SAN AGUSTÍN - 10

72 Sermón 198 B
ningún fiel se signaría hoy con el signo de Cristo. Escuchasteis
lo que dijo de él el Apóstol: siendo Dios verdadero, no juzgó
una rapiña el ser igual a Dios. ¿Cómo podía ser rapiña lo que
le era connatural? ¿Qué hizo, pues? Se anonadó a sí mismo,
tomando la forma de siervo. Esto es lo que hoy celebramos.
Muchos despreciaron la humildad de Cristo, y no llegaron a
su excelsitud. Quienes, en cambio, lo adoraron humilde, lo encontraron
excelso. Según la costumbre, el Señor fue circuncidado
al octavo día y se ofreció por él el sacrificio preceptuado por
Moisés. Lo escuchan los judíos y comentan: «Cristo es de los
nuestros.» Si lo habéis reconocido, ¿por qué le disteis muerte?
¡Hermoso plan, amadísimos! El que iba a eliminar la circuncisión,
se sometió a ella. Acoge la sombra quien va a procurar
la luz. Acoge la figura quien va a realizar la verdad. He aquí
que la circuncisión, instituida para que fuese circuncidado al
octavo día todo niño, significaba a Cristo. Pero tú me dices:
«¿Cómo se circuncida nuestro corazón mediante la resurrección
de Cristo?» Lo que se hacía en el cuerpo era figura de lo
que se iba a realizar en el corazón. Refiriéndose a Cristo el
Señor, dice, en efecto, el apóstol Pablo: Fue entregado por
nuestros delitos y resucitó para nuestra justificación. La circuncisión
es la justificación. ¿En qué consiste la circuncisión? En
abandonar el afecto carnal, despojarse del mundo, servir a Dios
y poseer la verdad en el corazón. ¿Qué se le añade al hombre
al que se le priva de un trozo de piel de su carne? Se trata de
un símbolo. Es un símbolo cuya verdad está en Cristo. ¿Cómo
dixerit, quia cum Deus esset uerus non rapinam arbitratus est esse se
áequalem Deo. Quomodo rapiña erat quod erat natura? Sed quid fecit?
Semetipsum exinaniuit, formam serui accipiens (Phil 2,6-7). Et hoc est
quod hodie celebramus. Muí ti contempserunt humilem Christum et non
peruenerunt ad altitudinem Christi. Qui autem [auc] adorauerunt humilem
inuenerunt excelsum. Octauo ergo die more illo circumcisus est Dominus
et oblatum est pro illo sacrificium quod praecepit Moyses (cf.
Le 2,21). Audiunt Iudei et dicunt: Noster est Christus. Si autem agnouistis,
quare occidistis? Magna dispensatio, carissimi! Ablaturus est circumcisionem,
suscepit circumeisionem. Suscepit umbram, daturus lucem. Suscepit
figuram, impleturus ueritatem. Etenim ipsa circumeísio quae instituía
est ut octauo die paruulus infans circumeideretur, Christum significabat.
Sed dicis mihi: Quomodo resurrectione Christi circumeidimur
corde? Hoc ergo figurabatur in corpore quod facturum erat in [71] corde.
Ait enim apostolus Paulus (de) Domino Christo quia traditus est
propter delicia nostra et resurrexit propter iustificationem nostram (Rom
4,25). Circumcisio iustificatio est. Quid est circumeisio? Poneré carnis
affectum, circumeidi a mundo, seruire Deo et ueritatem in corde habere.
Quid enim additur homini cui pellicula carnis deteritur? Sed signum est.
Signum est ubi ueritas in Christo. Quomodo in Christo? Iam dixi. Iustifkatione
ipsius iustificamur, Ergo iustificatione ipsius corde circumeidi'
La circuncisión 73
en Cristo? Ya lo he dicho. Somos justificados porque él nos
justifica. Gracias a su justificación somos circuncidados en el
corazón. Fíjate en el octavo día del Señor. En el día sexto a
partir del sábado murió, en el séptimo fue sepultado y al día
siguiente resucitó. Observa, pues, que resucitó pasado el sábado,
es decir, el día primero después del sábado. Por tanto, si
algún judío ha oído que Cristo fue circuncidado, acerqúese y
sea circuncidado por él. Pero me dice: «Yo no abandono mi
ley.» ¿Se hubiese negado Cristo personalmente a ser circuncidado?
¿Hubiese condenado lo que ordenó cumplir? ¿Dónde
hubiese quedado el hecho de que él mismo dio la ley? ¿Acaso
pensáis que Cristo comenzó a existir cuando nació de María?
Cristo existía con anterioridad a su madre, pues él la creó para
que lo fuera. Existía antes de Abrahán. Eso es poco todavía:
existía antes que Adán. También esto es poco: existía antes
que el cíelo y la tierra, puesto que todas las cosas fueron hechas
por él. Así, pues, pensáis que otro distinto del Unigénito del
Padre, la Palabra de Dios, es quien dio la ley por medio de
Moisés. Os lo ruego, amadísimos: ¿qué grandeza veía en aquel
chiquito el anciano Simeón? A quien él estaba viendo, lo llevaba
su madre; pero aquel a quien él advertía gobernaba el
mundo.
Dime qué hizo Elíseo cuando resucitó al hijo de su hospedera.
La ley fue otorgada como símbolo idéntico a éste. ¿Qué
sucedió? Le anunciaron que había muerto el niño. Entregó al
siervo su bastón y le dijo: Vete y ponió sobre el muerto. Tomó
el siervo el bastón, lo puso sobre el muerto, y no resucitó.
mur. Réspice in octauum diem dominicum. Sabbati sexto mortuus est
Christus, séptimo sepultus, alia die resurrexit. Vide ergo quia post sabbatum
resurrexit, hoc est prima sabbati. Ergo si quis ludaeus audiuit
circumeisum Christum, ueniat et circumeidatur a Christo. Sed dicit mihi:
Ego non recedo a lege mea. Ipse Christus circumeisionem accipere noluisset?
Damnasset quod obseruare precepit? Ubi esset quod ipse legem
dedit? An putatis quia tune cepit esse Christus quando de Maria natus
est? Christus erat ante matrem, quia sibi eam creauit in matrem. Erat
ante Abraam (cf. lo 8,58). Parum uobís dico: Erat ante Adam. Et hoc
parum dico: Erat ante caelum et terram, quia omnia per ipsum jacta
sunt (lo 1,3). Ergo putatis quod alius legem dederit per Moysen nisi
Unigenitus Patris Verbum Dei. Ipse rogo, carissimi, senex Symeon quam
magnitudinem uidebat in paruo? (cf. Le 2,25). Quod uidebat mater
portabat. Quod intellegebat mundum regebat.
Die mihi quale fecit Eliseus quando resuscitauit filium hospitae suae?
In ea figura data est lex. Quid factum est? Nuntiatum est illi: mortuus
infans. Dedit seruo suo baculum suum et ait: Vade et pone super mortuurn
(4 Reg 4,29). Accepit seruus baculum suum, posuit super mortuum
et non surrexit. Venit ipse Eliseus, conformauit se mortuo et resuscitauit