vigencia de los conceptos psicoanalíticos - psicoanalisis freud 1
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que empuja el mercado. Es la época <strong>de</strong>l goce <strong>de</strong>senfrenado. Siguiendo a<br />
Jorge Alemán en el mismo texto:<br />
“Pero la imbricación <strong>de</strong> capitalismo, ciencia y mercado, han impulsado el<br />
viraje <strong>de</strong> la sociedad, disciplinaria, y aún tramada en la lógica <strong>de</strong>l Estado-<br />
Nación […] a una sociedad <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s y rizomas que <strong>de</strong>slocalizan al estado<br />
nación, disuelven <strong>los</strong> víncu<strong>los</strong> sociales y familiares […] y promueven un<br />
tipo <strong>de</strong> relación y acceso al goce pulsional no mediatizado por el Edipo. El<br />
superyó posmo<strong>de</strong>rno or<strong>de</strong>na gozar: <strong>de</strong> sí mismo, <strong>de</strong>l objeto técnico, <strong>de</strong> la<br />
autoayuda, el <strong>de</strong>porte, el trabajo sin n, <strong>de</strong> la imagen como mercancía, <strong>de</strong><br />
la política como espectáculo”. 2<br />
El mercado promueve individuos sin suras, empuja a que ninguno esté<br />
afectado por la castración, tratando <strong>de</strong> obturar la división subjetiva. Tene-<br />
mos sujetos que se cortan y que se agujerean el cuerpo quizás como una<br />
manera <strong>de</strong> inscribir algo que falta en lo simbólico. Violentan el cuerpo en<br />
lo real, en la supercie imaginaria <strong>de</strong>l cuerpo, y esto no se trata <strong>de</strong> una<br />
inscripción simbólica. Lo simbólico ha sido subsumido por lo imaginario.<br />
Ya no hacen cruz <strong>los</strong> registros, no limita una al otro sino que se conti-<br />
núan. El registro simbólico y el imaginario se continúan a la manera <strong>de</strong> la<br />
banda <strong>de</strong> Moebius.<br />
Ya no se trata <strong>de</strong> las marcas que <strong>de</strong>ja el Otro en el cuerpo. Hoy, por ejem-<br />
plo, está presente el “marcarse” el cuerpo en lo real, prescindiendo <strong>de</strong>l<br />
Otro. En este “marcarse” está presente la pulsión en voz pasiva, que es<br />
el hacer-se -la voz activa sería hacer- y este hacerse está relacionado con<br />
el masoquismo primario ya que es la vuelta <strong>de</strong> la pulsión hacia el sujeto.<br />
Si pensamos el fenómeno <strong>de</strong>l tatuaje podría estar en juego lo imaginario<br />
y lo real, en don<strong>de</strong> el cuerpo es ofrecido para ser marcado por un exceso<br />
<strong>de</strong> goce. Se trata <strong>de</strong> agujerear el cuerpo, <strong>de</strong> perforarlo, tatuarlo, rasgarlo.<br />
Al haber un <strong>de</strong>sfallecimiento <strong>de</strong> lo simbólico se trata <strong>de</strong> marcas que vie-<br />
nen al lugar <strong>de</strong> la marca que no está. Se i<strong>de</strong>ntican con esa marca al no<br />
MESA DE TRABAJOS LIBRES. MALESTAR CONTEMPORÁNEO<br />
haber un S1 que emblematice, que oriente, que <strong>de</strong> coor<strong>de</strong>nadas, que<br />
inscriba un i<strong>de</strong>al. El empuje entonces es al individuo, no hay barradura; lo<br />
que hay es individuo, esto es sin dividir.<br />
Nos encontramos con sujetos que buscan la satisfacción <strong>de</strong> corto alcan-<br />
ce y que respon<strong>de</strong> al recorrido corto <strong>de</strong> la pulsión. Lacan en El Seminario<br />
11 lo llamó trope <strong>de</strong> mal, que quiere <strong>de</strong>cir más <strong>de</strong> mal. Esta búsqueda <strong>de</strong><br />
este más <strong>de</strong> mal no es sin violencia en tanto es su consecuencia; ya sea<br />
ejercerlo sobre uno o sobre el otro, son dos caras <strong>de</strong> la misma moneda.<br />
Freud ya vaticinó que primero está el odio al amor. Que el odio acecha<br />
ante lo que le es extraño, ajeno y <strong>de</strong>sagradable al sujeto. Freud propuso<br />
nombrar a la segregación como “el narcisismo <strong>de</strong> las pequeñas diferen-<br />
cias”. Siempre se dirige el odio, la expulsión, hacia aquello que goza <strong>de</strong><br />
diferente manera. Se rechaza esa manera extranjera <strong>de</strong> gozar. Y también<br />
es una manera <strong>de</strong> gozar <strong>de</strong>l que se carece.<br />
La propuesta <strong>de</strong>l mercado es doble. Una es la <strong>de</strong>l goce <strong>de</strong>senfrenado.<br />
Resultando que el sujeto <strong>de</strong> hoy es culpable por no gozar lo suciente. La<br />
otra propuesta es la <strong>de</strong>l mismo goce para todos, que alimenta y promue-<br />
ve la segregación y la violencia.<br />
En una clase que dio Mónica Biaggio en el CENARESO, sobre el origen <strong>de</strong><br />
la violencia, transmitió:<br />
“[…] el empuje al consumo se erige como una forma i<strong>de</strong>al, que vía las<br />
i<strong>de</strong>nticaciones imaginarias, produce en <strong>los</strong> sujetos la abolición <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo<br />
y en su lugar el empuje a un goce sin medida. Siempre es poco lo que se<br />
consume […]. No hay padre, y entonces no hay con qué limitar o poner<br />
coto al goce <strong>de</strong>senfrenado <strong>de</strong> la violencia […].”. 3<br />
Entonces, tenemos el odio como principio <strong>de</strong> segregación a lo diferente;<br />
segregación a lo diferente en el otro y también en el sujeto mismo. No hay<br />
división subjetiva, no hay culpa, no hay vergüenza, no hay responsabilidad.<br />
Del malestar a la violencia, nos permite pensar las consecuencias dife-<br />
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