uso para este gran trabajo solamente de vuestrospensamientos casuales, a la vez que asuntos muy inferiores monopolizan nuestras meditacionesmás profundas. Estad ciertos de que si empleáramos la inteligencia de Locke o Newton y laelocuencia de Cicerón en el estudio de la sencilla doctrina de ' 4 creed y vivid," no encontraríamosque ninguna fuerza era superflua. Hermanos, primero y antes de todo, predicad las sencillasdoctrinas evangélicas; sean cuales fuesen las otras verdades que presentéis desde el púlpito, nodejéis de ocupaos sin cesar de la doctrina salvadora de Cristo y él crucificado.Conozco a un ministro, la correa de cuyo zapato no soy digno de desatar, cuya predicaciónfrecuentemente apenas es mejor que la pintura de miniaturas sagradas, casi pudiera yo decir, quees frivolidad santa. Es muy afecto a predicar hablando de los diez dedos del pie de la bestia, delos cuatro rostros de los querubines, del sentido místico de los cueros de los tejones, y de lasignificación típica de las varas del arca y de las ventanas del templo de Salomón; pero los57
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DISCURSOS A MIS ESTUDIANTESPLATICA
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mancha sobre el buen nombre que ten
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de modales que en su concepto, les
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preciso que no incurra en el error
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Además, las personas que los tuvie
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como si siendo calvos os comprarais
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ecurrir al libro impreso, de un mod
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Además, por desprovistas que esté
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i"Al principio lo que más me preoc