RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio
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<strong>de</strong>bía ser enorme y que estaba atravesando el pasillo que había más allá <strong>de</strong> la<br />
siguiente esquina. Todos <strong>los</strong> ruidos tenían un matiz <strong>de</strong>liberado y atronador.<br />
El tío <strong>de</strong>be <strong>de</strong> pesar una tonelada, y... Oh, Dios, dime que no era el ruido <strong>de</strong> una<br />
puerta al ser arrancada <strong>de</strong> cuajo...<br />
Claire miró rápidamente hacia atrás, hacia el pequeño pasillo que llevaba<br />
<strong>de</strong> vuelta al <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> Irons, con todos sus instintos gritándole que echara a<br />
correr al mismo tiempo que su parte racional le recordaba que aquella ruta <strong>de</strong><br />
escape no tenía salida, por lo que su cuerpo se quedó paralizado entre ambas<br />
reacciones contrapuestas...<br />
Y justo en ese instante, apareció el hombre más gran<strong>de</strong> que jamás hubiera<br />
visto, ante su atónita mirada, medio oculto por las escasas volutas <strong>de</strong> humo que<br />
quedaban en el pasillo. Estaba vestido con un largo abrigo <strong>de</strong> color ver<strong>de</strong> oliva,<br />
como <strong>los</strong> <strong>de</strong>l ejército, que resaltaba su enorme tamaño. Era tan alto como una <strong>de</strong><br />
las estrellas <strong>de</strong> la liga <strong>de</strong> baloncesto... No, era más alto, pero su cuerpo era<br />
proporcionado, por lo que su tamaño era enorme. Pudo ver un gran cinturón <strong>de</strong><br />
trabajo alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> su cintura, y aunque no distinguió arma alguna, sintió la<br />
violencia que emanaba <strong>de</strong> él en oleadas invisibles. Vio su cara <strong>de</strong> tez blancuzca<br />
y enfermiza, su cráneo sin cabello... y <strong>de</strong> repente, Claire estuvo segura <strong>de</strong> que<br />
aquello era realmente un monstruo, un asesino con puños cubiertos <strong>de</strong> guantes<br />
negros, puños tan gran<strong>de</strong>s como una cabeza humana normal.<br />
¡Dispara! ¡Dispárale!<br />
Claire le apuntó, pero dudó por un segundo, temiendo cometer un terrible<br />
error... hasta que aquello dio un largo paso hacia ella con sus piernas como<br />
troncos y oyó el crujir <strong>de</strong> la ma<strong>de</strong>ra astillándose bajo sus gran<strong>de</strong>s botas como las<br />
<strong>de</strong>l monstruo <strong>de</strong> Frankenstein, y vio sus ojos negros ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> rojo. Eran<br />
como pozos repletos <strong>de</strong> lava ro<strong>de</strong>ados por un peñasco blanco <strong>de</strong>sigual, sin<br />
expresión pero con capacidad <strong>de</strong> ver. Su mirada se encontró con la <strong>de</strong> ella... y<br />
alzó un tremendo puño: la amenaza era inconfundible.<br />
Dispara-dispara-dispara...<br />
Apretó el gatillo una, dos veces, y vio <strong>los</strong> impactos: un trozo <strong>de</strong> la solapa<br />
<strong>de</strong> su abrigo saltó en pedazos cuando la bala se hundió <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su garganta y<br />
un poco hacia un lado, y el segundo proyectil atravesó por completo un lado <strong>de</strong><br />
la garganta...<br />
El monstruo dio otro paso sin que apareciera el menor rastro <strong>de</strong> emoción<br />
en sus rasgos tallados en piedra, con el puño todavía en alto, en busca <strong>de</strong> un<br />
objetivo, con la intención <strong>de</strong> aplastarlo...<br />
El agujero negro y humeante en su garganta no estaba sangrando. ¡Oh, mierda!<br />
Claire sintió un acelerón en su cuerpo <strong>de</strong>bido a la <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> adrenalina<br />
provocada por el terror y apuntó la pistola hacia el corazón <strong>de</strong> la criatura.<br />
Apretó el gatillo una y otra vez mientras el gigante daba otro paso avanzando<br />
hacia la lluvia <strong>de</strong> proyectiles sin ni siquiera pestañear...<br />
Claire perdió la cuenta <strong>de</strong> <strong>los</strong> disparos, incapaz <strong>de</strong> creer que siguiera<br />
avanzando hacia ella, que estuviera a menos <strong>de</strong> tres metros mientras <strong>los</strong><br />
proyectiles se estrellaban contra su mastodóntico pecho...<br />
<strong>La</strong> pistola se quedó sin balas, justo en el momento en que el monstruo <strong>de</strong>jó<br />
<strong>de</strong> dar sus enormes pasos y comenzó a bambolearse como un enorme tronco<br />
mecido por el viento. Claire sacó otro cargador <strong>de</strong> su chaleco sin apartar la vista