vigencia de los conceptos psicoanalíticos - psicoanalisis freud 1

Los afectos freudianos
Graciela Ortiz Zavalla *
Las emociones y los afectos han sido objeto de investigación en el psi-
coanálisis desde sus comienzos.
En la actualidad la psiquiatría biológica y las neurociencias vuelven sobre
ellos. Para quienes conciben las enfermedades mentales como enferme-
dades del cerebro, las emociones -entendidas como resultantes de cam-
bios en la química del organismo- cumplen un importante papel en la ho-
meostasis del organismo. Las neurociencias en sus avances en la
investigación de los neurotrasmisores encuentran cada vez nuevos mo-
dos de explicar las emociones.
La preeminencia del cerebro conduce a respuestas disímiles respecto del
descubrimiento freudiano. Se plantea para algunos autores la caducidad
de dicho descubrimiento, mientras que, para quienes abogan por un neu-
ropsicoanálisis son los avances de la biología los que posibilitan una
nueva validación de sus fundamentos. Son los “estados emocionales” a
través de cambios en la química de cuerpo los que tienen un lugar pre-
ponderante en dicha controversia. Todas estas cuestiones conducen a
precisar el tratamiento que el psicoanálisis freudiano hace de los afectos.
Sigmund Freud en el “Proyecto de psicología” 1 hace también lugar al pun-
to de vista cuantitativo (energético) para teorizar el funcionamiento psíqui-
co. Sin embargo, la introducción de los afectos en su aparato neuronal lo
lleva a la consideración de un punto de vista cualitativo pues el aumento
de excitación da lugar a vivencias variadas: junto a diferentes afectos
encuentra los estados de deseo. Freud nunca abandona la preocupación
MESA DE TRABAJOS LIBRES. MALESTAR CONTEMPORÁNEO
por caracterizar dichas variaciones.
La consideración de los afectos como energía ha dado lugar, para algu-
nos, a desatender el lenguaje. Por otro lado el predominio dado al lengua-
je por Freud ha sido interpretado por algunos autores como una desaten-
ción de los afectos.
Sin embargo hay afectos especialmente teorizados por Freud. La angustia
tiene entre ellos un lugar privilegiado. Otros, en cambio, acompañan con
frecuencia la sintomatología histérica: la venganza, la vergüenza, los ce-
los, la compasión, la tristeza, la ternura, la ambición, el rencor, son algu-
nos de ellos. La envidia, ha sido más elucidada que los afectos anterio-
res, se la considera un patrimonio femenino pero está presente en
formulaciones que comprometen a ambos sexos. En “La interpretación
de los sueños” 2 Freud entiende que los mayores no pueden evitarla frente
a la juventud. En “Las neuropsicosis de defensa” 3 y la “33ª conferencia.
La femineidad” 4 hay menciones a la vergüenza. El estudio del tabú mues-
tra la venganza como consecuencia de no respetarlo. La piedad por tras-
cender una identicación al padre puede elucidarse en la “Carta a Romain
Rolland (Una perturbación del recuerdo en la Acrópolis)” 5 al igual que en
aquellos textos donde Freud estudia la religión. Los celos puestos a cuen-
ta de la niña aparecen también en la vida erótica masculina, una mujer
resalta entre otras cuando tiene dueño.
“Psicología de las masas y análisis del yo” 6 constituye una referencia fun-
damental a propósito de la ternura y la hostilidad. Dichos afectos toman
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