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452 Sermón 240<br />
yor precisión lo que han de responder a los incrédulos; en cambio,<br />
quienes discuten desde la incredulidad argumentan en<br />
contra de sus propias almas, hablando contra el poder del todopoderoso<br />
con estas palabras: «¿Cómo puede suceder que resucite<br />
un muerto?» Diciendo yo: «Es Dios quien lo realiza»,<br />
¿dices tú: «No puede suceder»? No digo: «Preséntame un<br />
cristiano o un judío», sino: «Preséntame un pagano, un idólatra,<br />
un esclavo de los demonios, que no reconozca la omnipotencia<br />
de Dios.» Puedes negar que Cristo sea todopoderoso,<br />
pero no puedes negar que lo sea Dios. Ese Dios que tú consideras<br />
todopoderoso —estoy hablando a un pagano—; ese Dios<br />
a quien tú consideras todopoderoso, ése digo yo que resucita<br />
a los muertos. Si dices que eso es imposible, le niegas la omnipotencia.<br />
Pero si crees que él es todopoderoso, ¿por qué rechazas<br />
mis afirmaciones?<br />
3. Si dijéramos que la carne ha de resucitar para sufrir<br />
de nuevo hambre, sed, enfermedades y fatigas, para estar sometida<br />
a la corrupción, justamente deberías negarte a creerlo.<br />
En efecto, la carne tiene ahora estas llámalas necesidades o calamidades.<br />
¿Y de dónde le vienen? Su origen está en el pecado.<br />
En un solo hombre pecamos, y todos hemos nacido para la<br />
corrupción. El origen de todos nuestros males está en el pecado.<br />
Los hombres no padecen estos males inmerecidamente. Dios<br />
es justo y omnipotente; en ningún modo los padeceríamos si<br />
no los hubiésemos merecido. Mas he aquí que, cuando nosotros<br />
vivíamos en medio de estos castigos a los que nos condujo el<br />
pecado, nuestro Señor Jesucristo quiso hallarse en medio de<br />
argumentantur contra animas suas, disputando contra potentiam Omnipotentis,<br />
dicentes: Unde fieri potest ut mortuus resurgat? Dico ego: Deus<br />
est qui facit; et tu dicis: Fieri non potest? Non dico: Da mihi Christianum,<br />
da mihi Iudaeum; sed: da mihi Paganum, idolorum cultorem,<br />
daemonum servum, qui non dicat Deum esse omnipotentem. Negare<br />
Christum potest, negare omnipotentem Deum non potest. Quem tu<br />
ergo credis (quasi Pagano loquor) quem tu credis Deum omnipotentem,<br />
ipsum ego dico mortuorum suscitatorem. Si dixeris: Non potest fieri,<br />
derogas Omnipotenti. Si autem credis illum omnipotentem, me quare<br />
respuis ista dicentem?<br />
CAPUT III.—3. Caro resurget sine vitio. Calamitatum omnium causa<br />
peccatum.—Si diceremus carnem resurrecturam, ut esuriat, ut sitiat, ut<br />
aegrotet, ut laboret; ut corruptionibus subiciatur; mérito credere non<br />
deberes. Habet enim modo caro ista has vel necessitates vel calamitates.<br />
Et hoc unde? Causa peccatum est. In uno peccavimus, et omnes ad<br />
corruptionem nati sumus. Malorum omnium nostrorum causa peccatum<br />
est. Non enim sine causa nomines mala ista patiuntur. Iustus est Deus,<br />
omnipotens est Deus: nullo modo ista pateremur, si non mereremur.<br />
Sed cum essemus in poenis, ad quas venimus de peccatis, Dominus noster<br />
Iesus Christus voluit esse in poenis nostris sine peccatis suis. Sustinendo<br />
Aparición a las mujeres y a los apóstoles 45}<br />
ellos sin pecados propios. Sufriendo el castigo sin la culpa, destruyó<br />
culpa y castigo. Destruyó la culpa perdonando los pecados;<br />
destruyó el castigo resucitando de entre los muertos 2 .<br />
Esto nos ha prometido, y quiso que viviéramos en esta esperanza;<br />
perseveremos en ella y llegaremos a lo esperado. Resucitará<br />
una carne incorruptible; una carne sin defecto, sin deformación,<br />
sin mortalidad, ligera, sin peso. Lo que ahora te causa<br />
tormento, allí te servirá de adorno. Por tanto, si el tener un<br />
cuerpo incorruptible es cosa buena, ¿por qué perder la esperanza<br />
de que Dios lo hará?<br />
4. Los más célebres y más doctos filósofos de este mundo<br />
3 , superiores a todos los demás, creyeron que el alma humana<br />
es inmortal. Y no sólo lo creyeron, sino que defendieron<br />
su creencia con cuantos argumentos pudieron, y dejaron escritas<br />
para la posteridad las pruebas que aportaron. Son libros que<br />
pueden leerse. Dije que estos filósofos eran mejores que otros<br />
comparándolos con los peores, pues hubo otros que afirmaban<br />
que, una vez muerto, no queda al hombre vida alguna A . Sin<br />
duda alguna, hay que anteponer aquéllos a éstos. En la medida<br />
en que aquéllos eran mejores, aunque se desviasen de la verdad<br />
en muchos puntos; en la medida en que ellos eran supe-<br />
sine culpa poenam, et culpam solvit et poenam. Culpam solvit, peccata<br />
donando: poenam solvit, a mortuis resurgendo. Hoc promisit, et nos in<br />
spe ambulare voluit; perseveremus, et ad rem perveniemus. Caro resurget<br />
incorruptibilis, caro resurget sine vitio, sine deformitate, sine mortalitate,<br />
sine onere, sine [1132] pondere. Quae nunc tibi facit tormentum, postea<br />
tibi erit ornamentum. Ergo si bonum est habere corpus incortuptibile,<br />
quare hoc facturum Deum volumus desperare?<br />
CAPUT IV.—4. Philosophorum de animae condicione post mortem<br />
opiniones.—Philosophi saeculi huius, qui magni fuerunt et docti, et<br />
ceteris meliores, animam humanam immortalem esse senserunt: nec solum<br />
senserunt, sed quantis potuerunt argumentationibus defenderunt, et<br />
ipsas defensiones suas conscriptas posteris reliquetunt. Sunt libri, leguntur.<br />
Ideo istos philosophos dixi alus fuisse meliores in comparatione<br />
peiorum; quia fuerunt philosophi qui dicerent homini, cum mortuus<br />
fuerit, nullam vitam postea remanere. Talibus illi utique praeponendi<br />
sunt. Et in quo erant illi meliores, quamvis in multis a veritate deviantes,<br />
2 El pensamiento es frecuente en el Santo: sermones 136,6; 265 D,l (= MORIN 17);<br />
294,13; 299,8; 335 B,l (= GUELF. 31); Tratados sobre el evangelio de San ]uan 3,13.<br />
3 Los platónicos. De dios dice también en La ciudad de Dios (VIII <strong>10</strong>,2) que los<br />
prefiere a los demás filósofos, porque mientras los otros consumieron sus ingenios y<br />
afanes en buscar las causas de los seres y en inquirir las reglas de la ciencia y de la<br />
vida, ellos encontraron al Dios conocido, en el que está la causa del universo y la luz<br />
de la verdad, que cumple percibir, y la fuente de la verdad, a la que cumple acercar<br />
nuestros labios. Es a ellos a los que le gusta tener por interlocutores (ha ciudad de<br />
Dios X 1,1).<br />
4 Véase el sermón 150.