vigencia de los conceptos psicoanalíticos - psicoanalisis freud 1

El masoquismo y su lugar
en la clínica del ámbito carcelario
Verónica Llull Casado *
En el presente trabajo me propongo interrogar la vigencia del concepto
freudiano de masoquismo en un campo que no es otro que el de la insti-
tución carcelaria, ahí donde el padecimiento testimonia sobre la violencia
y roza muchas veces el desamparo.
Comenzaré por situar el concepto tal como éste se presenta en el artícu-
lo de 1924 “El problema económico del masoquismo”. Allí la pulsión de
muerte, que venía horadando el dispositivo analítico, se le precipita a
Sigmund Freud en su más íntima ligazón con la pulsión de vida y, enton-
ces, la libido deja ver ya su más honda raigambre mortífera. Tánatos la
habita y la sostiene. El masoquismo es formalizado entonces como pri-
mario, como el resto de esa pulsión mortífera que no es expulsado al
exterior sino que persiste dentro del aparato; resto que se funde a la libi-
do y en cuya mezcla primaria Freud sitúa el fundamento erógeno de la
posición del sujeto en el fantasma así como de su condición de enfermo.
El placer en el dolor se presenta de este modo como la paradójica satis-
facción que exige la pulsión para sí.
Situado el masoquismo erógeno como fundamento de las otras dos formas
-el femenino y el moral- Freud ubica el enigma que introduce este último. El
mismo es planteado como aquello que obliga al sujeto a reclamar para el
yo el más abrumador de los castigos de parte del superyo. Castigo que
implicaría la articulación de una versión paterna. Así, lo que Freud ubica
MESA DE TRABAJOS LIBRES. CLÍNICA DE NIÑOS
como “la necesidad de ser castigado por un poder parental” valdría en este
punto como una satisfacción pulsional masoquista con relación a la cual
sería posible ubicar el axioma de “Pegan a un niño”; como al mismo tiem-
po, el núcleo mismo de la ganancia de la enfermedad.
De este modo, el masoquismo moral es pasible de ser articulado con la
formulación temprana pero valedera en referencia a los tipos de carácter.
En su artículo de 1916 Freud plantea un tipo de carácter al que llama
“delincuentes por sentimiento de culpa”. Mucho antes de dar el alcance
justo al sentimiento de culpa y estatuirlo como necesidad de castigo, ya
por entonces, el autor sitúa una culpa que no es reactiva al crimen sino
que por el contrario lo determina. Con “Más allá de principio de placer”
será posible empezar a pensar en las enigmáticas tendencias masoquis-
tas del yo y recién luego, con su formulación de 1924, será posible ubicar
la tramitación edípica de la culpa como un intento por dar respuesta al
enigma del empuje pulsional de la necesidad de castigo.
Es comprensible entonces la formulación del masoquismo moral como
una reversión del masoquismo erógeno que habría de situarse en su fun-
damento. La versión del masoquismo moral permite establecer una liga-
dura con la representación parental.
Ahora bien, en el masoquismo moral de lo que se trata según Freud es de
una resexualización de las representaciones edípicas. Esto es, habría
[ 88 ]