RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Capítulo 25<br />
<strong>La</strong> oscuridad pasó zumbando al lado <strong>de</strong> la plataforma en movimiento, una<br />
oscuridad metálica bañada en una tenebrosa luz naranja. Fuera lo que fuese lo<br />
que había abierto el agujero en la pared <strong>de</strong>l transporte, había <strong>de</strong>saparecido.<br />
León había ro<strong>de</strong>ado dos veces el aparato y no había visto absolutamente nada.<br />
Tampoco había oído nada, con excepción <strong>de</strong>l suave zumbido <strong>de</strong> <strong>los</strong> motores en<br />
marcha.<br />
De repente, la criatura aulló por fin y León alzó el cañón <strong>de</strong> la escopeta,<br />
pero lo que vio lo <strong>de</strong>jó paralizado por completo. En el segundo que tardó en<br />
verlo realmente, su furia vengativa se había disuelto como polvo en el viento, y<br />
fue reemplazada por un asombro que le heló toda la sangre <strong>de</strong> las venas. Me<br />
cago en...<br />
<strong>La</strong> criatura todavía estaba aullando, con la cabeza echada hacia atrás, con<br />
un grito gutural y gorgoteante que parecía una voz surgida <strong>de</strong>l infierno <strong>de</strong> la<br />
oscuridad que la envolvía. Sin duda, antaño había sido un hombre: todavía<br />
podía ver en sus enormes brazos y piernas <strong>los</strong> restos <strong>de</strong> las ropas que había<br />
llevado puestas... pero todo lo que tenía <strong>de</strong> humano había <strong>de</strong>saparecido y<br />
cambiado, y todavía estaba cambiando al mismo tiempo que aullaba su rabia a<br />
la fría oscuridad, mientras León sólo podía quedarse mirando.<br />
Su cuerpo estaba hinchado y repleto <strong>de</strong> extraños múscu<strong>los</strong>. Tenía el pecho<br />
<strong>de</strong>snudo y dilatado por completo por su aullido interminable. Su brazo <strong>de</strong>recho<br />
era unos veinte centímetros más largo que el izquierdo, y las ensangrentadas<br />
garras <strong>de</strong> hueso sobresalían <strong>de</strong> una mano palpitante. Lo más curioso era el<br />
tumor bulboso y en movimiento que tenía en su bíceps <strong>de</strong>recho, y que más bien<br />
parecía un ojo <strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong> plato. Giraba con movimientos húmedos <strong>de</strong> un<br />
lado a otro, como si estuviese buscando algo...<br />
Y el aullido también cambió. Su tono se hizo más profundo, más rugiente.<br />
El rostro estaba cayendo hacia a<strong>de</strong>lante... y fundiéndose con el pecho. Como si<br />
se tratase <strong>de</strong> cera caliente, como si fuera un efecto especial sacado <strong>de</strong> una<br />
película, la cabeza <strong>de</strong> la criatura se hundió en el torso y <strong>de</strong>sapareció bajo la<br />
inflamada y aparentemente voraz piel...<br />
Y, al mismo tiempo, otro rostro comenzó a aparecer y a formarse,<br />
alzándose <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> su cuello con un horrible sonido crujiente, parecido<br />
al <strong>de</strong> <strong>los</strong> huesos al astillarse y romperse. <strong>La</strong> piel se partió <strong>de</strong> repente y las<br />
aberturas <strong>de</strong> unos ojos parpa<strong>de</strong>aron, a la vez que otra parte <strong>de</strong> la cara se<br />
agrietaba y aparecía un agujero rojizo ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> huesos que comenzaba a<br />
cumplir las funciones <strong>de</strong> boca y tomaba el relevo <strong>de</strong>l aullido con una nueva<br />
voz...<br />
León apretó el gatillo en respuesta, como una negativa a la impura<br />
existencia <strong>de</strong> aquel monstruo.<br />
¡Bam!