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RE La ciudad de los muertos - La Biblioteca del Cuadrado de Binomio

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El camión daba bandazos <strong>de</strong> un lado a otro, y aplastó una pequeña<br />

camioneta que estaba aparcada a un lado <strong>de</strong> la calle, y <strong>de</strong>spués se lanzó <strong>de</strong><br />

frente contra un buzón que estaba al otro lado. Con un horror impotente Claire<br />

se dio cuenta <strong>de</strong> que era un camión cisterna y, por el modo en que la cisterna<br />

iba oscilando, era obvio que estaba cargado hasta <strong>los</strong> topes. En la fracción <strong>de</strong><br />

segundo que tardó en procesar aquella información y en rezar para que no<br />

fuese gasolina o gas <strong>de</strong> calefacción, el camión había recorrido la mitad <strong>de</strong> la<br />

distancia que <strong>los</strong> separaba <strong>de</strong> el<strong>los</strong>. Pudo llegar a ver las llamas pintadas en la<br />

cabina <strong>de</strong> color ver<strong>de</strong> oscuro, pero ni siquiera entonces fue real, no hasta que<br />

León rompió su pasmado silencio.<br />

—¡Ese loco nos va a atropellar! —dijo en un susurro, y en ese preciso<br />

instante, ambos comenzaron a manotear para soltar sus cinturones <strong>de</strong><br />

seguridad, al mismo tiempo que Claire rezaba para que no se hubieran<br />

atascado...<br />

El sonido <strong>de</strong> <strong>los</strong> cinturones al <strong>de</strong>slizarse <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> abrirse fue<br />

completamente inaudible bajo el impresionante rugido <strong>de</strong>l camión y el<br />

tremendo crujido <strong>de</strong> <strong>los</strong> coches al ser aplastados a <strong>de</strong>recha y a izquierda. Estaría<br />

encima <strong>de</strong> el<strong>los</strong> en menos <strong>de</strong> tres segundos.<br />

—¡Corre!<br />

Un instante <strong>de</strong>spués, ella abrió <strong>de</strong> golpe la puerta <strong>de</strong>l coche y salió al<br />

suave aire <strong>de</strong> la noche, que le refrescó la sudorosa piel mientras el rugido <strong>de</strong>l<br />

motor <strong>de</strong>l camión tapaba todo lo <strong>de</strong>más.<br />

Dio cinco enormes zancadas y luego oyó tanto como sintió el estampido<br />

<strong>de</strong>l impacto, con el asfalto temblando bajo sus pies al mismo tiempo que el<br />

enorme chirrido <strong>de</strong>l metal retorciéndose atronaba a su espalda.<br />

Otras dos zancadas y...<br />

¡Baaaammmmm!<br />

Fue empujada sin consi<strong>de</strong>ración ni modales por una inmensa onda <strong>de</strong><br />

presión formada por el calor y el sonido. Logró aterrizar <strong>de</strong> pie mientras la<br />

exp<strong>los</strong>ión <strong>de</strong> la cisterna convertía la noche en día por un brillante momento.<br />

Cayó aparatosamente sobre su hombro y rodó sobre sí misma. <strong>La</strong> suciedad le<br />

raspó la piel recalentada y terminó cayendo <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> un coche aparcado<br />

formando una bola ja<strong>de</strong>ante.<br />

Se produjo una breve y chasqueante lluvia <strong>de</strong> restos humeantes, y<br />

momentos <strong>de</strong>spués Claire se puso en pie. Se tambaleó hacia el centro <strong>de</strong> la calle<br />

para buscar entre las enormes antorchas <strong>de</strong> fuego alguna señal <strong>de</strong> León. El<br />

corazón se le encogió con lo que vio. El camión cisterna, el coche patrulla y lo<br />

que un minuto antes era una ferretería, todo, estaba envuelto en una enorme<br />

nube <strong>de</strong> fuego y llamas químicas, y la calle estaba completamente bloqueada<br />

por una masa <strong>de</strong> retorcidos restos ardiendo.<br />

—Claire...<br />

<strong>La</strong> voz le llegó ahogada pero audible a través <strong>de</strong> la muralla <strong>de</strong> llamas. Era<br />

León.<br />

—¿León?<br />

—¡Estoy bien —gritó él—. ¡Dirígete hacia la comisaría! ¡Nos vemos allí!

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