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vigencia de los conceptos psicoanalíticos - psicoanalisis freud 1

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El ombligo <strong>de</strong>l sueño<br />

Diego Zerba *<br />

Un modo <strong>freud</strong>iano <strong>de</strong> abordar la <strong>vigencia</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>conceptos</strong> <strong>de</strong> Sigmund<br />

Freud es armando lo vigente <strong>de</strong>l olvido. Consi<strong>de</strong>ro que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tiem-<br />

po, su monumental trabajo sobre <strong>los</strong> sueños ha seguido en parte ese<br />

camino. En tal sentido una coartada la ha dado el escrito técnico “El uso<br />

<strong>de</strong> la interpretación <strong>de</strong> <strong>los</strong> sueños en el psicoanálisis” (Freud, 1980), fre-<br />

cuentemente leído con la clave <strong>de</strong> restringir el valor <strong>de</strong>l sueño al relato <strong>de</strong>l<br />

paciente en análisis. A contrapelo <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón <strong>de</strong> la Barca, el presente<br />

trabajo preten<strong>de</strong> retomar aquella apuesta <strong>freud</strong>iana que lo llevara a <strong>los</strong><br />

connes en don<strong>de</strong> no toda la vida es sueño.<br />

En principio el sueño trabaja, y en términos aristotélicos: genera. Des<strong>de</strong><br />

ya que ambas expresiones no dan cuenta <strong>de</strong> lo mismo. A posteriori <strong>de</strong><br />

Aristóteles al menos hay que consi<strong>de</strong>rar la analítica <strong>de</strong>l capital pergeñada<br />

por Car<strong>los</strong> Marx, para que luego Freud planteara, en la perspectiva eco-<br />

nómica <strong>de</strong>l inconciente, el lugar <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo inconsciente como socio capi-<br />

talista en ese trabajo. Por fuera <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as y anhe<strong>los</strong> <strong>de</strong> la vigilia, este<br />

aporta el capital necesario para costear el gasto psíquico <strong>de</strong>l sueño, al<br />

ser incitado por un pensamiento diurno y encontrar en el dormir el ámbito<br />

más a<strong>de</strong>cuado para la inversión. Freud lo caracteriza en “La interpreta-<br />

ción <strong>de</strong> <strong>los</strong> sueños” como fuerza pulsionante (Freud, 1979 (b)). Jugando<br />

con la metáfora, pue<strong>de</strong> ocurrir que el <strong>de</strong>seo inconciente principal no ten-<br />

ga el capital necesario para efectuar el negocio y se asocie a otros <strong>de</strong>-<br />

seos capitalistas para concretarlo. Lo efectúan a partir <strong>de</strong> un pool <strong>de</strong><br />

capitales que ocia como campo gravitatorio para atraer i<strong>de</strong>as diurnas, y<br />

MESA DE TRABAJOS LIBRES. METAPSICOLOGÍA<br />

organizar, <strong>de</strong> ese modo, a la escena onírica que variará en la complejidad<br />

<strong>de</strong> su análisis conforme a la cantidad <strong>de</strong> inversores participantes. Por su<br />

parte <strong>los</strong> mecanismos <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nsación y <strong>de</strong>splazamiento operan como<br />

medios <strong>de</strong> producción que transforman la materia prima <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as<br />

diurnas, quienes así reciben el afecto proveniente <strong>de</strong> representaciones<br />

reprimidas. Tal transformación es una formación <strong>de</strong> compromiso entre el<br />

material <strong>de</strong> la vigilia, <strong>de</strong> carácter preconciente, y el <strong>de</strong>seo inconciente que<br />

banca el sueño y realiza las transacciones necesarias para emerger tras-<br />

tocado en la vida anímica <strong>de</strong>l soñante. A diferencia <strong>de</strong>l socio industrial<br />

constituido por i<strong>de</strong>as entre preconcientes y concientes, el capitalista por-<br />

ta una cantidad que -en <strong>los</strong> términos <strong>de</strong> la psicofísica <strong>de</strong> Gustave Fech-<br />

ner- se instala en una zona indiferenciada entre el placer y el displacer<br />

que hace <strong>de</strong>saparecer la cualidad sensorial. Entre el placer y el displacer<br />

se toca la frontera que separa el proceso primario y el proceso secunda-<br />

rio. En ese punto Freud construye una conjetura ubicando el proto<strong>de</strong>seo<br />

capitalista como <strong>de</strong>seo infantil. Remite su origen a un estado primitivo <strong>de</strong>l<br />

aparato psíquico establecido sobre el soporte <strong>de</strong> la nutrición, que empie-<br />

za con la vivencia <strong>de</strong> satisfacción que <strong>de</strong>ja en el niño la primera experien-<br />

cia con el alimento. A partir <strong>de</strong> ella queda la huella mnémica que <strong>de</strong>ja la<br />

percepción <strong>de</strong>l alimento por la excitación <strong>de</strong> la necesidad. Reanudado el<br />

estado <strong>de</strong> excitación el pequeño activará la huella mnémica y repetiría la<br />

percepción enlazada con la satisfacción <strong>de</strong> la necesidad, cumpliendo el<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> modo inmediato a través <strong>de</strong> la alucinación <strong>de</strong>l alimento. Este es<br />

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