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362 Sermón 229 N<br />
—Apacienta mis ovejas. Y así una, dos y tres veces. El no respondió<br />
sino que lo amaba; el Señor no le preguntaba por otra<br />
cosa sino por su amor; nada encomendó a quien le respondió<br />
sino sus ovejas. Amemos también nosotros, y así amamos a<br />
Cristo. Cristo, en efecto, Dios desde siempre, nació como hombre<br />
en el tiempo. Como hombre nacido de hombres, se apareció<br />
a los hombres; en cuanto Dios en el hombre, hizo frecuentes<br />
obras maravillosas. Como hombre sufrió muchos males de manos<br />
de los hombres; en cuanto Dios en el hombre, resucitó<br />
después de la muerte. Como hombre, vivió en la tierra durante<br />
cuarenta días con los hombres; en cuanto Dios en el hombre,<br />
subió a, los cielos en su presencia y está sentado a la derecha<br />
del Padre. Todo esto lo creemos, no lo vemos; y se nos ordena<br />
amar a Cristo el Señor, a quien no vemos; y todos proclamamos<br />
y decimos: «Yo amo a Cristo.» Si no amas al hermano, a<br />
quien ves, ¿cómo puedes amar a Dios, a quien no ves? Demuestra<br />
que tienes amor al pastor amando a las ovejas, pues<br />
también las ovejas son miembros del pastor. Para que las ovejas<br />
se convirtiesen en miembros suyos, él mismo se dignó hacerse<br />
oveja; para que las ovejas fuesen miembros suyos, fue conducido<br />
al sacrificio como una oveja; para que las ovejas se hiciesen<br />
miembros suyos, se dijo de él: He aquí el cordero de<br />
Dios que quita el pecado del mundo. Pero grande es la fortaleza<br />
de este cordero. ¿Quieres conocer cuánta fortaleza mostró<br />
tener? Fue crucificado el cordero y resultó vencido el león. Ved<br />
y considerad con cuánto poder rige el mundo Cristo el Señor,<br />
si con su muerte venció al diablo.<br />
(lo 21,15-17). Hoc semel, hoc secundo, hoc tertio. Nihil aliud ille respondit,<br />
quam amare se: nihil aliud dominus interrogat, utrum amaret<br />
eum: nihil aliud respondenti commendavit, nisi oves suas. Amemus nos,<br />
et Christum amamus. Christus enim, deus semper, homo ex tempore<br />
natus est. Ut homo de nomine, apparuit homo hominíbus; fecit multa<br />
mirabilia, ut deus in homine. Passus est multa mala, ut homo ab hominibus;<br />
resurrexit post mortem, ut deus in homine. Conversatus est in<br />
térra quadraginta diebus, ut homo cum hominibus; ante oculos eorum<br />
ascendit in caelum, ut deus in homine, sedet ad dexteram Patris. Totum<br />
hoc creditnus, non videmus: et iubemur amare (493) dominum Christum,<br />
quem non videmus: et omnes clamamus, et dicimus, Amo Christum. Si<br />
fratrem quem vides non diligis, deum quem non vides quomodo diligere<br />
potes? (2 lo 4,20) Amando oves, ostende amorem habere pastoris; nam<br />
et ipsae oves membra sunt pastoris. Ut membra eius essent oves, ovis<br />
esse dignatus est: ut membra eius essent oves, sicut ovis ad immolandum<br />
ductus est (Is 53,7): ut membra eius essent oves, de illo dictum<br />
est, ecce agnus dei, ecce qui tollit peccata mundi (lo 1,29). Sed magna in<br />
isto agno fortitudo. Vis nosse, quanta apparuit in isto agno fortitudo?<br />
Crucifixus est agnus, et victus est leo. Videte et considérate, qua virtute<br />
dominus Christus mundum regit, qui morte sua diabolum vicit.<br />
«Simón, ¿me amas?» 363<br />
2. Amémosle, pues; nada tengamos en mayor aprecio.<br />
