Apenas podremos hacernos cargo de cuántas son las bendiciones que hemos perdido porhabernos mostrado re<strong>mis</strong>os en la oración, y ninguno de nosotros podría calcular cuan pobressomos en comparación de lo rico en gracia que podríamos haber sido si hubiésemos vividohabitualmente más cerca de Dios por medio de la oración. De ninguna utilidad nos serán el vanoarrepentimiento, y aprensiones falsas que tengamos, pero sí nos servirá de gran provecho unasincera determinación de indemnizarnos de lo que hemos perdido, en lo futuro. No sólo debemosorar más, sino estamos estrictamente obligados a ello. Es un hecho innegable que el secreto detodo buen éxito ministerial, estriba en nuestra constancia en acercarnos al trono de laMisericordia.La gloriosa bendición que la oración privada atrae sobre el ministerio, es algo indescriptible einimitable que mejor se entiende que se explica; es un rocío que viene del Señor, una presenciadivina que reconoceréis en el acto cuando os digo que es '•una unción del Santísimo." ¿Y estoqué es? No sé cuánto tiempo tendríamos que devanarnos los sesos antes de expresar por mediode palabras, con la conveniente claridad, lo que se significa con la frase de predicar con unción;con todo; el que predica conoce la presencia de ella; y el que oye advierte pronto su ausencia.Samarla, presa del hambre, tipifica un discurso sin unción; Jerusalén con sus festines hechos deanimales cebados llenos de gordura, puede representar un sermón enriquecido con ella. Todo elmundo sabe lo que es la frescura de la mañana cuando se ostentan multitud de perlas orientalesen cada una de las hojas de las yerbas; pero ¿quién puede describirla, ni mucho menos hacer quese produzca por si <strong>mis</strong>ma? Semejante a este es el <strong>mis</strong>terio de la unción espiritual: nosotros loconocemos, pero no podemos decir a los demás lo que es. Es una cosa tan fácil como necia elcontrahacerla como acostumbran algunos empleando expresiones que llevan por objeto mostrarun ferviente amor, pero que muy a menudo indican un sentimentalismo enfermizo o merajerigonza, tales son: "¡Querido Señor! ¡Dulce Jesús!" etc.-, vertidas por mayor, al grado defastidiar.Estas familiaridades pueden haber sido no sólo tolerables, sino aun hermosas, al ser vertidas porlos labios de un santo de Dios que hablaba, por decirlo así, como salido de la <strong>mis</strong>ma gloria; perocuando se repiten petulantemente, son no sólo intolerables, sino indecentes, si es que noprofanas. Algunos se han esforzado en simular unción, dando a su voz un tono afectado yquejumbroso, volteando en blanco los ojos, y levantando las manos del modo más ridículo. Otroshermanos hay que llaman la inspiración haciendo contorsiones y lanzando gritos, pero no por esoles viene. A algunos hemos conocido también que interrumpen su discurso y exclaman: "Dios osbendiga;" y a otros, por último, que gesticulan grotescamente, y se clavan las uñas en las palmasde las manos como si estuvieran sufriendo convulsiones de celestial ardor. ¡Bah! Todo eso nopasa de ser pura ficción. Tratar de avivar el fervor en el auditorio por el fingimiento de él departe del predicador, es en éste un defecto repugnante que debe ser evitado por todo hombre debien. "Afectar sentimiento," dice Richard Cecil, "es cosa nauseabunda y que pronto se descubre;pero poseerlo realmente es el camino más expedito para llegar al corazón de los demás." Launción es una cosa que no se puede manufacturar, y sus falsificaciones no sirven para nada; contodo, es en sí <strong>mis</strong>ma de un precio inestimable y de todo punto necesario, si es que deseamosedificar a los creyentes y llevar los pecadores a Jesús.Al que en secreto se pone en comunicación con Dios, se le hace poseedor de este secreto: caesobre él el rocío del Señor, y en su torno se esparce el perfume que alegra el corazón. Si la36
