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TIEMPO DE FIESTA - Junta de Castilla y León

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Bernardo Calvo Brioso | Ed. <strong>Junta</strong> <strong>de</strong> <strong>Castilla</strong> y <strong>León</strong><br />

MASCARADAS <strong>DE</strong> ASTILLA Y LEÓN<br />

9<br />

liquidación <strong>de</strong> sus quentas, y no sea <strong>de</strong> ningun valor y efecto, […]”.. Al final y antes <strong>de</strong><br />

las firmas, con otro tipo <strong>de</strong> letra se lee: “otrosi prohibiendose en esta y todas el abuso<br />

<strong>de</strong>l obispico, Diablicaro y qualquiera otro, ageno <strong>de</strong> la Santidad <strong>de</strong>l Culto Dibino”.<br />

Lo firman: Antonio, obispo <strong>de</strong> Zamora y, como Secretario, Joaquin Joseph <strong>de</strong> Erasa.<br />

En consecuencia, <strong>de</strong>saparece tal figura <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta visita <strong>de</strong> 1769.<br />

En 1779, en la Visita pastoral que realiza D. Manuel Figueredo, obispo <strong>de</strong> Zamora,<br />

al supervisar el libro <strong>de</strong> la Cofradía <strong>de</strong> S. Esteban “advierte Su Ilustrísima que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

la Visita antece<strong>de</strong>nte no se han dado quentas con motibo <strong>de</strong> la agregación que se<br />

hizo <strong>de</strong> esta Cofradía a la Única y general que se mandó establecer en dicha Iglesia<br />

y, atento a que no se ha tenido ni tiene más vienes que los escotes, muchos y penas<br />

a los Cofra<strong>de</strong>s, llebando Su Ilustrísima a<strong>de</strong>lante la extinción <strong>de</strong> ella por <strong>de</strong>fecto <strong>de</strong><br />

formalidad que ha tenido, permite sólo que en el día <strong>de</strong>l Santo Mártir se celebre la<br />

Misa solemne y función <strong>de</strong> Iglesia en su obsequio, pero sin otro qulto extraordinario;<br />

y en el caso <strong>de</strong> que, para esta Sagrada función, pidan los <strong>de</strong>botos limosna o hagan<br />

otros ofertorios, hayan <strong>de</strong> dar precisamente todos los años quenta <strong>de</strong> su distribuzión<br />

con yntervención <strong>de</strong>l Párroco, a quien encarga Su Ilustrísima cele sobre el arreglo y,<br />

en el caso <strong>de</strong> algún <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n <strong>de</strong> quenta, para proce<strong>de</strong>r al Castigo <strong>de</strong> los ynobedientes<br />

por la vía que corresponda, […]”.<br />

En 1785, vuelve a reaparecer la figura <strong>de</strong>l “obispillo, hasta su <strong>de</strong>saparición documental<br />

<strong>de</strong>finitiva en 1789.<br />

MASCARADAS <strong>DE</strong> INVIERNO Y TEATRALIDAD<br />

“A veces, parecen auténticas representaciones teatrales, con encarnaciones <strong>de</strong> seres<br />

sobrenaturales, en que las almas <strong>de</strong> los difuntos regresan para premiar o castigar<br />

aprovechando el parón laboral <strong>de</strong>l invierno y en que los jóvenes encarnan espíritus<br />

para apropiarse <strong>de</strong> sus po<strong>de</strong>res” (Santos, 2000, 32-33; traducción personal).<br />

Estas palabras <strong>de</strong> la portuguesa Dina Santos nos plantean el problema <strong>de</strong> si las mascaradas<br />

son auténticas representaciones teatrales o lo parecen. O si son, como quiere<br />

Rodríguez Pascual (1987, 123-124), “pre-teatralizaciones, en las cuales tienen mayor<br />

importancia los personajes que la misma acción” (p. 123), consi<strong>de</strong>rando al guión<br />

simple y pobre en contenido, o como venimos sosteniendo nosotros para el grupo<br />

<strong>de</strong> las Obisparras (Calvo Brioso, 2006, 118), teatro popular o <strong>de</strong> participación. En lo<br />

que todos los investigadores están <strong>de</strong> acuerdo es en que el escenario <strong>de</strong> todas estas<br />

representaciones son las calles y plazas <strong>de</strong> las localida<strong>de</strong>s en las que se <strong>de</strong>sarrollan.<br />

Conviene tener en cuenta los orígenes <strong>de</strong>l teatro sacro, en que al mismo tiempo<br />

que se producía una intrusión <strong>de</strong> los profano en lo sagrado, se manifestaba el interés<br />

<strong>de</strong> la Iglesia, en la Baja Edad Media, por enseñar al pueblo <strong>de</strong> una forma grata,<br />

rompiendo la monotonía y <strong>de</strong>spertando las imaginaciones. Y así, en buena parte <strong>de</strong><br />

Europa, surgen cuadros escénicos, que, bajo el nombre <strong>de</strong> “Misterios”, sobre todo en<br />

el siglo XV, se representan inspirados en la Biblia y en los Evangelios apócrifos. Y <strong>de</strong><br />

representaciones pue<strong>de</strong>n consi<strong>de</strong>rarse algunos <strong>de</strong>sfiles procesionales, como el <strong>de</strong> Mayeune,<br />

don<strong>de</strong> los actores <strong>de</strong>scendían <strong>de</strong> sus estrados y seguían la procesión cargados<br />

<strong>de</strong> sus símbolos, lo que nos recuerda el “Apostolado” <strong>de</strong> Laguna <strong>de</strong> Negrillos. Y para<br />

sorpren<strong>de</strong>r más y agradar y hacer reír a los espectadores, tanto la escenografía como<br />

los diálogos se hacen más profanos. Y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> este clima escénico aparecen cantos<br />

y danzas <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong> los templos, en una mezcla <strong>de</strong> géneros que sorpren<strong>de</strong> y<br />

don<strong>de</strong> ya aparece la figura <strong>de</strong>l “bobo”, tan significativa en nuestras danzas religiosas,<br />

bajo ese mismo nombre -Las Machorras-, o bajo el más común <strong>de</strong> Birria o Botarga.<br />

Danzas que “señalan todos los momentos insignes <strong>de</strong>l año y <strong>de</strong> la vida” (Heers, 1988,<br />

53-64). Este autor concluye que ver en ellas reminiscencias paganas, es difícilmente<br />

sostenible; son paganas, pero fruto <strong>de</strong> su tiempo al mezclarlas con prácticas <strong>de</strong>votas.

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