ABRIR II PARTE. CAPÍTULO V. - Universidad Complutense de Madrid

5. La Geografía, entre el Humanismo y el dominio del mundo.
Ligada de manera muy directa con las disciplinas anteriores, la geografía ocupó un
lugar en las lecturas del príncipe Felipe durante estos años. Destinado a gobernar sobre gran
parte del globo terráqueo, sus preceptores dieron cierta importancia al estudio de esta disci-
plina. Aunque Silíceo había prestado una gran atención en instruir al Príncipe en la astrolo-
gía y la naútica, con el concurso del astrónomo benedictino fray Rodrigo de Corcuera, no
ocurrió lo mismo con la geografía, si atendemos al hecho de que el único libro cercano a
esta materia que se compró para el Príncipe fue la relación de Mandaville, una obra de
lectura curiosa, muchas veces teñida de fantasías antropológicas y geográficas, pero insufi-
ciente. Con la entrada de Calvete a la escuela principesca esta situación varió, incluyéndose
la Geografía en el plan de estudios. Erasmo recomienda su estudio, para un mejor conoci-
miento de la literatura antigua, y juzga, en particular, como beneficiosa la lectura de
Pomponio Mela, Tolomeo, Estrabón y Plinio169. Venegas del Busto aconsejaba que, entre
las obras de Cosmografía, los estudiantes de latín leyeran el “Pomponio Mella tableado por
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Ptolomaeo” , y Monzón recomendaba a los príncipes “que se den a saber la
cosmographia”, o geografía, amparándose en los ejemplos históricos de monarcas o genera-
les, quienes, por no conocer el país que invadían, fueron derrotados171. De la afición a la
geografía encontramos numerosos testimonios en Calvete, Honorato Juan y Sepúlveda, el
primero por su descripción geográfica del viaje realizado por el Príncipe a través del norte
de Italia, el suroeste de Alemania y los Países Bajos, los otros dos por su meticuloso afán
por reconstruir la geografía de la AntigUedad, a través de la corrección de las obras antiguas
y del estudio de las inscripciones epigráficas.
169.Aconseja a Pedro Viterio: “Hay que poseer la cosmografía, que tiene su uso y utilidad no
solamente en la Historia, sino también en la poesía. De ella escribió un esquema brevísimo
Pomponio Mela; con abundantísimo saber la trató Tolomeo y Plinio con una sagacisima exactitud.
Aún hace más Estrabón. Su parte más meritoria es haber observado qué nombres de
montes, de ríos, de regiones, de ciudades, el vulgo admitió, y que correspondencia guardan
con los antiguos”. (ERASMO. Plan de estudios. Op. cit., p. 448).
170.VENEGAS. Tratactado de Orthographia. Op. cit., fol. Ciiiv0.
171 .MONZON. Espejo del principe chrisuiano. Op. cd., fol. CLVIv”.
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