RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
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Hasta el momento había tenido suerte. Lo único que le quedaba era <strong>de</strong>sear<br />
que la racha <strong>de</strong> suerte continuase y que le permitiese llegar hasta el edificio <strong>de</strong><br />
la comisaría <strong>de</strong> Raccoon City sano y salvo, y que, Dios mediante, encontrase un<br />
gran contingente <strong>de</strong> personas muy bien armadas que supiesen qué <strong>de</strong>monios<br />
estaba ocurriendo.<br />
Y a Claire. Mantente a salvo, Claire Redfield, y si llegas antes que yo, no cierres<br />
la puerta con llave.<br />
León se recolocó la pesada bolsa repleta <strong>de</strong> munición sobre su espalda y<br />
comenzó a recorrer el callejón mal iluminado, dispuesto a acribillar a cualquiera<br />
que se interpusiera en su camino.<br />
Claire llegó a la comisaría sin apenas tener que disparar. Los zombis que<br />
inundaban las calles <strong>de</strong> Raccoon City en un goteo continuo eran incansables<br />
pero lentos, y la adrenalina que todavía inundaba su sistema sanguíneo le había<br />
facilitado la tarea <strong>de</strong> esquivar<strong>los</strong>. Supuso que el ruido <strong>de</strong> la colisión <strong>los</strong> había<br />
hecho salir <strong>de</strong> sus escondites y que luego se habían limitado a seguir su rastro<br />
con la nariz o con lo que les quedaba <strong>de</strong> ellas: <strong>de</strong> <strong>los</strong> más o menos diez zombis<br />
que se habían acercado a ella lo suficiente para ver<strong>los</strong> con claridad, al menos la<br />
mitad estaba en un avanzado estado <strong>de</strong> <strong>de</strong>scomposición, con la carne<br />
<strong>de</strong>sprendiéndose <strong>de</strong> sus huesos.<br />
Estaba tan concentrada en vigilar la calle y en pensar en todo lo que le<br />
había ocurrido hasta aquel momento que casi pasó <strong>de</strong> largo frente a la comisaría<br />
<strong>de</strong> policía. Había estado dos veces con anterioridad en el edificio <strong>de</strong> la<br />
comisaría, cuando había visitado a Chris, pero jamás había entrado por la parte<br />
<strong>de</strong> atrás, menos aún había llegado en mitad <strong>de</strong> una oscuridad fría y pestilente,<br />
perseguida por siniestros cadáveres andantes. Un coche patrulla estrellado y un<br />
par <strong>de</strong> zombis con uniformes <strong>de</strong> policía le indicaron por casualidad que había<br />
llegado don<strong>de</strong> quería, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> atravesar una pequeña zona <strong>de</strong> aparcamiento<br />
y una especie <strong>de</strong> cobertizo para herramientas que daba a un diminuto patio<br />
cubierto don<strong>de</strong>, en una ocasión, ella y Chris habían almorzado juntos, sentados<br />
en <strong>los</strong> peldaños que llevaban al helipuerto <strong>de</strong> la segunda planta <strong>de</strong>l edificio. Y<br />
así <strong>de</strong> fácil, había llegado por fin a su objetivo.<br />
Correr y esquivar a <strong>los</strong> dos cadáveres ambulantes <strong>de</strong> uniforme que<br />
recorrían sin rumbo fijo el patio en forma <strong>de</strong> «L» resultó muy fácil. Fue tal el<br />
alivio que sintió al ver que se encontraba en un lugar que reconocía, <strong>de</strong> sentir<br />
que estaba a punto <strong>de</strong> encontrarse a salvo, que no vio a la mujer hasta que casi<br />
fue <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>. <strong>La</strong> mujer, con un brazo colgando completamente inútil <strong>de</strong><br />
su correspondiente hombro y una camiseta corta hecha jirones empapada <strong>de</strong><br />
sangre, salió <strong>de</strong> las sombras al pie <strong>de</strong> las escaleras y rozó el brazo <strong>de</strong> Claire con<br />
unos <strong>de</strong>dos rugosos y fríos.<br />
Claire <strong>de</strong>jó escapar un pequeño grito <strong>de</strong> sorpresa y retrocedió<br />
trastabillando ante el brazo extendido <strong>de</strong> la criatura... y a punto estuvo <strong>de</strong> caer<br />
en <strong>los</strong> brazos <strong>de</strong> otro individuo, también putrefacto, que había salido <strong>de</strong> <strong>de</strong>trás<br />
<strong>de</strong> las escaleras, tambaleándose pero en silencio.<br />
Claire la esquivó echándose a un lado y apuntó su nueve milímetros<br />
contra el hombre. Retrocedió un paso... y sintió cómo su pantorrilla chocaba<br />
contra <strong>los</strong> peldaños <strong>de</strong> la escalera que llevaba al tejado. <strong>La</strong> mujer estaba a unos