vigencia de los conceptos psicoanalíticos - psicoanalisis freud 1

nuevo) y ligare (ligar o amarrar). Entonces “religión” signica algo así como
“ligar de nuevo”. ¿Cómo podrá articularse este sentido encontrado en la
etimología del término y el que intenta sostener el Hospital de Día como
espacio de alojamiento y trabajo desde lo singular, sabiendo además que
“el psicoanálisis tiene por función recordar que lo universal no resolverá
nunca la particularidad del sujeto ni la singularidad de su deseo”? 1 Nos
preguntamos, ¿qué efectos particulares podemos observar por el hecho de
estar funcionando en una institución con estas características?
Recordamos entonces lo que Ernesto Pérez nos propone en su texto “Los
cuatro discursos y el Hospital de día: un abordaje racional” al acentuar
que “no es cualquier cosa en qué Otro se aloja el hospital de día. […]
Depende de qué alojamiento se de al paciente y en qué Otro del signi-
cante, va a estar planteado un tema futuro que es la recuperación o la
internación”. 2 En este caso, Maón Tipulí está alojado en un Otro del que
se pueden extraer signicantes diversos a los referidos en una hospitali-
zación. Entonces ¿cómo recuperar el valor etimológico de lo religioso,
como propiciatorio del lazo social, dentro del dispositivo? Consideramos
que esto es posible, realizando una oferta allí que invite a que cada suje-
to acceda desde su singularidad, a servirse de él.
Freud ubica en “El Malestar en la cultura” que las necesidades religiosas
derivan del desvalimiento infantil y de la añoranza del padre que este
produce. Formula la religión como este “ser-Uno con el Todo”, consuelo
religioso -dice- que no es más que “otro camino para desconocer el peli-
gro que el yo discierne amenazándole desde el mundo exterior”. Lo ubica
como un método que los hombres encuentran para obtener la felicidad y
mantener el sufrimiento alejado, por medio de la transformación delirante
de la realidad. Años antes de la escritura de este texto, Freud nos dice:
“La neurosis es el resultado de un conicto entre el yo y su ello, en tanto
que la psicosis es el desenlace análogo de una similar perturbación en
los vínculos entre el yo y el mundo exterior”.
MESA DE TRABAJOS LIBRES. NUEVOS DISPOSITIVOS
Ahora bien, podemos pensar a Maón Tipulí, como un espacio de trabajo
terapéutico, en el sentido de trabajo psíquico -“talleres de cifrado de
goce” podríamos decir- inserto en un Otro que es el de la religión. Se ac-
tualiza en un espacio comunitario la convivencia imaginaria de unos con
otros propiciando identicaciones que permiten la emergencia de algo de
lo singular de cada uno, en un espacio reglado. Esta satisfacción sustitu-
tiva -en términos freudianos- a través del trabajo, intenta ligar algo de
este goce. 3 De nuevo, ligar.
Entonces, el Hospital de Día sostenido por las columnas del trabajo y el
arte, en este caso oferta a la vez una pertenencia a este Otro que otorga
“un sentido” compartido -“un sentido común”- construcción comunitaria
de una realidad. Se facilitan las condiciones de producción de un objeto
desde lo singular, la “construcción de un objeto propio”.
Parte del espíritu de “El malestar en la cultura” consiste en pensar en la
sublimación como mecanismo fundante de la vida cultural y por lo tanto
social. El arte en este sentido se propone como una satisfacción sustitu-
tiva, pero -aclara Freud- “más no por ello menos efectiva psíquicamente,
merced al papel que la fantasía se ha conquistado en la vida anímica”. 4
Volver a producir y producir en el sentido cultural, social, es una forma de
devolver cierta dignidad borrada en el efecto de aislamiento y marginali-
dad al que nuestra vida contemporánea conduce a la psicosis. Para mu-
chos de los participantes de Maon Tipulí fue reconectarse con los mate-
riales y de esta forma con sus pares.
Para n de año se realizó la muestra de todos los talleres. Participaron
como invitados familiares, amigos, profesionales de la salud mental de
cada uno de los participantes, directivos y trabajadores de la red de ins-
tituciones en la que está inserta Maón Tipulí. Los talleres permiten suti-
les enganches, la reacomodación de los registros. Entendemos la mues-
tra como un punto de capitón en esta circulación que resignica lo
producido, ya que “el sujeto produce un objeto y éste, en su circulación,
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