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RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio

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¡Crac!<br />

Permaneció inmóvil cuando el suelo <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra crujió bajo sus pies. El<br />

chasquido <strong>de</strong>l listón <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra resonó con un ruido increíble, y ella contuvo la<br />

respiración, agarrando su pendiente y rezando para que la puerta no se abriera<br />

<strong>de</strong> golpe a sus espaldas y que algún loco saliera por ella y... y la atrapara.<br />

No oyó ruido alguno, pero estuvo segura <strong>de</strong> que el agitado latir <strong>de</strong> su<br />

corazón la <strong>de</strong>lataría, porque sonaba tremendamente fuerte. Después <strong>de</strong> diez<br />

largos segundos, comenzó a avanzar <strong>de</strong> nuevo lentamente por el pasillo,<br />

pisando con toda la suavidad que pudo y sintiendo que estaba saliendo <strong>de</strong> una<br />

cueva llena <strong>de</strong> serpientes durmiendo. Le pareció que el pasillo que llevaba <strong>de</strong><br />

regreso a la sala <strong>de</strong> las armaduras medía un kilómetro <strong>de</strong> largo, y tuvo que<br />

hacer acopio <strong>de</strong> toda su fuerza <strong>de</strong> voluntad para no echar a correr en cuanto<br />

llegó a la esquina, porque si algo había aprendido <strong>de</strong> las películas <strong>de</strong> la tele, era<br />

que huir corriendo <strong>de</strong>l peligro siempre significaba tener una muerte horrible.<br />

Llegó por fin a la entrada <strong>de</strong> la habitación <strong>de</strong> las armaduras y sintió que<br />

casi se <strong>de</strong>smayaba <strong>de</strong>l alivio. Estaba a salvo <strong>de</strong> nuevo, y podría acurrucarse otra<br />

vez en la vieja manta que la señora Addison había encontrado en una <strong>de</strong> las<br />

oficinas y que le había dado...<br />

<strong>La</strong> puerta <strong>de</strong> la otra oficina se abrió y luego se cerró, y Sherry oyó unos<br />

pasos un segundo <strong>de</strong>spués, unos pasos que iban en su busca.<br />

Sherry entró <strong>de</strong> golpe en la estancia, sin pensar en nada más que en el<br />

arranque <strong>de</strong> pánico y terror que recorrió todo su cuerpo. Pasó zumbando al<br />

lado <strong>de</strong> tres caballeros, <strong>de</strong>jando a un lado su refugio porque sabía que tenía que<br />

huir, que tenía que alejarse <strong>de</strong> allí todo lo que pudiera. Sabía que existía una<br />

habitación oscura más allá <strong>de</strong> la vitrina que se alzaba en mitad <strong>de</strong> la habitación,<br />

y oscuridad era lo que ella necesitaba, una sombra en la que <strong>de</strong>saparecer...<br />

Oyó <strong>los</strong> pasos que echaban a correr en algún punto a su espalda,<br />

resonando sobre el piso <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra mientras ella se metía en la habitación<br />

oscura y se apretujaba en el rincón más alejado. Sherry se acurrucó entre <strong>los</strong><br />

polvorientos ladril<strong>los</strong> <strong>de</strong> la chimenea y la silla tapizada que había a su lado e<br />

intentó hacerse lo más pequeña posible, abrazándose las rodillas y escondiendo<br />

la cabeza entre ellas.<br />

Por favor, por favor, por favor. No entres, no me veas. No estoy aquí...<br />

Los pasos habían llegado a la puerta <strong>de</strong> la habitación y ahora eran más<br />

lentos, como si dudaran, ro<strong>de</strong>ando la gran vitrina <strong>de</strong> cristal que se alzaba en el<br />

centro <strong>de</strong> la estancia. Sherry pensó en su lugar <strong>de</strong> refugio, en la boca <strong>de</strong>l túnel<br />

<strong>de</strong> ventilación por la que podría haberse marchado lejos y se esforzó por<br />

contener las tibias lágrimas <strong>de</strong> rabia y arrepentimiento. <strong>La</strong> habitación <strong>de</strong> la<br />

chimenea no ofrecía ninguna forma <strong>de</strong> escapar: estaba atrapada.<br />

El sonido hueco y resonante <strong>de</strong> cada paso acercaba más y más al extraño a<br />

la habitación oscura en la que Sherry estaba escondida. Se apretujó aún más,<br />

prometiendo que haría cualquier cosa, cualquier cosa, si el extraño se<br />

marchaba...<br />

Pam. Pam. Pam.<br />

De repente, la habitación <strong>de</strong> llenó <strong>de</strong> una luz cegadora, y el suave<br />

chasquido <strong>de</strong>l interruptor quedó ahogado por el aterrorizado grito <strong>de</strong> Sherry.

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