unción que usamos no nos viene del Señor de los ejércitos, somos impostores, y puesto que sólopor medio de la oración podemos obtenerla, persistamos sin cesar en súplicas fervientes. Quevuestro vellón permanezca en la era de la oración, hasta que sea mojado con el rocío de loscielos. No vayáis a ministrar en el templo, hasta que os hayáis purificado en el lavacro. Nopenséis en llevar un mensaje de gracia a los demás, antes de haber visto al Dios de la graciavosotros <strong>mis</strong>mos, y de haber recibido la palabra de sus labios.El tiempo empleado en quieta postración del alma ante el Señor, es lo que más vigoriza. <strong>David</strong>"se sentaba ante el Señor;" es una gran cosa asirse de estos sagrados asientos, por ser elentendimiento receptivo como una flor abierta que absorbe los rayos del sol, o como la láminasensitiva fotográfica en que se retrata la imagen que se le pone enfrente. La quietud que algunoshombres no pueden soportar porque revela su pobreza interior, es como un palacio de cedro paralos sabios, porque a lo largo de sus atrios santificados, el rey en su hermosura se digna ir apasear.¡Silencio santo! tú eres con razón Compuerta del más hondo corazón; Dulce fuente de origencelestial, Que si la boca al imponente, hielas, L'alma en cambio, deshielas del mortal.—FlecknoePor inestimable que sea el don de la expresión, puede decirse que el silencio bajo algunosaspectos le es muy superior. ¿Me tenéis acaso por un cuáquero? Hacedlo si queréis. Sigo en estamáxima a Jorge Fox con toda voluntad, porque estoy persuadido de que la mayor parte denosotros nos preocupamos mucho en cuanto a los discursos, que no son después de todo, sino lacorteza del pensamiento. Una quieta contemplación, una adoración silenciosa, un arrobamientomudo, son cosas mías, cuando <strong>mis</strong> joyas más valiosas se ostentan ante mí. Hermanos, no privéisa vuestro corazón de las más puras alegrías que hay en el fondo del mal, por el prurito de hablarentre las conchas quebradas y las agitadas ondas de la playa.Con toda seriedad quisiera recomendaros que cuando os halléis establecidos en el ministerio, osconsagréis de tiempo en tiempo exclusivamente a la devoción. Si vuestras ordinarias oracionesno mantienen en buen estado la frescura y el vigor de vuestras almas, y os sentís flaquear,separaos del bullicio por una semana, o aun por un mes si posible fuere. Tenemos en ocasionesdías de asueto, ¿por qué más a menudo no hemos de tener días de santidad? Sabemos quealgunos de nuestros hermanos más ricos se proporcionan tiempo para emprender un viaje aJerusalén, ¿no podríamos nosotros economizar alguno para emprender otro menos difícil ymucho más provechoso a la ciudad celestial? Isaac Ambrose que en un tiempo fue pastor enPreston, y que escribió el famoso libro titulado "Mirando a Jesús," acostumbraba retirarse a lasoledad un mes al año, encerrándose en una choza en un bosque de Garstand. No hay queadmirarse de que haya sido un teólogo tan esclarecido, puesto que podía pasar con regularidadtiempo tan largo en el monte en comunión con el Señor. Veo que los católicos tienen lacostumbre de disponer lo que ellos llaman "retiros o ejercicios" a donde cierto número de sacerdotesse retiran por algún tiempo con el fin de permanecer en perfecta quietud, no empleandotodas sus horas sino en la práctica de la abstinencia y de la oración, para inflamar de ese modosus almas de santo ardor. Podemos tomar esta lección de nuestros adversarios. Sería magníficoque de vez en cuando se reuniesen algunos hermanos verdaderamente espirituales a efecto depasar uno o dos días en oración fervorosa. Los pastores solos gozarían de mucha mayor libertad37
- Page 1 and 2: DISCURSOS A MIS ESTUDIANTESPLATICA
- Page 3 and 4: colegio de los mismos, ha sido viva
