RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
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Capítulo 22<br />
A Annette le dolía todo el cuerpo. Se irguió un poco con lentitud hasta<br />
lograr sentarse, sintiéndose enferma por <strong>los</strong> cientos <strong>de</strong> dolores y pinchazos que<br />
le recorrían el cuerpo y que reclamaban su atención. Su cuello y su estómago<br />
eran una sinfonía <strong>de</strong> dolor, se había torcido la muñeca <strong>de</strong>recha y sentía cómo<br />
las rodillas se le iban hinchando a cada segundo que pasaba. Sin embargo, el<br />
dolor que era una pura agonía se localizaba en el costado <strong>de</strong>recho. Estaba<br />
segura <strong>de</strong> que se había roto una o dos costillas o, al menos, se las había<br />
astillado.<br />
Horrible mujer...<br />
Annette se reclinó un poco hacia atrás, apoyando su dolorido cuello en su<br />
mano sana, pero lo único que vio arriba fue metal y sombra. Al parecer, Ada<br />
Wong, la zorra <strong>de</strong> Umbrella, había salido corriendo. Había pretendido<br />
engañarla diciendo que no sabía <strong>de</strong> qué iba todo aquello, pero a ella no le<br />
tomaba el pelo. Annette Birkin no es ninguna estúpida, pensó. Probablemente la<br />
espía ya estaba <strong>de</strong> camino hacia el laboratorio o quizá corría para llegar hasta<br />
ella, ansiosa por rematar su trabajo.<br />
Umbrella, Umbrella es la culpable <strong>de</strong> todo esto...<br />
Annette logró ponerse en pie con un tremendo esfuerzo, utilizando la<br />
rabia para sobreponerse al dolor. Tenía que salir <strong>de</strong> allí, tenía que llegar al<br />
laboratorio antes <strong>de</strong> que lo hicieran... ¡pero le dolía tanto! <strong>La</strong> sensación <strong>de</strong> tener<br />
un cuchillo clavado en el estómago era atroz, como si le estuviera aserrando las<br />
entrañas, y el laboratorio parecía estar a un millón <strong>de</strong> kilómetros...<br />
No puedo permitir que le roben su trabajo...<br />
Se tambaleó hacia la puerta <strong>de</strong> la cavernosa estancia, con un brazo<br />
comprimiéndose el pecho, don<strong>de</strong> también notaba una sensación ardiente... y se<br />
<strong>de</strong>tuvo. Inclinó la cabeza hacia un lado para oír mejor.<br />
Disparos. Su eco llegó a través <strong>de</strong>l aire frío, proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l verte<strong>de</strong>ro<br />
adyacente... y un segundo <strong>de</strong>spués, un siseo po<strong>de</strong>roso, más disparos, un<br />
tremendo chapoteo...<br />
Annette sonrió, aunque su sonrisa no tenía nada <strong>de</strong> alegre. Después <strong>de</strong><br />
todo, ella podría llegar antes al laboratorio. El puente. Baja el puente para que no<br />
pueda escapar. Cansada y dolorida, Annette caminó tambaleándose hasta <strong>los</strong><br />
controles hidráulicos y activó el <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong>l puente. El po<strong>de</strong>roso zumbido <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> motores <strong>de</strong>l puente ahogó <strong>los</strong> sonidos <strong>de</strong> cualquiera que fuese el<br />
enfrentamiento que se estuviese produciendo. <strong>La</strong> enorme plataforma bajó<br />
dando vueltas sobre sí misma y se acopló en su lugar con un gran chasquido<br />
metálico.<br />
Annette se alejó <strong>de</strong> la pared con un empujón y se <strong>de</strong>jó caer sobre la consola<br />
que había al lado <strong>de</strong> la puerta. Encontró <strong>los</strong> botones que ponían en marcha el<br />
gran ventilador y <strong>los</strong> apretó, todo ello sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> sonreír. El zumbido agudo <strong>de</strong><br />
la puesta en marcha fue sustituido en poco tiempo por un rugido bronco. Ada