ABRIR II PARTE. CAPÍTULO V. - Universidad Complutense de Madrid

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ió una nueva edición de esta obra, pues entre los libros de Felipe II entregados en 1567 al Escorial se registra una “E.xercitatio de Luis Vives, en un cuerpo “, en latín y en 80, en cuyas tapas lucía las típicas armas reales157 de los libros comprados y encuadernados en Salamanca. Como su compra no figura en ninguna de las otras libranzas, cabe suponer que fue adquirida en 1543. Hoy ya no se conserva en la biblioteca del Real Monasterio. Pero el pasaje de Vives recordado por Calvete en su Felicisimo viaje nos remite a una época ante- 158 rior, en la que don Felipe y sus preceptores leían los diálogos de aquel Sin duda, Calvete empleó la Exercitatio de Vives, para que Felipe se iniciara en la lectura de sus ricos diálogos. Pero conociendo el erasmismo del nuevo preceptor, una cues- tión clave a resolver es si Calvete leyó los coloquios de Erasmo, antes o después de su prohibición en 1536, y si se atrevió a dárselos a leer también a Felipe de manera subrepti- cia. Sí consideraba que podía leer la Moña y había manifestado escasa prevención hacia obras o autores sospechosos de herejía, ¿por qué iba a ser menos diligente con sus Collo- quia? En Portugal, unos años más tarde, Fernández dedicaba al príncipe Juan de Aviz una edición de los coloquios erasmianos. Esta hipótesis podría quedar avalada al comprobar que entre los libros prohibidos que estaban en la biblioteca de Felipe II en 1574, a cargo de Juan de Serojas, figuraba un “Epitome de los colloquios de erasmo por enquadernar”, en latín y en octavo159. Si bien no está demostrado que esta obra hubiera sido adquirida por Calvete, ni hay explicación sobre su carencia de tapas (a no ser, que hubiera sido desencuadernado de otro libro regio, debido a su contenido herético), nos inclinamos a considerar que pertene- cié a don Felipe, siendo príncipe. Su contenido pedagógico así nos lo hace aventurar. Quizá Calvete no se atrevió a comprar los Colloquia, prohibidos, pero si este Epitome, recopila- ción de diálogos de Ovidio, Melanchton y Hermanus Buschius, cuya primera edición, en 157.ANTOLIN. “La librería de Felipe II”. Op. cii. 116, p. 487. 158.” TORDO.- Veréis. Cierta mendiga, cargada de hijos, pedía limosna a esta condesa. Ella, al verla con tantos hijos, la despidió con insultos, llamándola ramera, pues decía que era imposible tener tantos hijos de un solo hombre. La mendiga inocente pidió a Dios que -pues sabía que era casta y pura- diera a la condesa de su marido, y de un único parto, tantos hijos como días tiene el año. Y así sucedió. Y esa descendencia numerosa aparece todavía en cierta ciudad de aquella isla”. (VIVES. Diálogos sobre la educación. Op. cit, pp. 65-66). 159.Catálogo de los libros de Su Mag. Op. cit., fol. 313v. 466
l5371~, era posterior a dicha censura. En realidad, y como señala Bataillon, esta obra no figuró en los indices españoles hasta el de Toledo, dc 1551161 Esta selección de lecturas, sin embargo, no sería compartida (al menos con tanto entusiasmo) por los otros preceptores del príncipe, Honorato Juan y Juan Ginés de Sepúlveda, ambos ciceronianos162. En el primero, se trataría tan sólo de una cuestión de estilo, habida cuenta de su erasmismo lovaniense, una opción por un estilo ciceroniano de latinidad. Sin embargo, en el cronista cordobés la opción por Cicerón iba acompañada de una postura crítica contra Erasmo a este respecto, expresada de antiguo en la Antapologia. Concepto que no cambió con los años. Su carta a Sebastián de León, el 1 de abril de 1546, es una declaración expresa de ciceronianismo. El preceptor de Felipe II prefería equivocarse con Cicerón y Quintiliano, que tener razón con los modernos163. De Sepúlveda escribe Rivero García: “ se trata de un latín de base ciceroniana pero abierto -por imperativos de comunicación, por voluntad propia o ignorancia sobre su origen- a nuevas formas linguísti- cas~~íM. En consecuencia, no ha de sorprender que su entrada en la escuela palatina en 1542 coincida con la compra de un gran número de obras de Cicerón: sus Orationes en tres volúmenes, su Opera reihorica, sus Epistollae familiares, trayectoria que en 1543 se completó con la adquisición de las obras de Christophe de Longueil165, el gran represen- 160.Epitome Colloqviorvm Erasmicorum, continens in se communiores quotidiani sermoinis formulas, iam primam iii puerorum vsum congestumn & aedizwn. (Amberes, Jean Steelsio, 1537. In 89. Una reed. en 1544, también in 80. 161.BATAILLON. Erasmo y España. Op. ch., p. 502, n. 6. 162.Sobre el ciceronianismo en España, vid. NUÑEZ, J. M. Cicerón en el Renacimiento español. Tesis inédita, Valladolid, 1982; NUNEZ, J. M. “Ciceronianismo y latín renacentista”. Minerva. 5 (1991), pp. 229-257. 163.C~fra CARRERA DE LA RED. El . Op. cit., pp. 102— 103. 164.RIVERO GARCíA, Luis. “Aspectos de la latinidad de Juan Ginés de Sepúlveda”. En Actas del Congreso Internacional. y Centenario del nacimiento del Dr Juan Ginés de Sepúlveda. Celebrado en Pozoblanco, del 13 al 16 de febrero de 1991). (Córdoba, Ayuntamiento de Pozoblanco, 1993), pp. 185-195. 165 .Chrisrophori Langolii Lvcvbrationes. Orationes lIÉ Epistolarum libri 1111? Mis appensvs. Epistolarum Pet. Bembi, & ¡c.c. Sadoled liber L Vnñ cvm Vita eiusdem Longol¡j ab ipsivs amicissimo quodam exarata. (Lyon, Sebastián Gripho, 1542). In 80. RBME. 82-IV-20, no 1. 467
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Una vez llegado a Barcelona y recib
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Dentro de este grupo de erasmistas
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2. El ámbito español. La privanza
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castellano”, que aparece al final
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La definición de la Odisea como le
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ABRIR II PARTE. CAPÍTULO V. - Universidad Complutense de Madrid

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