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TIEMPO DE FIESTA - Junta de Castilla y León

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Bernardo Calvo Brioso | Ed. <strong>Junta</strong> <strong>de</strong> <strong>Castilla</strong> y <strong>León</strong><br />

MASCARADAS <strong>DE</strong> ASTILLA Y LEÓN<br />

Partiendo <strong>de</strong> la interpretación <strong>de</strong> Mircea Elia<strong>de</strong> <strong>de</strong> que las mascaradas <strong>de</strong> invierno,<br />

con sus rituales específicos, tienen como finalidad la renovación simbólica <strong>de</strong>l mundo,<br />

expulsando todos los males que atentan contra la naturaleza y la sociedad, Montesino<br />

(2004, 59-62) entien<strong>de</strong> que esta regeneración significa “la reproducción <strong>de</strong>l acto<br />

creacional <strong>de</strong>l mundo, la vuelta al caos primordial” protagonizado por los enmascarados<br />

y la esperanza <strong>de</strong> empezar <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong> forma distinta. Pero en esta anulación<br />

<strong>de</strong>l tiempo pasado se “posibilita el retorno <strong>de</strong> los muertos a la vida”, con lo que se<br />

produce una inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia entre estas celebraciones <strong>de</strong> Año Nuevo y el culto a los<br />

muertos. Esta presencia <strong>de</strong> los muertos durante los llamados por Gennep “los doce<br />

días mágicos” era creencia generalizada en la antigüedad, ya que, al suspen<strong>de</strong>rse el<br />

tiempo, permite que los muertos se sientan contemporáneos <strong>de</strong> los vivos y los visiten,<br />

pudiéndoles traer el Bien mediante la fertilización <strong>de</strong>l campo, <strong>de</strong> los animales y <strong>de</strong> las<br />

personas, o el Mal, mediante la enfermedad y la muerte. Es para evitar esto último<br />

que se recorren todos los puntos <strong>de</strong> las al<strong>de</strong>as haciendo sonar los cencerros, se fustiga<br />

a la gente, se hacen comidas copiosas con el fin <strong>de</strong> que no haya sitio para ellos o se<br />

utiliza como símbolo el caballo, como animal psicopompo.<br />

En la relación invierno-muertos ya había insistido antes Gómez-Tabanera: “En el período<br />

<strong>de</strong>l solsticio <strong>de</strong> invierno, <strong>de</strong> los Doce Días, aparecen en la superficie <strong>de</strong> la Tierra<br />

los espíritus y las almas configurando comparsas <strong>de</strong> enmascarados y personificaciones<br />

<strong>de</strong> monstruos y seres míticos” (1968, 213).<br />

Partiendo <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> que un calendario es un juego <strong>de</strong> metáforas (efeméri<strong>de</strong>s,<br />

fiestas,...) y metonimias (año, meses, días), Velasco (1994, 123-136), duda sobre qué<br />

es primario: si el ciclo <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> las plantas que se sobreentien<strong>de</strong> toma como referencia<br />

una sociedad campesina o el ciclo <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> las personas. En todo caso, uno,<br />

otro, o ambos, sirven para dar or<strong>de</strong>n y sentido al tiempo. El ciclo <strong>de</strong> la vida configura<br />

así un calendario básico, divi<strong>de</strong> el tiempo en unida<strong>de</strong>s, establece una secuencia entre<br />

ellas, <strong>de</strong>termina un principio y un fin y, a la vez, incorpora un sistema <strong>de</strong> recurrencia<br />

in<strong>de</strong>finida. Esto explica que los tránsitos <strong>de</strong> una etapa a otra <strong>de</strong> este ciclo <strong>de</strong> la vida<br />

estén marcados por rituales y que las fiestas se conviertan en ritos <strong>de</strong> paso.<br />

Y como rito <strong>de</strong> paso ya había estudiado Gennep (1986, 189-191) los cambios <strong>de</strong> año,<br />

mes y estación. En este último advierte un “rito <strong>de</strong> separación”, consistente en la<br />

expulsión <strong>de</strong>l invierno, y un “rito <strong>de</strong> agregación”, que es la aportación <strong>de</strong> la primavera.<br />

Ahora bien, estos ritos estacionales interesan por su repercusión económica,<br />

principalmente en la vida agrícola y gana<strong>de</strong>ra, con ritos paralelos para propiciar el<br />

crecimiento vegetativo.<br />

Y es que todas estas mascaradas hay que insertarlas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una sociedad agrícola y<br />

gana<strong>de</strong>ra, que medía el tiempo por los cambios cíclicos <strong>de</strong> los fenómenos naturales. Y<br />

uno <strong>de</strong> los cambios más bruscos lo provocaba la llegada <strong>de</strong>l invierno. El invierno traía<br />

una climatología dura, lo que obligaba a un mayor cuidado <strong>de</strong>l ganado y a un mayor<br />

aprovisionamiento <strong>de</strong> leña, todo lo cual causaba temor. A<strong>de</strong>más, los días se acortan<br />

y la luz mengua, aunque había lugar para la esperanza: con la llegada <strong>de</strong>l solsticio <strong>de</strong><br />

invierno volvían a crecer los días y a aumentar la luz (Menén<strong>de</strong>z Peláez, 2009, 17-20).<br />

Los rituales invernales buscan conjurar esos temores. Por ello, son rituales subversivos,<br />

para hacer más lleva<strong>de</strong>ra la realidad, que transforma hombres en mujeres,<br />

silencios en estruendos <strong>de</strong> cencerros, miedos en risas. El tiempo <strong>de</strong> la Navidad es el<br />

punto neurálgico <strong>de</strong>l invierno por su carácter cómico y burlesco. Hay que acabar con<br />

lo viejo, feo y malo para regenerar la vida y nada mejor que hacerlo <strong>de</strong> modo grotesco<br />

y esperpéntico. Gran parte <strong>de</strong> este <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n cultural que reina en las mascaradas es<br />

una respuesta al <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n natural <strong>de</strong> la época invernal.<br />

Opina Rodríguez Pascual también (2001, 340-344) que estas fiestas están vinculadas<br />

al espacio y al tiempo cosmológico y antropológico. Y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los ciclos temporales<br />

el más importante es el solar/lunar, que marca el ritmo <strong>de</strong> las estaciones. Por ello,

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