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RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio

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claridad las puntas <strong>de</strong> sus colmil<strong>los</strong> blancuzcos <strong>de</strong> más <strong>de</strong> diez centímetros<br />

cuando lanzó otro atronador rugido, lo bastante cerca para oler su aliento fétido<br />

y asqueroso, que le llegó en una vaharada <strong>de</strong> aire un segundo <strong>de</strong>spués, lo<br />

bastante cerca...<br />

León apoyó una bota en el cilindro y lo empujó con toda la fuerza que le<br />

quedaba. El artefacto comenzó a rodar lentamente hacia el lagarto que se<br />

acercaba. Por algún increíble golpe <strong>de</strong> suerte, el suelo <strong>de</strong>l pasillo estaba un poco<br />

inclinado hacia el monstruo. Los más <strong>de</strong> cien ki<strong>los</strong> <strong>de</strong>l cilindro aceleraron un<br />

poco su avance mientras se dirigían hacia el monstruo <strong>de</strong>scribiendo una ligera<br />

semicircunferencia.<br />

Sacó su Magnum <strong>de</strong>l cinturón mientras retrocedía <strong>de</strong> nuevo. Apuntó con<br />

su arma el resplan<strong>de</strong>ciente contenedor y se obligó a sí mismo a no disparar. El<br />

cocodrilo siguió avanzando, y su cola azotó las pare<strong>de</strong>s con tal fuerza, que<br />

provocó unos pequeños <strong>de</strong>sprendimientos <strong>de</strong> polvo <strong>de</strong> cemento que cayeron<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el techo y las pare<strong>de</strong>s con cada coletazo. León estaba completamente<br />

asombrado, en un estado <strong>de</strong> terror tan primario que lo único que pudo hacer<br />

para no darse la vuelta y salir corriendo fue seguir allí mirando asombrado.<br />

Vamos, cabrón...<br />

El cocodrilo y el cilindro se hallaban a poco menos <strong>de</strong> treinta metros <strong>de</strong><br />

don<strong>de</strong> él se encontraba... y León apretó el gatillo. El primer disparo rebotó en el<br />

suelo justo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l contenedor, y también justo en el momento que las<br />

enormes fauces se abrieron. <strong>La</strong> bestia bajó la cabeza para agarrar el obstáculo y<br />

echarlo a un lado.<br />

... Tranquilo...<br />

León disparó <strong>de</strong> nuevo y... ¡BAAAAMMM!<br />

Fue lanzado <strong>de</strong> espaldas y al suelo cuando el cilindro explotó. <strong>La</strong> cabeza<br />

<strong>de</strong>l monstruo <strong>de</strong>sapareció literalmente bajo la <strong>de</strong>flagración <strong>de</strong> metales<br />

retorcidos y gases encendidos y estalló como un globo pinchado. Casi<br />

simultáneamente, León fue alcanzado por una oleada <strong>de</strong> restos humeantes, con<br />

trozos <strong>de</strong> dientes y huesos y pedazos <strong>de</strong> carne <strong>de</strong>strozada y rasgada que<br />

cayeron sobre él como una manta húmeda.<br />

León se sentó boqueando y con <strong>los</strong> oídos zumbando, mientras el brazo<br />

seguía sangrando sin parar, y miró cómo el cadáver sin cabeza se quedaba<br />

finalmente inmóvil sobre el suelo, con las piernas <strong>de</strong>splomándose bajo el peso<br />

sin mente <strong>de</strong>l monstruo reptilesco. Volvió a apretar su mano cubierta <strong>de</strong> sangre<br />

contra la herida. Se sentía exhausto, enfermo, dolorido... y tremendamente<br />

satisfecho, más <strong>de</strong> lo que se había sentido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía bastante tiempo.<br />

—Te pillé, capullo <strong>de</strong> mierda —dijo en un murmullo, y sonrió.<br />

Así fue como se lo encontró Ada cuando llegó corriendo unos momentos<br />

<strong>de</strong>spués: mirando <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> su proeza con una mirada turbia y<br />

mareada, ensangrentado y sangrando... y con una sonrisa <strong>de</strong> niño feliz.

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