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vigencia de los conceptos psicoanalíticos - psicoanalisis freud 1

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<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> realizar. Subraya el carácter absurdo <strong>de</strong> las mismas como el no<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> utilizar el bi<strong>de</strong>t <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ducharse. Alberto localiza el<br />

inicio <strong>de</strong> sus obsesiones por la limpieza en una escena que trascurre<br />

también alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> sus 7 años, la que recuerda con extrema niti<strong>de</strong>z: el<br />

baño que él y sus abue<strong>los</strong> utilizaban quedaba en las afueras <strong>de</strong> la casa.<br />

El veía a través <strong>de</strong> una ventana cómo distintos hombres (clientes <strong>de</strong>l ne-<br />

gocio familiar) “sacaban sus penes” y orinaban fuera y sin cuidado en el<br />

mismo baño. Él se las ingeniaba para conseguir dinero y comprar <strong>de</strong>sin-<br />

fectantes, se colocaba botas y limpiaba obsesivamente el lugar antes <strong>de</strong><br />

volver a utilizarlo.<br />

Alberto expresa reiteradamente a la analista que hay algo que en algún<br />

momento va a tener que “largar” y dice: “hay cosas <strong>de</strong> las que tengo que<br />

hablar, sino esto no tiene sentido”. La analista no interroga por estas<br />

“cosas”. Sin embargo, al cabo <strong>de</strong> cierto tiempo <strong>de</strong> trabajo, a partir <strong>de</strong> un<br />

señalamiento <strong>de</strong> la analista, un lapsus hace su entrada: quiere <strong>de</strong>cir “fo-<br />

bia social” y dice “fobia sexual”. A partir <strong>de</strong> este fallido, conesa su se-<br />

creto: “tengo una enfermedad física, <strong>de</strong> toda la vida, algo que sé que si a<br />

diez hombres les pasara, ocho terminarían como cirujas o directamente,<br />

se quitarían la vida. Nunca llegué a buen puerto en las relaciones sexua-<br />

les, nunca tuve una relación normal porque tengo eyaculación precoz”.<br />

Dice que nunca en su vida consultó por esto.<br />

Hasta aquí el recorte.<br />

En el caso presentado no hay al comienzo un pedido <strong>de</strong> tratamiento por<br />

parte <strong>de</strong>l paciente. Será la posición <strong>de</strong> la analista, en tanto apuesta a que<br />

un saber inconciente pueda producirse, lo que hace que este paciente<br />

inicie y sostenga el espacio <strong>de</strong> análisis. Una primera intervención posibi-<br />

lita la conmoción <strong>de</strong> la posición pasiva que lo <strong>de</strong>jaba como víctima, aún<br />

siendo nombrado como victimario por las instituciones que lo han <strong>de</strong>riva-<br />

do. La analista, tomando lo que el paciente maniesta respecto <strong>de</strong> querer<br />

analizarse con un hombre, invierte su pedido invitándolo a hablar, promo-<br />

MESA DE TRABAJOS LIBRES. CLÍNICA DE ADULTOS<br />

viendo la producción <strong>de</strong> un trabajo psíquico que implicará para él el <strong>de</strong>s-<br />

prendimiento <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>nticación a la categoría “hombre violento”, a la<br />

que el mismo servicio invita y comenzar a <strong>de</strong>splegar su singularidad. Es a<br />

través <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong>l analista que un sujeto podrá pasar <strong>de</strong> su no<br />

saber acerca <strong>de</strong> aquello que le suce<strong>de</strong> a darle forma a alguna pregunta y<br />

así transformarse en un verda<strong>de</strong>ro investigador en análisis.<br />

El texto <strong>de</strong> este recorte permite situar también <strong>de</strong> qué manera Alberto<br />

privilegia un modo <strong>de</strong> satisfacción pulsional en su lazo con el Otro. En su<br />

relato da cuenta <strong>de</strong> este modo pulsional al nombrarse como “el rey <strong>de</strong> la<br />

humillación”. La humillación y el <strong>de</strong>sprecio por el otro darían cuenta <strong>de</strong> la<br />

ausencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> llamados “diques psíquicos” al relatar, por ejemplo, que<br />

está casado por comodidad y al comentar cómo provoca con su ironía a<br />

<strong>los</strong> pasajeros.<br />

Po<strong>de</strong>mos pensar que la agresividad y la consecuente inadaptación al Otro<br />

social <strong>de</strong> Alberto dan cuenta <strong>de</strong> una satisfacción <strong>de</strong> la vertiente sádica <strong>de</strong><br />

la pulsión que no abandona.<br />

Sin embargo, también vemos en el trabajo asociativo <strong>de</strong> Alberto un re-<br />

cuerdo infantil (la escena <strong>de</strong>l baño) como origen <strong>de</strong> sus prácticas obsesi-<br />

vas. Dichas prácticas pue<strong>de</strong>n pensarse como un modo <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa frente<br />

a la pulsión. Recuerdos <strong>de</strong> la misma época revelan el estatuto <strong>de</strong> la mira-<br />

da, como el espiar las escenas <strong>de</strong> abuso <strong>de</strong>l abuelo hacia su madre o el<br />

observar atentamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> una ventana a aquel<strong>los</strong> hombres<br />

con sus miembros afuera. Algo <strong>de</strong> la virilidad y la potencia sexual que ju-<br />

garon un papel importante en esta última escena y que entonces inscri-<br />

bieron cierta marca, sólo en el tratamiento comenzaron a cobrar otro va-<br />

lor. El asco surge así como dique frente a la emergencia pulsional y su<br />

exceso. La compulsión a lavarse surge como una <strong>de</strong>fensa y se vuelve ella<br />

misma satisfacción en el carácter forzoso <strong>de</strong> sus “prácticas higiénicas”.<br />

También po<strong>de</strong>mos constatar que <strong>los</strong> motivos por <strong>los</strong> que Alberto llega al<br />

equipo <strong>de</strong> Violencia Familiar no conforman ningún síntoma para él. No hay<br />

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