vigencia de los conceptos psicoanalíticos - psicoanalisis freud 1

Actualidad y ética del psicoanálisis:
“La interconsulta, psicoanálisis aplicado
con arreglo del arte”
Graciela González Horowitz *
Con este escrito les presento un dispositivo: la interconsulta; para que
puedan aproximarse a la aplicación del psicoanálisis en la actualidad y en
un ámbito hospitalario. Provocando una conversación para tratar de inte-
rrogarnos, entre otras cosas, por la diferencia entre un efecto analítico 1 y
lo que se busca en las terapias breves.
La interconsulta 2 es un dispositivo que funciona con una ética orientada
por el obstáculo 3 que ubica en la causa el más allá de lo terapéutico.
Fundado sobre los cimientos freudianos, da cuenta de sus conceptos y
los replantea a la altura de los tiempos que corren. Pone en tensión el
psicoanálisis y la posición del analista pues, en el encuentro con el acto
médico y con el discurso de la ciencia, delimita la frontera en la que los
practicantes tenemos que dar cuenta de una ética a sostener en un dis-
positivo que opera en el lugar en que el límite al saber aparece. Es allí en
donde intentamos cernir la ecacia del acto analítico que da cuenta de lo
singular, nuestra herramienta. Este singular reere al síntoma como acon-
tecimiento, al modo en que el sujeto tiene de amarrar los signicantes al
cuerpo, de atribuirle un sentido y así, dar sentido a lo que le pasa. Pero
considerando que, más allá de la novela que argumente, el cuerpo será
recortado por el paciente, a su modo, a su modo de vivir la pulsión. A su
MESA DE TRABAJOS LIBRES. ARTE Y PSICOANÁLISIS
modo de goce, lo que hará de ese organismo un cuerpo vivo.
Una viñeta clínica intenta dar cuenta del trabajo de un equipo, la posición
del analista, el encuentro con la sorpresa, la insistencia de la pulsión y la
ecacia del inconciente.
Jacques-Alain Miller, 4 nos dice que la clínica que da experiencia por acu-
mulación de saber, menos sorprende. En nuestra práctica la sorpresa se
puede ubicar tanto del lado del paciente como del practicante. En este
recorrido por las salas, el diálogo vida y muerte no toma, a nuestro cono-
cimiento, el carácter de “drama” sino a partir del momento en que el goce
interviene; 5 entonces, nuestros pasos irán del sentido al sinsentido, ha-
ciendo resonar algo de lo ridículo, lo deforme. ¿Por qué? Porque la trage-
dia 6 trata de los hombres virtuosos, héroes, reyes o dioses, mientras que
la comedia hace lugar a los vicios de los hombres y las mujeres. Podría-
mos decir, la tragedia nos ubica del lado de la novela familiar, del lado del
sentido, y lo cómico aoja, se ríe del argumento. Este camino habilita con
ese vacío a que el sujeto se encuentre con eso que permita adentrar otro
paso a la repetición. Otro compás, interrumpir la regularidad. Distinguir la
pausa, permitirle sorprenderse con otra versión. El analista así, como
traumatizador, 7 como sorprendedor 8 de lo que escapa al sentido, intervie-
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