ABRIR II PARTE. CAPÍTULO V. - Universidad Complutense de Madrid

la época. Autores clásicos, Santos Padres, humanistas, en ediciones latinas o griegas, e
incluso en hebreo y en italiano, y todas las disciplinas, teología, filosofía, matemáticas,
astrología, poesía, retórica, gramática, etc., presentaban la biblioteca del príncipe Felipe
como un verdadero compendio de la cultura renacentista. El número aproximado de libros
que para estas fechas podía haber llegado a reunir Felipe II se puede calcular en unos mil
cuatrocientos. Para hacemos una idea de lo que esto significaba en el mundo de las bibliote-
cas de la época, digamos que la Biblioteca Imperial de Carlos Y, que reunía los libros de
éste, junto con los heredados de Margarita de York, Maximiliano 1, Margarita de Austria y
Felipe el Hermoso, no sobrepasaba -según un Inventario realizado en 1536-, los seiscientos
y cincuenta y tres libros, en general manuscritos ~ Se había tardado más de un siglo en
reunirlos. En España, una biblioteca pública de la importancia y de la fama de la de la
Universidad de Alcalá de Henares, hacia la década de los cuarenta, tras treinta años desde
la refundación cisneriana, apenas sobrepasaba los mil volúmenes> >4. En época de los Reyes
Católicos, la biblioteca real contenía poco más de doscientos libros115. Como propietario
privado, el único noble que podía emular, o quizá incluso sobrepasar, a la biblioteca del
príncipe Felipe, era otra persona de sangre real: el Duque de Calabria, don Hernando de
Aragón, heredero de parte de la magna librería que Alfonso V había reunido en Nápoles un
siglo atrás, y que él había ampliado en su Corte virreinal de Valencia con gran número de
impresos y con una cuidada selección de códices iluminados en Italia. Sólo la gran bibliote-
ca que en Sevilla había reunido don Hernando Colón, con cerca de seis mil ejemplares,
superaba a la librería del Príncipe.
De este modo, comprobamos cómo Felipe II, en unos pocos años constituyó una de
las librerías privadas más importantes de la ¿poca. Y desde luego, la primera gran bibliote-
ca real desde aquella que reuniera Alfonso de Aragón en Nápoles. Fuera de España, ni
siquiera María de Hungría, cuya biblioteca se cifra como una de las más grandes de la
113 .Le Palais de Bruxelles. Huir siecles d ‘arr er d ‘Hisroire. (Bruselas, 1991). Catálogo, p. 193.
114. Vid URRIZA, J. SI. La preclara facultad de Artes y Filosofía de la Universidad de Alcalá
de Henares en el Siglo de Oro. 1509 - 1621), Madrid, 1942, pp. 60-61.
115.DOMINGUEZ CASAS, R. Arte y edquera de los Reyes Católicos. Artistas, residencias,
jardines y bosques. Madrid, 1993, p. 133.
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