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LENGUA CASTELLANA

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184 GRAMÁTICA <strong>CASTELLANA</strong><br />

connaturalizados con la lengua distinguimos sin dificultad la distinta<br />

función que «1 nombre desempeña en estos casos, no así el extranjero<br />

que la haya de aprender en los textos; y como hasta nosotros<br />

mismos nos vemos en la precisión de emplear una nomenclatura<br />

gramatical que en la enseñanza del idioma nos sirva para distinguir<br />

los distintos oficios que el nombre desempeña en la oración, creemos<br />

conveniente y hasta necesario conservar la tradicional nomenclatura<br />

de los casos y su distinción.<br />

215. Los casos, en latín, son seis : nominativo, vocativo, genitivo,<br />

acusativo, dativo y ablativo.<br />

a) Nominativo. — Diremos que está en nominativo el nombre<br />

que desempeña en la oración el oñcio de sujeto o de predicado<br />

nominal, y también los adjetivos, artículos y nombres en aposición<br />

que se refieran al sujeto o al predicado nominal; v. gr.: Juan es bondadoso;<br />

Juan, mi amigo, es bondadoso; el simpático Juan es bondadoso;<br />

y-uan es pintor; Juan es un btien pintor. En estos ejemplos, los<br />

nombres Juan, mi, amigo, bondadoso, simpático, pintor, un y buen<br />

están en nominativo. Este caso nunca lleva preposición (i).<br />

b) Vocativo. — Si digo Juan corre, el nombre jfuan está en nominativo;<br />

pero si pronuncio estas mismas palabras con distinta entonación,<br />

o las escribo en esta otra forma: ¡Juan, corre!, el nombre Juan<br />

ya no es el sujeto del verbo corre, ni éste se halla en la misma persona<br />

y modo que en el caso anterior. El juicio que allí expreso en<br />

forma aseverativa, lo enuncio aquf imperativamente: me dirijo a^ÍÚ!«<br />

exhortándole a que corra. Juan está aquí en vocativo, y el verbo<br />

correr en imperativo. Diremos, pues, que está en vocativo el nombre<br />

de la persona o cosa personificada a la que dirigimos la palabra<br />

en tono de súplica, mandato o invocación. Este caso no forma<br />

parte de la oración ni como sujeto ni como complemento, y por eso<br />

se coloca siempre entre comas si va en medio de la frase, y con una<br />

coma después de él si va al principio. No lleva tampoco preposición,<br />

pero suele ir a veces precedido de la interjección ¡ah! u ¡oh!;<br />

V. gr.: Vdlame Dios, y ¡qué de necedades vas, SANCHO, ensartando:<br />

(Quijote, I, 25). ¡AH LADRÓN GINESILLO!, deja mi prenda (Ibid., I, 30).<br />

¡Oh Mario ambicioso! ¡Oh Catilina cruel! (Ibid., I, 27).<br />

c) Genitivo. — La locución vino de Jerez puede tener dos significaciones<br />

: o bien se indica con ella que el sujeto de quien hablamos<br />

llegó de la ciudad denominada Jerez, o que tratamos del líquido<br />

espiritoso que se cría o elabora en la dicha ciudad. En el primer<br />

caso indicamos la procedencia, el punto de partida de la acción det<br />

ÍT) VéansCj no obstante, núms. 195, c, 6.°; 319, b. y 533.

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