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RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio

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León se dio la vuelta y echó a correr cuando el monstruo comenzó a andar<br />

hacia él. Cada uno <strong>de</strong> sus po<strong>de</strong>rosos pasos resonó en la estancia mientras el eco<br />

<strong>de</strong> su terrible aullido todavía se multiplicaba en las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l lugar.<br />

¡Piensa!<br />

<strong>La</strong> po<strong>de</strong>rosa escopeta no había sido suficiente. Tenía que acertarle en<br />

algún punto vulnerable...<br />

Los ojos... Utiliza la Magnum.<br />

León había llegado <strong>de</strong> nuevo a la puerta. Se giró y disparó, apuntando su<br />

arma al rostro <strong>de</strong> la criatura...<br />

Pero el rostro estaba cambiando <strong>de</strong> nuevo. <strong>La</strong> mandíbula estaba bajando<br />

mientras gritaba. Unos gran<strong>de</strong>s colmil<strong>los</strong> o garras salieron <strong>de</strong> lo que quedaba <strong>de</strong><br />

su boca, <strong>de</strong> la parte superior <strong>de</strong> su palpitante pecho... y León vio, mientras la<br />

criatura rugía <strong>de</strong> nuevo con su boca mutante, que le estaban saliendo otros dos<br />

brazos <strong>de</strong> sus costados. <strong>La</strong>s extremida<strong>de</strong>s se colocaron en su sitio, y <strong>los</strong> codos se<br />

doblaron mientras <strong>de</strong> la punta <strong>de</strong> cada brazo comenzaban a salir unos gruesos<br />

gusanos que se convirtieron en unos <strong>de</strong>dos acabados en garras. ¡Bam! ¡Bam!<br />

¡BAM!<br />

Los disparos fueron muy seguidos y atravesaron con facilidad la tirante<br />

piel encima <strong>de</strong>l ojo izquierdo. El monstruo rugió otra vez, pero en esta ocasión<br />

<strong>de</strong> dolor, y León vio saltar unos cuantos trozos <strong>de</strong> hueso y un fluido púrpura<br />

con consistencia <strong>de</strong> pus, mientras un pequeño chorro <strong>de</strong> sangre negra le bajaba<br />

hasta tapar la pupila amarilla <strong>de</strong> su ojo.<br />

El ser sacudió la cabeza a un lado y a otro, arrojando más líquido<br />

alre<strong>de</strong>dor, agachándose sobre sus enormes piernas como si se tratase <strong>de</strong> una<br />

gigantesca rana mutante... y saltó al aire, hacia arriba y a la <strong>de</strong>recha. Aterrizó en<br />

una <strong>de</strong> las estanterías <strong>de</strong> más <strong>de</strong> dos metros con un gruñido animal. Mierda.<br />

¿Cómo hará eso?<br />

No podía verle <strong>los</strong> ojos. De hecho, no pudo ver nada más que la espalda<br />

mientras la criatura comenzó a bajar... mientras cambiaba <strong>de</strong> nuevo. De eso no<br />

cabía duda: percibió <strong>los</strong> húmedos chasquidos óseos antes incluso <strong>de</strong> ver las<br />

puntas <strong>de</strong> las espinas que le salieron encima <strong>de</strong> la columna dorsal <strong>de</strong> su carne<br />

púrpura.<br />

No quería ver en lo que se estaba convirtiendo, pero el ascensor todavía no<br />

había llegado, y le quedaban dos malditos minutos.<br />

León sacó otro cargador y lo introdujo con una palmada y un chasquido, y<br />

luego disparó contra lo que podía ver: una forma con seis patas, una silueta que<br />

ya había perdido todo parecido con un ser humano.<br />

El proyectil atravesó uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> muscu<strong>los</strong>os hombros, y la criatura saltó.<br />

Cayó al suelo como si se tratase <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> bestia salvaje y arácnida y<br />

aterrizó a pocos metros <strong>de</strong> don<strong>de</strong> él estaba. Su pecho se había convertido en una<br />

pared <strong>de</strong> dientes extraños, <strong>de</strong> pinchos, que se abría y se cerraba al son <strong>de</strong> sus<br />

ja<strong>de</strong>os... y en ese momento gritó <strong>de</strong> nuevo. Era un sonido <strong>de</strong>moníaco,<br />

completamente diferente a cualquier otra cosa que hubiera oído antes. Parecían<br />

<strong>los</strong> gritos moribundos <strong>de</strong> un millar <strong>de</strong> almas con<strong>de</strong>nadas al infierno.<br />

León disparó dos veces contra el puñado <strong>de</strong> dientes y retrocedió y, por fin,<br />

bajo el ensor<strong>de</strong>cedor ulular <strong>de</strong> las sirenas, oyó el campanilleo que anunciaba la<br />

llegada <strong>de</strong>l ascensor.

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