RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
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<strong>de</strong>vorarlo, iba a masticarlo hasta convertirlo en un millar <strong>de</strong> trozos<br />
sanguinolentos y aullantes...<br />
Y la bestia rugió <strong>de</strong> nuevo, un aullido bronco que le hizo temblar <strong>los</strong><br />
huesos, que le provocó la necesidad <strong>de</strong> expulsar sudor por todos y cada uno <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> temblorosos poros <strong>de</strong> su cuerpo.<br />
León miró hacia atrás y se dio cuenta <strong>de</strong> que era mucho, mucho más veloz<br />
que el monstruoso lagarto. Todavía estaba subiendo por la puerta <strong>de</strong> carga, con<br />
unas piernas redondas como troncos: su grueso cuerpo era <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong><br />
para permitirle <strong>de</strong>splazarse con rapi<strong>de</strong>z.<br />
León cambió <strong>de</strong> arma en mitad <strong>de</strong> su terror, y su herida aulló <strong>de</strong> dolor<br />
cuando metió un cartucho en la recámara <strong>de</strong> la escopeta con el sistema <strong>de</strong> carga<br />
manual. Caminó <strong>de</strong> espaldas con cierto bamboleo y, cuando llegó a una<br />
esquina, se situó <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ella y <strong>de</strong>scargó <strong>los</strong> cinco cartuchos con toda la<br />
rapi<strong>de</strong>z que pudo cargar<strong>los</strong> en la recámara. Los pesados proyectiles atravesaron<br />
el grotesco morro <strong>de</strong> la horrible parodia <strong>de</strong> cocodrilo.<br />
El monstruo rugió, agitando la cabeza <strong>de</strong> un lado a otro, y la sangre surgió<br />
a raudales <strong>de</strong> su sonriente cara, pero, aun así, siguió avanzando, arrastrando<br />
tras <strong>de</strong> sí su cola blindada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el estanque <strong>de</strong> agua fétida.<br />
No es suficiente. No es suficiente potencia <strong>de</strong> fuego.<br />
León se dio la vuelta y echó a correr <strong>de</strong> nuevo, horrorizado ante el hecho<br />
<strong>de</strong> tener que retirarse, temeroso <strong>de</strong> lo que podría pasarle a Ada si <strong>de</strong>jaba el<br />
cocodrilo atrás, pero sabiendo que harían falta cincuenta <strong>de</strong>scargas como<br />
aquélla para <strong>de</strong>tenerlo. Eso, o una exp<strong>los</strong>ión nuclear...<br />
¿Por qué <strong>de</strong>monios me entretengo en pensar? Lo que tengo que hacer es salir <strong>de</strong><br />
aquí y <strong>de</strong>spués pensar en algo. Aguanta, Ada.<br />
Los atronadores pasos <strong>de</strong>l gigante resonaron en sus oídos mientras pasaba<br />
<strong>de</strong> largo al lado <strong>de</strong> las cajas, <strong>de</strong> <strong>los</strong> cilindros <strong>de</strong> metal...<br />
Y entonces <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> correr. Todos sus instintos le gritaban que siguiera<br />
corriendo apelando a su cordura, pero había tenido una i<strong>de</strong>a, y mientras el<br />
terrible lagarto seguía avanzando, León se dio la vuelta y regresó.<br />
Que esto funcione. Funciona en las películas, por favor, Dios, escúchame...<br />
<strong>La</strong> hilera <strong>de</strong> cinco cilindros relucientes estaba metida en un profundo<br />
hueco <strong>de</strong> la pared y asegurada en su sitio con un cable <strong>de</strong> acero. Vio un botón al<br />
lado para soltar el cable, y León lo apretó <strong>de</strong> un manotazo con la palma. Un<br />
extremo <strong>de</strong>l pesado cable cayó al suelo, mientras el otro se mantenía en su<br />
lugar.<br />
Dejó caer la escopeta al suelo y agarró el cilindro que tenía más cerca. Sus<br />
múscu<strong>los</strong> se tensaron por el esfuerzo, y la sangre comenzó a empapar la manga<br />
izquierda <strong>de</strong> su camisa. Sintió <strong>los</strong> débiles regueros <strong>de</strong> sangre que corrían por su<br />
pecho, mezclados con las gotas <strong>de</strong> sudor, pero no cejó en sus esfuerzos,<br />
apoyándose en <strong>los</strong> talones para tirar con mayor fuerza <strong>de</strong>l contenedor <strong>de</strong> gas<br />
comprimido...<br />
¡Ya está!<br />
León saltó hacia atrás cuando el alargado envase plateado cayó al suelo,<br />
don<strong>de</strong> rodó unos cuantos centímetros. Levantó la mirada y vio que el cocodrilo<br />
había avanzado casi veinte metros y se hallaba lo bastante cerca para ver con