¿Pensáis, acaso, que el Señor no nos hace la misma pregunta a<br />
nosotros? ¿Sólo Pedro mereció ser sometido a aquel interrogatorio<br />
y no nosotros? Cuando se lee esa lectura, cada cristiano<br />
sufre el interrogatorio en su corazón. En consecuencia, cuando<br />
escuchas al Señor, que dice: Pedro, ¿me amas?, piensa en él<br />
como en un espejo y mírate. Pues ¿qué era Pedro sino una<br />
figura de la Iglesia? Así, pues, cuando el Señor interrogaba a<br />
Pedro, nos interrogaba a nosotros, interrogaba a la Iglesia. Para<br />
que advirtáis que Pedro era figura de la Iglesia, recordad aquel<br />
lugar del evangelio: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré<br />
mi Iglesia, y las puertas del infierno no la vencerán; te<br />
daré las llaves del reino de los cielos. Es un hombre solo quien<br />
las recibe. Qué son las llaves del reino de los cielos, lo indicó<br />
él mismo: Lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo<br />
también, y lo que desatéis en la tierra quedará desatado tam*<br />
bien en el cielo. Si esto se dijo a un único Pedro, sólo Pedro<br />
lo realizó; una vez muerto o partido él, ¿quién ata, quién desata?<br />
Me atrevo a decir que estas llaves las tenemos también<br />
nosotros. ¿Qué estoy diciendo? ¿Que también nosotros atamos<br />
y desatamos? También vosotros atáis y desatáis, pues quien es<br />
atado es separado de vuestra compañía, y cuando es separado de<br />
vuestra compañía, es atado por vosotros \ Del mismo modo,<br />
cuando se reconcilia, es desatado por vosotros, puesto que también<br />
vosotros rogáis por él a Dios.<br />
2. Amemus ergo illum, nihil nobis sit eo carius. Putatis ergo quia<br />
nos non interrogat dominus? Petrus solus meruit interrogan, et non nos?<br />
Quando illa lectío legítur, unusquisque Christianus interrogatur in corde<br />
suo. Quando ergo audis dominum dicentem. Petre, amas me? speculum<br />
puta, et atiende ibi te. Nam quid aliud ipse Petrus quam figuram gerebat<br />
ecclesiae? Dominus ergo quando Petrum interrogabat, nos interrogabat,<br />
ecclesiam interrogabat. Nam ut sciatis Petrum figuram ecclesiae portasse,<br />
locum illum evangelii recolite: tu es Petrus, et [581] super hanc petram<br />
aedificabo ecclesiam meam; et portae inferorum non vincent eam: tibi<br />
dabo claves regni caelorum (Mt 16,18-19). Unus homo accipit. Quae sint<br />
enim claves regni caelorum, ipse exposuit: quae ligaveritis in térra, erunt<br />
ligata et in cáelo; et quae solveritis in tena, soluta erunt et in cáelo<br />
(Mt 16,19). Si uni Petro dictum est, solus hoc fecit Petrus: obíit, et<br />
abiit; quis ergo ligat, quis solvit? Audeo dicere, claves istas habemus et<br />
nos. Et quid dicam? Quia nos ligamus, nos solvimus? Ligatis et vos,<br />
solvitis et vos. Qui enim lígatur, a vestro consortio separatur: et cum<br />
a vestro consortio separatur, a vobis ligatur: et quando reconciliatur, a<br />
vobis solvitur, quia et a vobis deus pro illo rogatur.<br />
1 La separación de los «penitentes» tenía Jugar en la iglesia, en cuanto que ocupaban<br />
un lugar aparte; pero también en la vida ordinaria, pues los demás cristianos<br />
dejaban de comer con ellos (Comentarios a los mimas <strong>10</strong>0,8; Réplica a la carta de<br />
Varmeniano III 2,13). Nótese, por otra parte, cómo Agustín quiere recalcar el papel<br />
de toda la comunidad en la reconciliación de los penitentes.