vigencia de los conceptos psicoanalíticos - psicoanalisis freud 1
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a la represión. Para Lacan, se trata <strong>de</strong> un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> no ver, <strong>de</strong> no oír, y<br />
pondríamos agregar, <strong>de</strong> callar. La inhibición sostiene rmemente el i<strong>de</strong>al<br />
<strong>de</strong>l Otro y nos permite asistir a un tiempo que podríamos <strong>de</strong>nominar a<br />
mitad <strong>de</strong> camino entre el goce y el <strong>de</strong>seo: el surgimiento <strong>de</strong> la angustia.<br />
Citamos a Lacan: “De lo real, pues, <strong>de</strong>l modo irreductible bajo el cual di-<br />
cho real se presenta en la experiencia, <strong>de</strong> eso es la angustia señal.”. 3<br />
Es este el punto que nos llevó a evocar la histeria <strong>de</strong> angustia <strong>freud</strong>iana,<br />
coyuntural <strong>de</strong> su primera teoría. La misma como efecto <strong>de</strong> la represión.<br />
La indicación <strong>freud</strong>iana más arriba mencionada pareciera correspon<strong>de</strong>r al<br />
tratamiento <strong>de</strong> sujetos que se ven impedidos en la función <strong>de</strong> hacer lazo<br />
social, lo cual diculta la instalación <strong>de</strong> la transferencia, <strong>de</strong>biendo realizar<br />
ciertas tácticas, las que podríamos pensar como un “acompañamiento”<br />
previo al tratamiento.<br />
En nuestro caso, ubicamos en el primer tiempo <strong>de</strong> la tarea analítica una<br />
modalidad <strong>de</strong> intervención particular por parte <strong>de</strong> la analista dirigida en<br />
cierto sentido orientador y hasta receptor <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la paciente<br />
por fuera <strong>de</strong>l espacio analítico.<br />
Es a partir <strong>de</strong> un llamado nocturno que cuenta <strong>los</strong> sueños con su abuelo,<br />
un Otro fundamental <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> amor. Es precisamente en el mo-<br />
mento en que éste está por morir que ella acu<strong>de</strong> a la consulta en el hos-<br />
pital, fallecimiento que acontece (luego <strong>de</strong> una larga enfermedad) esa<br />
misma semana.<br />
Pue<strong>de</strong> distinguirse un giro en su discurso, allí don<strong>de</strong> dice que es ella<br />
quien eligió a la analista para hablar. Se inicia otro tiempo <strong>de</strong>l tratamien-<br />
to, posibilitado por el inicio <strong>de</strong> la transferencia amorosa y el lugar en el<br />
Otro que su operación permite.<br />
Ubicamos, entonces, un segundo sueño con su abuelo: “hacete ver más”,<br />
y con él, una torsión <strong>de</strong> discurso <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> una pregunta que comen-<br />
zaba a esbozar: “¿por qué estar bien no entra en el cuadro?”. Expresión<br />
privilegiada que alumbra la posibilidad <strong>de</strong> introducir una falta vía su pre-<br />
MESA DE TRABAJOS LIBRES. CLÍNICA DE ADULTOS<br />
gunta. Allí don<strong>de</strong> al <strong>de</strong>snudo ve a su padre en la escena, algo <strong>de</strong> esa mi-<br />
rada coagulada parece entrar a ce<strong>de</strong>r, produciendo una aparente reubica-<br />
ción fantasmática, cambio <strong>de</strong> voz <strong>de</strong> la pulsión mediante, en el “hacerse<br />
ver” anunciado.<br />
Es tiempo, entonces, <strong>de</strong> ubicar un concepto que Freud menciona: angustia<br />
mo<strong>de</strong>rada. 4 Lógicamente, la modalidad <strong>freud</strong>iana consiste en hacer<br />
conciente lo inconciente. En la actualidad, a la luz <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong><br />
Lacan, sabemos que el inconciente habla a cielo abierto, por en<strong>de</strong>, ya no<br />
trabajamos suponiendo una causa que <strong>de</strong>termina al modo <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong>l<br />
trauma. Sólo consi<strong>de</strong>ramos como causa <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo al objeto a. Y en el<br />
caso que nos ocupa, po<strong>de</strong>mos hallar una reubicación <strong>de</strong>l objeto en el<br />
fantasma que le permite mo<strong>de</strong>rar su angustia, como diría Freud. El discur-<br />
so muestra un comienzo <strong>de</strong> implicación subjetiva con respecto a sus di-<br />
chos primeros. Situamos el siguiente giro: <strong>de</strong> “trabada ahí”, “da lo mismo<br />
si estoy o no estoy”, “nadie me quiere”, y podría haber dicho: “nadie me<br />
elige”, a su <strong>de</strong>cir en un segundo tiempo: “yo elegí hablar con vos”, don<strong>de</strong><br />
simultáneamente se va tornando responsable <strong>de</strong> su <strong>de</strong>cir.<br />
Cabe pensar si la angustia mo<strong>de</strong>rada a la que se reere Freud correspon-<br />
<strong>de</strong> a la angustia productiva lacaniana solidaria <strong>de</strong>l fantasma en la acomo-<br />
dación <strong>de</strong>l sujeto y el objeto. Y si la angustia a mo<strong>de</strong>rar no correspon<strong>de</strong> a<br />
la vacilación fantasmática que en casos como el presente, inhabilita en<br />
el comienzo el lazo transferencial, único motor <strong>de</strong> la cura.<br />
Luego <strong>de</strong> un llamado, a la manera <strong>de</strong> un acting que realiza la paciente y<br />
su recepción por parte <strong>de</strong> su analista ocurre un primer alojamiento. La<br />
presencia <strong>de</strong> la analista semblantea el estar ahí con ella apoyando su<br />
<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> no hablarle al padre.<br />
En un segundo tiempo en el que le dirige la pregunta: “¿por qué estar bien<br />
no entra en el cuadro?”, va cediendo el goce que la retenía en su lamento,<br />
su queja.<br />
Comienza un movimiento <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l entusiasmo, dice: “me emocionó<br />
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