- Page 5 and 6: te curaste a ti mismo? Tú que pret
- Page 7 and 8: crezcan;" esto que con frecuencia s
- Page 9 and 10: enemigo os mira con especial atenci
- Page 11 and 12: Aarón, no deben estar santificadas
- Page 13 and 14: que debemos huir a todo trance. Est
- Page 15 and 16: ellos con mis palabras." Ezeq. 3:1-
- Page 17 and 18: hambre infinita e insaciable por la
- Page 19 and 20: conocer lleno de sentimiento, dejan
- Page 21 and 22: una congregación numerosa, y las b
- Page 23 and 24: llamamiento de esta naturaleza, si
- Page 25 and 26: De la propia manera, a los que no p
- Page 27 and 28: haber leído toda clase de literatu
- Page 29 and 30: cosas como ministros de Dios, en mu
- Page 31 and 32: en el papel más que las palabras "
- Page 33 and 34: descanso para nuestro espíritu, si
- Page 35: a decir que ora tanto como debe, en
- Page 39 and 40: ***PLATICA IVNuestra Oración Públ
- Page 41 and 42: disponemos a la práctica de nuestr
- Page 44 and 45: toda cortesía, pero con igual firm
- Page 46 and 47: si se quiere, con importunidad." Un
- Page 48 and 49: menos poco expresivo, puesto que no
- Page 50 and 51: "Vosotros que creéis tan firmement
- Page 52 and 53: Por último, os digo esto en confia
- Page 54 and 55: sus razones son como dos granos de
- Page 56 and 57: inmortalizado en su "Dunciad» sol
- Page 58 and 59: pecados de los hombres de negocios,
- Page 60 and 61: pueden escogerse, pero el órgano y
- Page 62 and 63: inspirada que pueda serle más úti
- Page 64 and 65: triste de los pacientes seglares qu
- Page 66 and 67: cualquier caso, un ejercicio provec
- Page 68 and 69: No es sino un chapucero el que al p
- Page 70 and 71: empeño, pero el otro texto rehusó
- Page 72 and 73: Juan Foster sobre el deber de aprov
- Page 74 and 75: consiste en la conformidad de su al
- Page 76 and 77: El primer canon que se debe observa
- Page 78 and 79: oyentes, y humillan al ministro. No
- Page 80 and 81: Cuando el apóstol San Pablo encuen
- Page 82 and 83: menospreciado de lograr la salvaci
- Page 84 and 85: dijo: "Luego, hermanos míos, él e
- Page 86 and 87:
disonante de todas. Tan sólo la gr
- Page 88 and 89:
oportunos, pero yo nunca he podido
- Page 90 and 91:
personas, sacad todos los registros
- Page 92 and 93:
concebirse, que el zumbido constant
- Page 94 and 95:
estar equivoco. Señores el predica
- Page 96 and 97:
posturas graciosas y a propósito a
- Page 98 and 99:
una copa de vinagre fuerte mezclado
- Page 100 and 101:
hacer desviar los pensamientos de v
- Page 102 and 103:
costumbre de dividir mis sermones e
- Page 104 and 105:
interesan, y les pide su atención.
- Page 106 and 107:
Si necesitarais de otra cosa para c
- Page 108 and 109:
aquel despierta luego y exclama: ¿
- Page 110 and 111:
excelencias, apenas ha podido sobre
- Page 112 and 113:
fastidiosa es la de atender a uno d
- Page 114 and 115:
abundantes. Trabajad afanosamente e
- Page 116 and 117:
Sin titubear yo en lo más mínimo,
- Page 118 and 119:
para un nominativo, o un acusativo
- Page 120 and 121:
sabríais qué hacer. Vuestras alte
- Page 122 and 123:
Además la mayor parte de nosotros
- Page 124 and 125:
soledades. Los hombres de Dios que
- Page 126 and 127:
tercer cielo y allí escuchar cosas
- Page 128 and 129:
mancha sobre el buen nombre que ten
- Page 130 and 131:
probar en si mismos cuán Inútil e
- Page 132 and 133:
de modales que en su concepto, les
- Page 134 and 135:
Muy conveniente sería que de nuevo
- Page 136 and 137:
Nosotros también somos hombres de
- Page 138 and 139:
preciso que no incurra en el error
- Page 140 and 141:
Además, las personas que los tuvie
- Page 142 and 143:
como si siendo calvos os comprarais
- Page 144 and 145:
ecurrir al libro impreso, de un mod
- Page 146 and 147:
Además, por desprovistas que esté
- Page 148:
i"Al principio lo que más me preoc