más fidedigna de todas. No recuerdo a quién le oí hablar en una conversación, de un planadoptado por Matthew Wilks, para examinar a un joven que quería ser <strong>mis</strong>ionero. El designio, sino el asunto de la prueba, se recomienda a mi juicio aunque no a mi gusto. El joven deseaba ir ala India como <strong>mis</strong>ionero, en conexión con la Sociedad Misionera Londinense. El señor Wilks fuedesignado para juzgar de su aptitud para tal puesto. Con este motivo le escribió al jovendiciéndole que fuera a verlo la mañana siguiente a las seis. El hermano vivía a muchas millas deallí, pero estuvo en la casa a las seis en punto. El señor Wilks no entró, sin embargo, en la pieza,sino hasta horas después. El hermano esperó sorprendido de la tardanza, pero con paciencia. Porfin llegó el señor Wilks, y se dirigió al candidato del modo siguiente en el tono gangoso que leera habitual: "¿Conque usted, joven, quiere ser <strong>mis</strong>ionero?"—"Sí, señor."—"¿Ama usted alSeñor Jesucristo?"—"Espero que sí."—"¿Y ha recibido usted alguna educación?"—"Alguna, señor,"—"Bien.Pasemos ahora a examinar a usted. ¿Sabe usted deletrear la palabra gato?" “Eljoven pareció confuso y apenas sabía qué contestación dar a una pregunta tan descabellada. Suánimo vaciló evidentemente entre la indignación y la su<strong>mis</strong>ión, pero dominándose respondió almomento con firmeza: "g, a, ga; t, o, to: gato."—"Muy bien," dijo el señor Wilks, "ahora deletreeusted perro." Nuestro joven mártir titubeó, pero el señor Wilks le dijo del modo más frío: "Oh,no se preocupe usted, no sea tímido; usted deletreó la otra palabra con tanta propiedad, queapostaría a que usted podría deletrear ésta; convengo a que la cosa es dificililla, pero no en tanalto grado que no pueda usted hacerla sin ponerse colorado." El joven Job replicó: "p, e, pe; rr, o,rro: perro."—"Perfectamente. Veo que sabe usted deletrear. Ahora veamos qué tal está usted enaritmética: ¿cuántas son dos veces dos?" No sé como el señor Wilks no recibió dos veces dosmojicones, pero el sufrido joven le dio la respuesta debida, y quedó concluido el acto. El señorMatthew Wilks dijo en la junta del Comité: Yo recomiendo cordialmente a ese joven. Heexaminado debidamente sus certificados y su carácter, y además lo he sujetado a una pruebapersonal de tal naturaleza que pocos la habrían podido soportar. Probé su abnegación, haciéndolelevantarse muy temprano en la mañana; probé su carácter, y probé su humildad. El puededeletrear gato y perro, y sabe decir que dos veces dos son cuatro, de lo cual deduzco que será unexcelente <strong>mis</strong>ionero." Ahora, lo que el anciano caballero se dice que hizo con tan pésimo gusto,podemos nosotros hacerlo con mucha propiedad con nosotros <strong>mis</strong>mos. Debemos probar sipodemos soportar el ser mirados con desdén, el cansancio, la denigración, el escarnio, lostrabajos molestos; y si podemos consentir en ser hechos la basura de cuanto hay, y en ser tratadoscomo estropajo, todo por el amor de Jesucristo. Si podemos sufrir todo esto, tenemos algunos delos puntos que indican la posesión de las raras cualidades que deben hallarse en un verdaderosiervo de nuestro Señor. Tengo dudas serias acerca de si algunos de nosotros, cuando tengamosnuestros buques caminando lejos de la playa, podamos hallarlos tan dignos del mar como loshemos juzgado. Oh, hermanos míos, construidlo de la manera más sólida mientras estáis en esteretiro y trabajad diligentemente en haceros idóneos para vuestra alta vocación. Os veréis sujetosa bastantes pruebas, y ¡ay de vosotros si no andáis cubiertos de pies a cabeza, con una armaduraque pueda resistirlas! Tendréis que correr con la caballería, para que la infantería no os cansemientras estáis en vuestros estudios preliminares. El diablo se halla afuera, y le acompañanmuchos. Probaos a vosotros <strong>mis</strong>mos, y ojalá que el Señor os prepare para el crisol y el horno queseguramente os esperan. Vuestra tribulación no puede en todos respectos ser tan severa como lade Pablo y sus compañeros, pero debéis estar dispuestos a una ordalía semejante. Permitidme queos lea sus palabras memorables, y que os ruegue le pidáis a Dios, mientras las escucháis, que suSanto Espíritu os dé fuerza para cumplir con todo lo que aquí se os presenta: "No dando a nadieningún escándalo, porque el ministerio nuestro no sea vituperado: antes habiéndonos en todas28
