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TIEMPO DE FIESTA - Junta de Castilla y León

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mito <strong>de</strong>l eterno retorno <strong>de</strong> Mircea Elia<strong>de</strong>: no sólo la vegetación nace, crece y muere,<br />

sino que también el ciclo anual nace, envejece, muere y resurge interminablemente.<br />

La Iglesia se adaptó a este concepción cíclica superponiendo su calendario litúrgico<br />

al pagano, pero respetando los tiempos marcados por las vivencias <strong>de</strong>l campesinado<br />

con el medio rural. Conscientes los po<strong>de</strong>res político y religioso <strong>de</strong> que quien controlaba<br />

el calendario, controlaba también el trabajo y el tiempo <strong>de</strong> ocio, introdujeron más<br />

tar<strong>de</strong> reformas en el calendario, creando un calendario híbrido, mitad político, mitad<br />

religioso. Hoy el calendario político ha <strong>de</strong>splazado al calendario religioso, mientras<br />

que el calendario agrogana<strong>de</strong>ro ha perdido su valor en una sociedad industrializada.<br />

Así pues, el tiempo tradicional, el agrogana<strong>de</strong>ro, es cíclico, circular, pero también es<br />

bipolar, pues está centrado en las estaciones <strong>de</strong>l verano y <strong>de</strong>l invierno. Este bipolarismo<br />

correspon<strong>de</strong> a una concepción <strong>de</strong>l mundo en que éste aparece dividido en dos<br />

polos irreconciliables, el “antagonismo biológico” (en palabras <strong>de</strong>l autor al que seguimos,<br />

Campo Tejedor, 2006, 103-138), con sucesión <strong>de</strong> días y noches, equinoccios y<br />

solsticios,.., que han sido traducidos culturalmente por el Bien y el Mal, lo celeste y<br />

lo terrenal, Dios y el Demonio.<br />

En la base <strong>de</strong> esta teoría se halla el concepto <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> Mircea Elia<strong>de</strong>. La concepción<br />

<strong>de</strong>l tiempo arcaico <strong>de</strong> este filósofo rumano (2006, 56-92) se basa en “los<br />

cortes <strong>de</strong>l tiempo”, que aparecen marcados periódicamente por “los rituales que<br />

rigen la renovación <strong>de</strong> las reservas alimenticias; es <strong>de</strong>cir, los rituales que aseguran la<br />

continuidad <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> la comunidad”. Estos cortes realmente marcan el fin <strong>de</strong> un<br />

período y el principio <strong>de</strong> otro, “fundado en la observación <strong>de</strong> los ritmos biocósmicos,<br />

que se encuadran en un sistema más vasto, el <strong>de</strong> las purificaciones periódicas y <strong>de</strong> la<br />

regeneración periódica <strong>de</strong> la vida”.<br />

Esto último se consigue mediante la celebración <strong>de</strong> dos ceremonias periódicas: la<br />

primera encaminada a la expulsión anual <strong>de</strong> los males <strong>de</strong> la comunidad (<strong>de</strong>monios,<br />

enfermeda<strong>de</strong>s y pecados), mediante “ayuno, abluciones y purificaciones, extinción<br />

<strong>de</strong>l fuego y su reanimación, expulsión <strong>de</strong> los “<strong>de</strong>monios” por medio <strong>de</strong> ruidos, gritos,<br />

golpes, seguida <strong>de</strong> la persecución <strong>de</strong> aquéllos [...]; dicha expulsión pue<strong>de</strong> practicarse<br />

en la forma <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spido ritual <strong>de</strong> un animal o <strong>de</strong> un hombre consi<strong>de</strong>rado como el<br />

vehículo material, gracias al cual las taras <strong>de</strong> toda la comunidad son transportadas<br />

allen<strong>de</strong> los límites <strong>de</strong>l territorio habitado”. A menudo se intercalan combates ceremoniales<br />

entre dos grupos <strong>de</strong> figurantes u orgías colectivas, o procesiones <strong>de</strong> hombres<br />

enmascarados (que representan las almas <strong>de</strong> los antepasados, los dioses, etc.), en<br />

todo lo cual hay una vuelta al caos y una nueva creación.<br />

La segunda ceremonia son los rituales <strong>de</strong> los días que prece<strong>de</strong>n y siguen al Año<br />

Nuevo, los llamados Doce Días Mágicos. Esa eterna repetición <strong>de</strong> la creación que se<br />

produce cada Año Nuevo permite el retorno <strong>de</strong> los muertos a la vida, pues en ese<br />

momento <strong>de</strong> caos el tiempo queda abolido y los muertos se hacen contemporáneos<br />

<strong>de</strong> los vivos. En esos Doce Días Mágicos que antece<strong>de</strong>n y siguen al Año Nuevo, encontramos:<br />

“1º, Los doce días intermedios prefiguran los doce meses <strong>de</strong>l año; 2º,<br />

durante las doce noches correspondientes, los muertos vienen en procesión a visitar<br />

a sus familias; 3º, entonces es cuando los fuegos se apagan y vuelven a encen<strong>de</strong>rse;<br />

4º, es el momento <strong>de</strong> las iniciaciones; 5º luchas rituales entre dos grupos adversos;<br />

6º, presencia <strong>de</strong> elemento erótico”.<br />

Han <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificarse estos doce días con el caos anterior a la creación, por la invasión<br />

<strong>de</strong> muertos (que anulan el tiempo) y por los excesos sexuales. Todos estos rituales <strong>de</strong><br />

Año Nuevo eran comunes a todos los indoeuropeos, aunque no exclusivos suyos. En<br />

esta concepción cíclica <strong>de</strong>l tiempo ha sido fundamental la luna, con sus fases. Y esto<br />

ha sido trasladado al <strong>de</strong>venir universal, pues al igual que la luna <strong>de</strong>saparece y vuelve<br />

a resurgir, el hombre y la humanidad renacerán. Es el eterno retorno, en que “todo<br />

recomienza por su principio a cada instante. El pasado no es sino prefiguración <strong>de</strong>l<br />

futuro. Ningún acontecimiento es reversible”.<br />

25<br />

MASCARADAS <strong>DE</strong> ASTILLA Y LEÓN<br />

Bernardo Calvo Brioso | Ed. <strong>Junta</strong> <strong>de</strong> <strong>Castilla</strong> y <strong>León</strong>

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