ABRIR II PARTE. CAPÍTULO V. - Universidad Complutense de Madrid

aficionado que conocedor a fondo de la literatura, aunque se cree estudioso y el primero de
los literatos” 155, eco quizás de alguna disputa literaria entre ambos, recordada por Vives.
Durante la década de los treinta Honorato pudo participar del renovado movimiento
humanístico que se desarrolló en Valencia, encabezado por Miguel Jerónimo Ledesma,
catedrático de griego, y al que no fue ajeno el mecenazgo intelectual de doña Mencia de
Mendoza. En 1531 se reestableció la cátedra de Lorenzo Valía, en la de oratoria se sucedie-
ron el ciceroniano Lorenzo Valentí (1533) y el erasmista Francisco Dedo (1535), y la
Universidad sufragaba la representación de comedias de Plauto y de Terencio, e incluso de
una basada en los Colloquia de Erasmo, para edificación de los alumnos156. Luis Zapata le
recuerda, junto con Bernabé del Busto y Calvete de Estrella, entre los hombres doctos que
había en España hacia el año 1535157 En Valencia nuestro humanista se dedicó a enrique-
cer su biblioteca, de la que parte pasada después a ser adquirida por Felipe II para engrosar
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los fondos de el Escorial . También recogió gran número de inscripciones antiguas por
el suelo español, desde Tarragona hasta Monforte (Portugal), quizá siguiendo a la corte
itinerante del emperador159. En 1537 Carlos V le concedió el título de gentilhombre, o al
menos así se deduce de que en 1557 adujera sus veinte años “de servicio contino” en la
155.Ibídem, pp. 92-100. Vives enmascara su nombre con el de Lucio Orbilio Pupillo (114-14
a.C., gramático que enseñí en Benevento y Roma, maestro de Horacio, quien en sus Epístolas
II, 1, 70.71, le llama “plagosus”, por su costumbre de pegar a los alumnos.
156.FELIPO ORTS, Amparo. La Universidad de Valencia durante el siglo XVL Op. ci:, p. 71.
157.’ Ni a ti Honorato luan dexo en oluido, ¡ Cavallero doctissimo en nuestra era, 1”.
ZAPATA. Carlo Famoso. Op. ci:, fol. 205r.
158.AGS. CSR. Leg. 258, fol. 253r-v. Adquirida parte de su biblioteca por Jerónimo de Zurita,
ésta pasé después al Conde Duque de Olivares, cuya magnífica librería pasó a El Escorial más
tarde. Esto explica la existencia de libros y manuscritos de Honorato Juan en la Laurentina que
no fueron seleccionados por Felipe íí, ni regalados por Honorato al príncipe don Carlos.
159 .¡nscripciones de memorias romanas y españolas antiguas y modernas recogidas de varios
autores y en panicular de Geronimo Qurda aragonés. Florián de Ocampo. Honorato Juan
maestro que fue del principe D. Carlos, fue natural de Valencia de quien son las pnmeras
inscripciones, licenciado Martín Velasco Pérez (Etc.)”. BNM. Ms. 3610. Las inscripciones
recopiladas por Honorato (ff. 10-28v, 33v, 37v) parecen ser de su propio mano. El manuscrito
fue propiedad de Zurita, a quien Honorato enviaría esta lista de inscripciones. A la muerte del
cronista aragonés, pasaron a manos del Doctor Moreno, y de éste al Deán Felipe Pui. Ya en el
siglo XVII, el Conde de Guimerá las reencuadernó y restauré. Vid mfra pp5t4sobre la educación
arqueológica de Felipe II.
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