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Discursos a mis estudiantes - David Cox

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cosas como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, enangustias, en azotes, en cárceles, en alborotos, en trabajos, en vigilias, en ayunos, en castidad, enciencia, en longanimidad, en bondad, en Espíritu Santo, en amor no fingido, en palabra deverdad, en potencia de Dios, en armas de justicia a diestro y a siniestro, por honra y por deshonra,por infamia y por buena fama; como engañados, mas hombres de verdad; comoignorados, mas conocidos; como muriendo, mas he aquí vivimos; como castigados, mas nomuertos; como doloridos, mas siempre gozosos; como pobres, enriqueciendo a muchos; como noteniendo nada, mas poseyéndolo todo."***PLATICA IIILa Oración Privada del PredicadorEl predicador se distingue por supuesto sobre todos los demás como hombre de oración. Oracomo un cristiano común, de lo contrario sería un hipócrita. Ora más que los cristianos comunes,de lo contrario estarían incapacitados para el desempeño de la tarea que ha emprendido. "Seríaenteramente monstruoso," dice Bernard, "que un hombre fuese superior en cargo, e inferior enalma; el primero en posición y el último en su manera de vivir." Sobre todas sus otras concernencias,la preeminencia de la responsabilidad del pastor derrama la luz de un halo, y si essincero para con su Señor, se hace distinguir por su espíritu de oración en todas ellas. Comociudadano, tiene en él su país la ventaja de su intercesión; como vecino, todos aquellos a quienessu sombra cobija son recordados en sus oraciones. Ora como marido y como padre; se esfuerzaen hacer de las devociones de su familia, un modelo que presentar a su rebaño; y si el fuegopropio del altar de Dios, tiene que bajar de allí para arder en alguna otra parte, se halla bienatendido en la casa del siervo escogido del Señor, porque él cuida de que tanto el sacrificiomatutino como el vespertino, santifiquen su morada. Pero hay entre sus oraciones, algunasrelacionadas con su cargo, y de éstas nos lleva a hablaros con especialidad, el plan que noshemos propuesto seguir en las presentes pláticas. Ofrece oraciones particulares como ministro yademás aproxima a Dios en este respecto, todo lo referente a sus otras concernencias.Doy por sentado que como ministro siempre está orando. Cada vez que su ánimo vuelva altrabajo que le incumbe, ya sea que esté en él o fuera de él, eleva una petición, enviando sussantos deseos, como saetas bien dirigidas a los cielos. No está siempre en el acto de la oración,pero sí vive en el espíritu de ella. Si su corazón está en el trabajo que le incumbe, no puede elpastor comer o beber, tener asueto, acostarse o levantarse por la mañana, sin sentirconstantemente un fervor de deseo, un peso de ansiedad, y una simplicidad de su dependencia deDios; y de esta manera, en una forma u otra continúa su oración. Si tiene que haber algún hombrebajo el cielo, obligado a cumplir con el precepto de "Orad sin cesar," lo es sin duda el ministrocristiano. Este tiene tentaciones especiales, pruebas particulares, dificultades singulares y deberesnotables; tiene que mantener con Dios relaciones reverentes, y que estar ligado a los hombres pormedio de <strong>mis</strong>teriosos intereses; necesita de consiguiente, mucha más gracia que los hombrescomunes, y como él lo sabe así, se ve obligado a clamar incesantemente pidiéndole fuerza alFuerte, y a decir- "Levantaré <strong>mis</strong> ojos a los montes, de donde viene mi socorro." Aleine escribióuna vez a un amigo querido: "Aun cuando me hallo inclinado a dejar mi puesto, rompiendoviolentamente las cerraduras que me mantienen en él, me parece, sin embargo, que estoy como29

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