cosas como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, enangustias, en azotes, en cárceles, en alborotos, en trabajos, en vigilias, en ayunos, en castidad, enciencia, en longanimidad, en bondad, en Espíritu Santo, en amor no fingido, en palabra deverdad, en potencia de Dios, en armas de justicia a diestro y a siniestro, por honra y por deshonra,por infamia y por buena fama; como engañados, mas hombres de verdad; comoignorados, mas conocidos; como muriendo, mas he aquí vivimos; como castigados, mas nomuertos; como doloridos, mas siempre gozosos; como pobres, enriqueciendo a muchos; como noteniendo nada, mas poseyéndolo todo."***PLATICA IIILa Oración Privada del PredicadorEl predicador se distingue por supuesto sobre todos los demás como hombre de oración. Oracomo un cristiano común, de lo contrario sería un hipócrita. Ora más que los cristianos comunes,de lo contrario estarían incapacitados para el desempeño de la tarea que ha emprendido. "Seríaenteramente monstruoso," dice Bernard, "que un hombre fuese superior en cargo, e inferior enalma; el primero en posición y el último en su manera de vivir." Sobre todas sus otras concernencias,la preeminencia de la responsabilidad del pastor derrama la luz de un halo, y si essincero para con su Señor, se hace distinguir por su espíritu de oración en todas ellas. Comociudadano, tiene en él su país la ventaja de su intercesión; como vecino, todos aquellos a quienessu sombra cobija son recordados en sus oraciones. Ora como marido y como padre; se esfuerzaen hacer de las devociones de su familia, un modelo que presentar a su rebaño; y si el fuegopropio del altar de Dios, tiene que bajar de allí para arder en alguna otra parte, se halla bienatendido en la casa del siervo escogido del Señor, porque él cuida de que tanto el sacrificiomatutino como el vespertino, santifiquen su morada. Pero hay entre sus oraciones, algunasrelacionadas con su cargo, y de éstas nos lleva a hablaros con especialidad, el plan que noshemos propuesto seguir en las presentes pláticas. Ofrece oraciones particulares como ministro yademás aproxima a Dios en este respecto, todo lo referente a sus otras concernencias.Doy por sentado que como ministro siempre está orando. Cada vez que su ánimo vuelva altrabajo que le incumbe, ya sea que esté en él o fuera de él, eleva una petición, enviando sussantos deseos, como saetas bien dirigidas a los cielos. No está siempre en el acto de la oración,pero sí vive en el espíritu de ella. Si su corazón está en el trabajo que le incumbe, no puede elpastor comer o beber, tener asueto, acostarse o levantarse por la mañana, sin sentirconstantemente un fervor de deseo, un peso de ansiedad, y una simplicidad de su dependencia deDios; y de esta manera, en una forma u otra continúa su oración. Si tiene que haber algún hombrebajo el cielo, obligado a cumplir con el precepto de "Orad sin cesar," lo es sin duda el ministrocristiano. Este tiene tentaciones especiales, pruebas particulares, dificultades singulares y deberesnotables; tiene que mantener con Dios relaciones reverentes, y que estar ligado a los hombres pormedio de <strong>mis</strong>teriosos intereses; necesita de consiguiente, mucha más gracia que los hombrescomunes, y como él lo sabe así, se ve obligado a clamar incesantemente pidiéndole fuerza alFuerte, y a decir- "Levantaré <strong>mis</strong> ojos a los montes, de donde viene mi socorro." Aleine escribióuna vez a un amigo querido: "Aun cuando me hallo inclinado a dejar mi puesto, rompiendoviolentamente las cerraduras que me mantienen en él, me parece, sin embargo, que estoy como29
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mancha sobre el buen nombre que ten
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