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TIEMPO DE FIESTA - Junta de Castilla y León

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Bernardo Calvo Brioso | Ed. <strong>Junta</strong> <strong>de</strong> <strong>Castilla</strong> y <strong>León</strong><br />

MASCARADAS <strong>DE</strong> ASTILLA Y LEÓN<br />

4<br />

la segunda. En cuanto al G) Matrimonio: el protagonista se casa o gana los buenos;<br />

jamás hay matrimonios en las mascaradas <strong>de</strong> <strong>Castilla</strong> y <strong>León</strong> y sólo hay victoria <strong>de</strong><br />

los buenos en algunas Obisparras alistanas. Por tanto, po<strong>de</strong>mos afirmar que no son<br />

<strong>de</strong>finidores estas funciones o actos <strong>de</strong> nuestras mascaradas.<br />

En cambio, coinci<strong>de</strong>n plenamente los fines <strong>de</strong> las mascaradas castellano-leonesas<br />

con los que Caro Baroja indica para todo este tipo <strong>de</strong> celebraciones invernales, lo<br />

que quiere <strong>de</strong>cir que todo este tipo <strong>de</strong> rituales respon<strong>de</strong>n a unas mismas formas <strong>de</strong><br />

pensamiento religioso, pero con manifestaciones distintas, bien en origen, bien en su<br />

evolución.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, por ese total <strong>de</strong>sconocimiento que tenía el gran maestro <strong>de</strong> las mascaradas<br />

occi<strong>de</strong>ntales y portuguesas, hemos <strong>de</strong> rechazar sus conclusiones <strong>de</strong> tipos<br />

<strong>de</strong> mascaradas atendiendo a un criterio geográfico. En primer lugar, tenemos en la<br />

provincia <strong>de</strong> Zamora, en Villarino tras la Sierra, a tan sólo tres kilómetros <strong>de</strong> Portugal<br />

una mascarada con caballo, luego no es exclusivo <strong>de</strong> pueblos situados en las cordilleras<br />

pirenaica y cantábrica. A<strong>de</strong>más, tiene unos caracteres más primitivos que los <strong>de</strong><br />

esas zonas, don<strong>de</strong> adolecen <strong>de</strong> muchos rasgos cortesanos e, incluso, los que parecen<br />

más rústicos, ya son herrados, lo que hace retrasar su cronología histórica. Tampoco<br />

se ajusta a la realidad el que en aquellas zonas están las más completas en personajes,<br />

pues las Obisparras alistanas cuentan en general con numerosos personajes, llegando<br />

a los dieciséis en alguna localidad. Y lo mismo podríamos <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> las portuguesas <strong>de</strong><br />

Tras-ós-Montes.<br />

De todos modos, pensamos que no son más completas las mascaradas que más personajes<br />

tienen. Se las pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finir como las más evolucionadas, pero jamás como<br />

completas, ya que, en origen, a través <strong>de</strong> las distintas “genealogías” que se pue<strong>de</strong>n<br />

rastrear para ellas, nunca tuvieron muchos personajes, intuyendo uno, dos o, excepcionalmente,<br />

cuatro. Esas sí que estarían completas y menos contaminadas que las<br />

que cuentan con muchos personajes.<br />

CLASIFICACIÓN <strong>DE</strong> LAS MASCARADAS <strong>DE</strong> CASTILLA Y LEÓN.<br />

Gómez- Tabanera (1968, 158-159) piensa que todos los ritos <strong>de</strong> final <strong>de</strong> un año y comienzo<br />

<strong>de</strong> otro se pue<strong>de</strong>n resumir en “un ámbito a la vez profiláctico y regenerativo”,<br />

lo que le permite estructurar las fiestas en cinco grupos. El primero estaría formado<br />

por “purgas, purificaciones, medicaciones, confesión <strong>de</strong> los pecados, alejamiento <strong>de</strong><br />

los <strong>de</strong>monios, expulsión <strong>de</strong>l mal fuera <strong>de</strong> la ciudad, etc; segundo, extinción y obtención<br />

<strong>de</strong> nuevos fuegos; tercero, procesiones <strong>de</strong> enmascarados (cuyas almas figuran<br />

las almas <strong>de</strong> los muertos), recepción ceremonial <strong>de</strong> los muertos a los que se festeja<br />

(banquetes funerarios, etc.) y a los que, acabada la fiesta, se conduce hasta el límite<br />

<strong>de</strong> la comarca, hasta el mar o el río…; cuarto, combates entre dos grupos enemigos<br />

(que en España quedó reducida a las luchas entre moros y cristianos), y quinto, intermedio<br />

carnavalesco, saturnales, inversión <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n normal, orgía, etc”. Con ello<br />

reduce la esencia <strong>de</strong> la fiesta a dos polos, el <strong>de</strong> la muerte (oscuridad, caos) y el <strong>de</strong>l<br />

renacimiento (luz, or<strong>de</strong>n), concluyendo con el pensamiento <strong>de</strong> Mircea Elia<strong>de</strong> <strong>de</strong> que<br />

el origen <strong>de</strong> muchas fiestas españolas está “en el mito <strong>de</strong>l eterno retorno…, que tuvo<br />

lugar en un tiempo sin tiempo”.<br />

Más a<strong>de</strong>lante (2006, 440-443) clasifica las mascaradas <strong>de</strong> invierno en función <strong>de</strong> su<br />

origen: las <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> las Saturnalia, las <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> las Lupercalia (las fustigadoras)<br />

y las proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la Matronalia.<br />

Ni uno ni otro tipo tienen aplicación en nuestras mascaradas <strong>de</strong> invierno; el primero,<br />

por ser <strong>de</strong>masiado extenso e incluir celebraciones que no se ajustan al concepto <strong>de</strong><br />

mascaradas expuesto; el segundo, por ser controvertido su origen y, como veremos,<br />

no proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> una sola <strong>de</strong> esas celebraciones.

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