ABRIR II PARTE. CAPÍTULO V. - Universidad Complutense de Madrid

nuncio Poggio, y para quien -según cuenta Hernán Núñez de Guzmán-, hizo dos copias de
un códice griego de Dionisio Casio Cocceyano, que le había prestado el obispo de
Coria 124
En definitiva, la librería rica de Felipe II se presenta como un ejemplo muy desta-
cado de biblioteca humanÑtica en la España del Quinientos, ofreciéndonos un retrato de su
poseedor que poco tiene que ver con la imagen tosca, tradicionalmente atribuida al monar-
ca. Esta biblioteca constituye un conjunto librario de especial interés. Creada no sólo bajo
unas ideas pedagógicas y humanísticas muy concretas, sino también en un determinado
período en el que todavía existía en España un cierto aire de libertad intelectual, no ha de
sorprender que la mayoría de los libros del prúicipe Felipe adquiridos durante esta época
estuvieran impresos en el extranjero, o que muchos de los autores seleccionados fueran de
una ortodoxia considerada más tarde como dudosa. Cada uno de estos libros representa un
pedazo, un resto impreso y encuadernado, de una época que todavía no había sido asfixiada
por las circunstancias político-religiosas que llevaron al Indice de Cano y Valdés en 1559.
Libros que, por otra parte, debemos situar en el contexto del ambiente humanístico existen-
te en la corte de Valladolid entre 1545 y 1548, contexto que tuvo su correlato un año más
tarde en el “Felicísimo viaje” del joven Felipe por parte de Europa.
124.BELTRAN DE HEREDIA. Cartulario. Op. cit. III, p. 520. Núñez a Zurita. Salamanca,
21-abr-¿1548?
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