vigencia de los conceptos psicoanalíticos - psicoanalisis freud 1

la dimensión de la palabra, en tanto lazo social con los otros, se encuen-
tra intencionalmente abolida al punto de encontrar ofertas en el mercado
de terapias on-line.
Sin embargo, no cesa de insistir la angustia con su particular modo de
hacerse sentir en el cuerpo, no cesa el síntoma de abrirse paso por las
hiancias irreductibles de una voraz exigencia de bienestar y felicidad.
Se trata entonces de hacer historia.
Historizar los hechos, ya que los hechos son lo que se cuenta de ellos.
Tiempo de comprender lo que aparece como “eso” que amenaza las liber-
tades del hablante. El ataque de pánico se maniesta como una amenaza
que porta el sujeto como parte de su condición; la amenaza no proviene
sino de ese interior del cuerpo que se maniesta inquietante, aconteci-
mientos sancionados como traumáticos que lo marean, lo hacen temblar,
palpitar y lo precipitan en el vértigo de la vida.
En esta dirección, se trata de interpelar al yo en su intento adormecedor
para el cual las nuevas maneras de nominar el malestar brindan el sopor-
te necesario a través de esa diversicación sintomática. Se trata enton-
ces de la presencia del analista.
Es la presencia del analista la que localiza al sujeto en su singularidad.
La escucha analítica permite que el individuo se desplace de su posición
de objeto perdido en la identicación masiva a signicantes que lo expul-
san, hacia el lugar de agente de su discurso produciendo la salida del
lugar de anonimato.
LOS PRELIMINARES
A partir del momento en que alguien se dirige por ejemplo, a una institu-
ción hospitalaria para recibir atención a su malestar o padecimiento, se
constituye un dispositivo en el que la persona pide ser tenida en cuenta
como paciente.
Desde esta perspectiva es que decimos que el individuo pide ser avalado
MESA PLENARIA. PROBLEMÁTICAS CLÍNICAS CONTEMPORÁNEAS
en su sufrimiento.
Tratándose de un dispositivo en salud mental, que quien lo escuche sea
un psicoanalista no es un detalle y mucho menos, un detalle menor.
Es el analista presente en esa estructura de bienvenida que tienen las
entrevistas preliminares, la que localizará esa dimensión freudiana con la
cual trabajamos que se llama dimensión subjetiva.
El acento puesto en la localización subjetiva implica acercarnos a que lo
esencial es que “el paciente dice”. Esto nos separa de la dimensión de
los hechos. Nos adentramos en los dichos y a través del discurso que se
va desplegando, ubicamos el lugar que el sujeto se reserva para sí. Qué
distancia toma de sus propios dichos, es lo que en psicoanálisis diferen-
ciamos como que una cosa es el dicho y otra el decir. Los hechos del
sujeto son sus dichos.
Recuerdo que Lacan decía que lo loco es que alguien se enferma por las
palabras proferidas y también por ellas se cura.
En síntesis, entendemos con Lacan, y tal como lo recuerda Jacques-Alain
Miller en su libro Introducción al método psicoanalítico, que vericamos en
nuestra práctica cotidiana que la “primera evidencia clínica de la ética del
psicoanálisis es el propio sujeto.”
Esto es que la ética del psicoanálisis es suponer un sujeto capaz de ha-
cerse cargo de los modos en los que se hace representar por un signi-
cante ante los otros.
OBJETIVOS DE LA PRÁCTICA
Pretendemos que el alumno en su pasaje por esta experiencia, pueda
vericar que trabajar en el terreno de la salud mental, implica inclusive la
construcción de una posición ética que se elabora a partir de articular su
práctica a un modo de interrogar el saber. Consideramos fundamental
tener una posibilidad de interlocución clínica con profesionales de otras
áreas de incumbencia de acuerdo a las diversas estrategias que abordan
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