SAN AGUSTÍN - 10

366 Sermón 229 O
su abundancia había dicho a Cristo: Iré contigo hasta la muerte;
en su abundancia había dicho: No me moveré jamás. Pero
el Señor, como médico ' y hacedor, conocía mejor que el enfermo
mismo lo que pasaba en el enfermo. Los médicos hacen,
referente a las enfermedades corporales, lo que el Señor puede
hacer también respecto a las enfermedades de las almas. En
efecto, ¿qué te parece, te ruego, el que el enfermo tenga que
esperar a que le diga el médico lo que pasa en él mismo? El
personalmente puede conocer los dolores que padece; pero su
peligrosidad, sus causas, la posibilidad de salir o no de ellos,
no; el médico toma el pulso y comunica al enfermo lo que pasa
en el enfermo mismo. Así, pues, cuando el Señor decía a Pedro:
Me negarás tres veces, auscultaba la vena de su corazón. Ved
que se cumplió lo que predijo el médico y resultó ser falso lo
que presumió el enfermo. Allí, en el mismo salmo, continúa el
Espíritu Santo: Yo dije en mi abundancia: «No me moveré
jamás», como quien presume de las fuerzas de su alma. Acto
seguido añadió: Señor, por tu voluntad diste fortaleza a mi hermosura.
Apartaste tu rostro, y me llené de turbación. ¿Qué
dijo? «Lo que tenía lo había recibido de ti, pero creía que era
de mí. Apartaste tu rostro: retiraste lo que me habías dado, y
me llené de turbación. Cuando tú te apartaste, descubrí quién
soy.» El Señor se apartó temporalmente de Pedro para hacerle
saludablemente humilde; mas cuando le dirigió la mirada, lloró.
non movebor in aeternum (Ps 29,7). In abundantia sua dixerat Christo,
tecum usque ad mortem (Le 22,33); in abundantia sua dixerat, Non movebor
in aeternum. Dominus tamen tamquam medicus artifex, quid in infirmo
ageretur, melius noverat, quam ipse infirmus. Faciunt hoc medíci in
valitudinibus corporum, quod dominus potest etiam in valitudinibus
animarum. Nam quid tibi videtur, rogo te, ut expectet aeger a medico
audire quid in illo agatur? Ipse enim dolores quos patitur potest nosse;
utrum autem periculosi sint, et quas causas habeant, utrum inde possit
aut non possit evadere, medicus venam inspicit, et quid in aegroto agatur
ipse aegroto renuntiat. Quando ergo dominus beato Petro ter me negabis
(Mt 26,34) dícebat, venam cordis eius tangebat. Ecce factum est quod
(496) praedixit medicus, et falsum inventum est quod praesumsit aegrotus.
Ibi enim in eodem psalmo sequitur Spiritus sanctus: ego dixi in
abundantia mea, non movebor in aeternum, quasi praesumens de viribus
animi sui. Continuo subiecit: domine, in volúntate tua praestitisti decori
meo virtutem. Avertisti jaciem tuam, et factus sum conturbatus (Ps 29,8).
Quid dixit? Quod habebam, abs te habebam, et a me esse credebam.
Avertisti faciem tuam, tulisti quod dederas; et factus sum conturbatus.
Inveni qui eram, quia tu recesseras. Dominus ergo Petrum, ut salubriter
humilem faceret, ad tempus deseruit: ta[583]men quando illum respexit,
1 Véase la nota complementaria 24: Cristo médico p.801.
«Simón, ¿me amas?» 367
Así lo encuentras en el evangelio. Después de haberle negado
tres veces y después de haberse cumplido lo predicho por el
Señor... ¿qué está escrito? Le miró el Señor, y Pedro se acordó.
Si el Señor no le hubiese vuelto la mirada, Pedro se hubiese
olvidado totalmente. Le miró el Señor, y Pedro recordó que
le había dicho Jesús: «Antes de que el gallo cante, me habrás
negado tres veces.» Y salió fuera y lloró amargamente. Pedro
tenía necesidad del bautismo de lágrimas para lavar el pecado
de su negación; pero ¿cómo podía obtenerlo si el Señor no se
lo daba? Por eso dice el apóstol Pablo cuando advertía al pueblo
sobre cómo debían comportarse con algunos que pensaban
distintamente: Corrigiendo con suavidad a los que piensan distintamente,
por si Dios les concede la penitencia. Así, pues, también
la penitencia es un don de Dios. Tierra dura es el corazón
de un soberbio; no se ablanda para la penitencia si no llueve
la gracia de Dios.
2. Ahora, ya después de la resurrección del Señor, Pedro
es sometido a un interrogatorio: se obtiene su confesión y se
predice su martirio; se le encuentra anclado en la caridad y se
le fortalece en la virtud. Ya después de la resurrección le dice
el Señor: «Pedro, ¿me amas más que éstos? Tú que me negaste,
¿me amas? Bastantes cosas han pasado ya: ves en vida
a quien viste ir a la muerte cuando temiste morir. Mira que
estoy vivo, que soy yo; ¿por qué temiste morir? Cuando me
negaste, no por eso me perdiste. Por tanto, puesto que soy yo
mismo, ¿me amas?» Y él: «Señor, también tú sabes que te
tune flevit. Sic enim habes in evangelio: postea quam ter negavit, et
impletum est quod praedixerat dominus, quid setiptum est? Respexit
eum dominus, et recordatus est Petrus. Si dominus non respexisset, totum
Petrus oblitus fuisset. Respexit eum dominus, et recordatus est Petrus,
quia dixerat ei Iesus: antequam gallus cantet, ter me negabis. Et egressus
joras flevit amare (Le 22,61-62). Opus erat ergo Petro ad abluendum
negationis peccatum baptismo lacrimarum: sed unde hoc haberet, nisi
et hoc dominus daret? Ideo apostólas Paulus eum quibusdam diversa
sentientibus ammoneret populum, quemadmodum eum illis agere deberent,
ait: In lenitate corripientes diversa sentientes, ne forte det illis deus
paenitentiam. Ergo et paenitentia donum dei est. Dura térra est superbientis
cor: ad paenitentiam non mollescit, nisi dei gratia compluatur.
2. Modo ergo iam post domini resurrectionem interrogatur Petrus:
elicitur confessio, praedicitur passio: invenitur in caritate, firmatur in
virtute. Dicit ei dominus iam post resurrectionem: Petre, diligis me plus
his? (lo 21,15) Tu qui negasti me, diligis me? Iam satis tibi factum
est: vivum vides, quem moríentem vidisti, quando mori timuisti. Ecce
vivo, ecce ego sum: quare mori timuisti? Quando me negasti, utique me
non perdidisti. Ergo diligis me? quia ego sum. Et ille: domine, etiam,
tu seis quia amo te (lo 21,15). Quid me interrogas quod seis? Sciebas,