RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
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había perdido, por lo que había perdido con él, por la parte <strong>de</strong> su ser que había<br />
perdido hacía tanto, tanto tiempo atrás.<br />
Quiso hablarle <strong>de</strong> Trent, <strong>de</strong> sus misiones en Europa y en Japón, <strong>de</strong> cómo se<br />
había convertido en lo que era. Quiso hablarle sobre todo y cada uno <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
hechos <strong>de</strong> su miserable vida repleta <strong>de</strong> éxitos que la habían llevado hasta aquel<br />
lugar, hasta empuñar un arma contra el hombre que le había salvado la vida, un<br />
hombre con el que hubiera podido compartir algo, en otro momento y otro<br />
lugar. El reloj seguía su marcha atrás.<br />
—Entrégamelo —le dijo—. No me obligues a matarte.<br />
León se quedó mirándola a <strong>los</strong> ojos, y simplemente dijo:<br />
—No.<br />
Pasó un segundo, y <strong>de</strong>spués otro.<br />
Ada bajó su pistola.<br />
León se preparó para recibir el disparo, la bala proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l arma <strong>de</strong><br />
Ada que le quitaría la vida...<br />
Y ella bajó con lentitud su Beretta, al mismo tiempo que sus hombros se<br />
hundían y una lágrima comenzaba a bajar por su piel <strong>de</strong> porcelana.<br />
León <strong>de</strong>jó escapar el aire que había estado conteniendo, sintiendo<br />
<strong>de</strong>masiadas cosas a la vez: una mezcla <strong>de</strong> tristeza y pena por su traición, junto a<br />
la compasión por un alma torturada, reflejada en sus preciosos ojos negros...<br />
Y oyó un disparo proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> las sombras que ella tenía a su espalda.<br />
Los ojos <strong>de</strong> Ada se abrieron <strong>de</strong> par en par, y su boca se quedó abierta por la<br />
sorpresa mientras caía hacia a<strong>de</strong>lante. <strong>La</strong> pistola repiqueteó al chocar contra el<br />
suelo, y su cuerpo tropezó con la barandilla y pasó por encima.<br />
—¡Ada, no!<br />
Echó a correr y se agachó, y al mismo tiempo que ella lograba agarrarse a<br />
la barandilla, él la sostuvo <strong>de</strong> la muñeca. Su cuerpo quedó colgando <strong>de</strong> un lado<br />
a otro sobre la vacía oscuridad sin fondo, mientras la sangre salía a borbotones<br />
<strong>de</strong> su <strong>de</strong>strozado hombro.<br />
—¡Ada, aguanta!<br />
—Mío —susurró Annette.<br />
Alzó la pistola <strong>de</strong> nuevo, preparándose para disparar contra el otro y para<br />
recuperar lo que era suyo por <strong>de</strong>recho, para hacerles pagar a todos... y la pistola<br />
comenzó a pesar <strong>de</strong>masiado. Se caía, y ella se caía con su arma. Cayeron juntas<br />
hacia el oscuro metal, y la oscuridad empezó a girar en el interior <strong>de</strong> su mente.<br />
Por fin se llevaba el dolor.<br />
William...<br />
Fue su último pensamiento antes <strong>de</strong> quedarse dormida.<br />
<strong>La</strong> puerta daba paso a una habitación repleta <strong>de</strong> máquinas aullantes. Los<br />
chirridos y zumbidos <strong>de</strong> <strong>los</strong> siseantes y traqueteantes gigantes ahogaban el<br />
gemido <strong>de</strong> las sirenas <strong>de</strong> alarma. Claire corrió, tirando y empujando a Sherry<br />
junto a ella mientras buscaba <strong>de</strong>sesperadamente una salida. Sabía que el<br />
monstruo estaba cerca.<br />
¿Qué es lo que quiere? ¿Por qué nos persigue? Allí...