RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
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—¡Ponte <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> mí! —gritó Claire a Sherry mientras sacaba la pistola <strong>de</strong><br />
Irons.<br />
Se arriesgó a mirar hacia atrás, al tren que se aproximaba. Diez segundos,<br />
lo único que necesitaban eran diez segundos...<br />
Pero el Señor X dio un gigantesco paso hacia ellas, y Claire supo<br />
inmediatamente que no <strong>los</strong> tenía. Su terrible cara sin expresión y sus manos ya<br />
alzadas estaban todavía a seis metros <strong>de</strong> ella, pero eso sólo significaba cuatro <strong>de</strong><br />
sus inmensas zancadas...<br />
—¡Sube al tren en cuanto llegue! —dijo Claire con otro grito, y apretó el<br />
gatillo.<br />
Cuatro, cinco, seis disparos contra su pecho. El séptimo proyectil arrancó<br />
un trozo <strong>de</strong> su blanquecina mejilla, pero el Señor X ni siquiera parpa<strong>de</strong>ó.<br />
Tampoco sangró, y tampoco se <strong>de</strong>tuvo. Dio otra gran zancada, y el negro y<br />
humeante agujero <strong>de</strong> su cara fue otra muestra clara <strong>de</strong> su falta <strong>de</strong> condición<br />
humana. Claire bajó el ángulo <strong>de</strong> disparo <strong>de</strong> la pistola y siguió apretando el<br />
gatillo.<br />
Piernas, rodillas...<br />
¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!<br />
Se <strong>de</strong>tuvo por un momento cuando <strong>los</strong> proyectiles lo acribillaron. Al<br />
menos una <strong>de</strong> las balas había sido un impacto directo contra su rodilla<br />
izquierda, pero sus ojos no <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> mirarla, fijos en ella como si se tratase <strong>de</strong><br />
un proyectil dirigido contra un objetivo...<br />
—¡Aquí! ¡Vamonos!<br />
Sherry le estaba tirando <strong>de</strong>l chaleco, gritando, y Claire comenzó a<br />
retroce<strong>de</strong>r, apretando <strong>de</strong> nuevo el gatillo. Otros dos proyectiles alcanzaron al<br />
monstruo en las tripas...<br />
Y, <strong>de</strong> repente, se encontró en el interior <strong>de</strong>l tren: Sherry había hallado <strong>los</strong><br />
mandos <strong>de</strong> apertura <strong>de</strong> la puerta. <strong>La</strong> cerró, con un sonido veloz y siseante, y el<br />
Señor X quedó encuadrado en la pequeña ventana, sin avanzar más, pero sin<br />
llegar a caer. Sin morir.<br />
—¡Sígueme! —le gritó al divisar el tablero <strong>de</strong> luces intermitentes, que<br />
estaba a su <strong>de</strong>recha. Sabía que la puerta no resistiría ni un segundo si la<br />
gigantesca y terrible criatura comenzaba a caminar <strong>de</strong> nuevo y se lanzaba<br />
contra ella.<br />
Corrió hacia el tablero <strong>de</strong> mandos con Sherry a su lado y, mientras<br />
apretaba con mano temblorosa el botón rojo que indicaba «avance», dio gracias<br />
a Dios porque el ingeniero que había diseñado el aparato lo había planeado<br />
para ser lo más simple posible...<br />
Y el tren se puso en marcha, alejándose con suavidad <strong>de</strong>l andén,<br />
alejándose <strong>de</strong> aquella criatura inhumana e in<strong>de</strong>structible mientras se internaba<br />
en la oscuridad.<br />
Annette estaba sentada en la zona <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong>l personal, en la cuarta<br />
planta. Esperaba que el sistema principal respondiera al encendido general<br />
mientras discutía consigo misma si iniciar o no la secuencia P-épsilon. En