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TIEMPO DE FIESTA - Junta de Castilla y León

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86<br />

Bernardo Calvo Brioso | Ed. <strong>Junta</strong> <strong>de</strong> <strong>Castilla</strong> y <strong>León</strong><br />

MASCARADAS <strong>DE</strong> ASTILLA Y LEÓN<br />

13<br />

y en la Elegía III:<br />

tres ofrecí a los dioses pan sagrado,...”<br />

“Tres veces en la suerte mi <strong>de</strong>stino<br />

consultó, tres feliz le halló el infante...”<br />

El número ternario era sagrado entre los antiguos, según Menén<strong>de</strong>z Pelayo (1992,<br />

391): “Numero Deus impari gau<strong>de</strong>t”, dijo el poeta”.<br />

Sólo un ejemplo <strong>de</strong>l número tres en la única mascarada -para nosotros la más pura<br />

y primitiva <strong>de</strong> todas las existentes- que cuenta con un solo personaje: el Zangarrón,<br />

<strong>de</strong> Montamarta (Zamora). En su traje lleva siempre tres cencerros; porta siempre un<br />

tri<strong>de</strong>nte; a los mozos que coge les da con el tri<strong>de</strong>nte tres golpes en la espalda; cuando<br />

llegan las autorida<strong>de</strong>s, encerrado en su círculo, da tres saltos; cuando una moza le da<br />

buena propina, repite los tres saltos; cuando entra a la iglesia hace tres genuflexiones.<br />

Cualquiera se pue<strong>de</strong> preguntar cómo es posible que este ritual se haya mantenido<br />

durante siglos sin apenas variaciones, sin documentos escritos y sólo mediante transmisión<br />

oral. Pues ha sido así y gracias a personas celosas <strong>de</strong> lo que vieron, les enseñaron<br />

y, aunque parezca anacrónico, aún creen; personas que se lo transmiten año tras<br />

año a los que <strong>de</strong>sempeñan ese papel; personas que parece que ya no son <strong>de</strong> nuestro<br />

tiempo. En el caso <strong>de</strong> Montamarta, el Sr. Tano (Feliciano García Serrano), nuestro<br />

informador, es el mejor ejemplo <strong>de</strong> transmisión fi<strong>de</strong>digna <strong>de</strong> tradición y creencia en<br />

la misma.<br />

SOCIOLOGÍA <strong>DE</strong> LAS MASCARADAS. SUS CUATRO CARAS<br />

Los protagonistas <strong>de</strong> las mascaradas <strong>de</strong> invierno son los mozos. Y más concretamente,<br />

en la mayor parte <strong>de</strong> las mascaradas, fueron durante mucho tiempo los quintos.<br />

Ya hemos visto el carácter <strong>de</strong> rito <strong>de</strong> paso que tenían estas celebraciones para ellos.<br />

En estos ritos festivos, los actores que son los mozos representan al pueblo y éste se<br />

siente representado por los que ejecutan los rituales. Rituales que marcan la i<strong>de</strong>ntidad<br />

<strong>de</strong> un pueblo y que les distingue <strong>de</strong> otras localida<strong>de</strong>s próximas. I<strong>de</strong>ntidad, como<br />

continuidad a lo largo <strong>de</strong> las generaciones e i<strong>de</strong>ntidad como representación, pues el<br />

pueblo se i<strong>de</strong>ntifica con los que realizan los ritos (Velasco, 1988, 38). Es por ello, que,<br />

invariablemente, cuando se les pregunta a estos protagonistas por qué lo hacen, la<br />

respuesta siempre es “por tradición” y el sentimiento que sienten al hacerlo es el <strong>de</strong><br />

“orgullo”.<br />

La evolución <strong>de</strong> la sociedad y <strong>de</strong> la economía en el siglo XX dio un vuelco a la configuración<br />

<strong>de</strong> nuestra sociedad. El <strong>de</strong>sarrollo industrial <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong><br />

Europa con hambre <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra va a llamar a las puertas <strong>de</strong> la sociedad rural,<br />

basada en una agricultura y gana<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> subsistencia. El efecto fue inmediato; en<br />

los años sesenta, la mayor parte <strong>de</strong> los pueblos pier<strong>de</strong> entre un treinta y un cuarenta<br />

por ciento <strong>de</strong> su población, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> las zonas. Este componente emigrante<br />

está constituido en su mayor parte por gente joven, que busca hacer dinero. Las<br />

consecuencias para las mascaradas no se hacen esperar: la carencia <strong>de</strong> quintos y <strong>de</strong><br />

mozos provoca la <strong>de</strong>saparición masiva <strong>de</strong> muchas mascaradas, el que se interrumpa la<br />

celebración <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> las actuales -acontecimiento que no había ocurrido ni en la<br />

Guerra Civil ni en la Postguerra-, a lo que hay que añadir el <strong>de</strong>caimiento <strong>de</strong> todas las<br />

<strong>de</strong>más. Pero sus consecuencias se mantienen a largo plazo: al no haber gente joven,<br />

disminuye la natalidad, envejece la población y los quintos, que habían sido en general<br />

los organizadores y protagonistas <strong>de</strong> las mascaradas en los pueblos que las mantuvieron,<br />

se ven obligados a echar mano <strong>de</strong> mozos <strong>de</strong> otras eda<strong>de</strong>s o a recurrir a hijos <strong>de</strong><br />

los emigrantes, con resi<strong>de</strong>ncia fuera, para mantenerlas; caso extremo, pero real, es el

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