RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
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estaba metida en problemas en el verte<strong>de</strong>ro, y Annette no iba a permitir que<br />
saliera trepando por la escalera. Con el puente bajado y el conducto <strong>de</strong><br />
ventilación bloqueado, la señorita Wong tendría que abrirse paso a tiros.<br />
Espero que te hayas encontrado con una manada <strong>de</strong> lamedores, zorra. Espero que<br />
te hagan pedazos ahí <strong>de</strong>ntro...<br />
Annette se dio la vuelta para alejarse <strong>de</strong> la consola y se cayó. El dolor y el<br />
mareo eran <strong>de</strong>masiado fuertes ya. Sus amoratadas e hinchadas rodillas<br />
golpearon el suelo y enviaron una nueva oleada <strong>de</strong> pinchazos <strong>de</strong> dolor a lo<br />
largo <strong>de</strong> sus piernas.<br />
Entonces la puerta que tenía justo <strong>de</strong>lante se abrió. Annette levantó la<br />
pistola, pero fue incapaz <strong>de</strong> apuntar, y utilizó las pocas fuerzas que le quedaban<br />
en no gritar por el sufrimiento y la frustración.<br />
Lo siento, William, me duele tanto. Lo siento, pero no puedo...<br />
Una mujer joven se puso en cuclillas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ella, con un gesto <strong>de</strong><br />
preocupación en su rostro. Iba vestida con unos pantalones vaqueros recortados<br />
y un chaleco, y estaba empapada con agua <strong>de</strong> las alcantarillas... y también<br />
llevaba en la mano una estilizada pistola <strong>de</strong> aspecto imponente, aunque no la<br />
estaba apuntando con ella. En realidad, no parecía estar apuntando a ningún<br />
lugar.<br />
Otra espía.<br />
—¿Eres Ada? —preguntó la chica en tono dubitativo mientras estiraba una<br />
mano para tocarla.<br />
Aquello fue más <strong>de</strong> lo que Annette Birkin fue capaz <strong>de</strong> soportar: ser tocada<br />
por un peón conspirador e inmisericor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la compañía Umbrella.<br />
—Aléjate <strong>de</strong> mí —le contestó con un gruñido al mismo tiempo que<br />
apartaba con una débil palmada la mano <strong>de</strong> la joven—. No soy tu contacto, y no<br />
lo llevo encima. Ya pue<strong>de</strong>s matarme, porque no lo encontrarás.<br />
<strong>La</strong> chica retrocedió, con una expresión confundida en su rostro sucio.<br />
—¿Encontrar qué? ¿Quién es usted?<br />
Otra vez las preguntas, pero la rabia <strong>de</strong>sapareció, <strong>de</strong>jándola agotada.<br />
Estaba cansada <strong>de</strong> soportar engaños. El dolor era <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong> y ya no<br />
tenía fuerzas para pelear.<br />
—Annette Birkin —repuso con voz débil—. Como si no lo supieras...<br />
Ahora me matará. Se acabó, todo se acabó.<br />
Annette no pudo evitarlo. <strong>La</strong>s lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas,<br />
unas lágrimas tan inútiles como sus planes. Le había fallado a William, había<br />
fallado como esposa y como madre, e incluso había fallado como científica. Al<br />
menos, todo acabaría pronto, al menos existiría un final para toda aquella<br />
angustia...<br />
—¿Es usted la madre <strong>de</strong> Sherry?<br />
<strong>La</strong>s palabras <strong>de</strong> la joven la <strong>de</strong>jaron sorprendida, pero la sacaron <strong>de</strong> su<br />
estado exhausto como si le hubieran dado una bofetada en la cara.<br />
—¿Qué? ¿Quién...? ¿Qué es lo que sabes <strong>de</strong> Sherry?<br />
—Está perdida por las alcantarillas —contestó la chica con voz rápida y<br />
cargada <strong>de</strong> preocupación mientras se metía la pistola en el cinturón—. Por