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SAN AGUSTÍN - 10

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664 Sermón 263 A<br />

puesto que los que han sido redimidos por el Señor fueron<br />

reunidos de todas las regiones: de oriente y de occidente, del<br />

norte y del mar. Su ayuno de cuarenta días antes de su muerte<br />

equivalía, en cierto modo, a clamar: «Absteneos de los deseos<br />

mundanos»; y el comer y beber durante cuarenta días después<br />

de la resurrección de la carne equivalía a decir: Yo estaré con<br />

vosotros hasta el fin del mundo. El ayuno, en efecto, tiene lugar<br />

en la tribulación del combate, porque quien compite en la<br />

lucha se abstiene de todo; el alimento, en cambio, es propio de<br />

la paz esperada, que no será perfecta hasta que nuestro cuerpo,<br />

cuya redención anhelamos, no se revista de inmortalidad; cosa<br />

que no nos gloriamos de haberla alcanzado ya, pero de la que<br />

nos alimentamos en la esperanza. Una y otra cosa hemos de<br />

hacer; así lo mostró el Apóstol al decir: Gozando en la esperanza<br />

y siendo pacientes en la tribulación, como si lo primero<br />

se hallase simbolizado en el alimento, y lo segundo en el ayuno.<br />

Una y otra cosa hemos de realizar cuando emprendemos el camino<br />

del Señor: ayunar de la vanidad del mundo presente y<br />

robustecernos con la promesa del futuro; en el primer caso no<br />

apegando el corazón, y en el segundo, poniendo su alimento en<br />

lo alto.<br />

decem quadruplicata quadraginta faciunf quoniam qui redempti sunt<br />

a domino, de regionibus congregavit eos, ab oriente et occidente, et aquilone<br />

et mari (Ps <strong>10</strong>6,2-3). Ieiunans itaque quadraginta diebus ante mortem<br />

carnis, velut clamabat: Abstinete vos a desideriís huius saeculi;<br />

manducans autem et bibens quadraginta diebus post resurrectionem<br />

carnis, velut clamabat: ecce ego vobiscum sum usque ad conmmmationem<br />

saeculi. Ieiunium quippe est in tribulatione certaminis; quoniam qui in<br />

agone contendit, ab ómnibus abstinens est (1 Cor 9,25); cibus autem in<br />

spe pacis, quae perfecta non erit, nisi cum corpus nostrum, cuius expectamus<br />

redemptionem, induerit immortalitatem; quod nondum adipiscendo<br />

glotiamut, sed speraíido iam pascimur. Utrutnque apostolus simul nos<br />

agere ostendit dicens: spe gaudentes, in tribulatione patientes (Rom 12,<br />

12); tanquam illud esset in cibo, hoc in ieiunio. Simul enim cum viam<br />

domini carpimus, et a vanitate praesentis saeculi ieiunemus, et futuri<br />

promis'ñone reficiamur: hic non apponentes cor, illuc pascentes sursum<br />

cor.<br />

SERMÓN 264<br />

Tema: La ascensión del Señor.<br />

Lugar: Desconocido.<br />

Fecha: Fiesta de la Ascensión. Año 413-420.<br />

1. Muchos son los misterios ocultos en las Escrituras divinas.<br />

El Señor se ha dignado revelar a nuestra humildad algunos<br />

de ellos; otros están ahí para que los investiguemos nosotros,<br />

pero no tenemos tiempo suficiente para exponerlos a vuestra<br />

santidad. Sé que en estos días sobre todo suele llenarse la<br />

iglesia de gente que piensa más en salir que en venir y que nos<br />

tachan de pesados si alguna vez demoramos algo más '. Esos<br />

mismos, si sus banquetes a los que se apresuran a llegar duran<br />

hasta la tarde, ni se cansan ni rehusan la asistencia ni salen de<br />

ellos con el mínimo rubor. Sin embargo, para no defraudar a<br />

quienes vienen hambrientos, aunque sea brevemente, no pasaremos<br />

por alto el misterio encerrado en el hecho de que Jesucristo<br />

nuestro Señor ascendió al cielo con el mismo cuerpo en<br />

que resucitó.<br />

2. Fue así en atención a la debilidad de sus discípulos,<br />

pues no faltaban, incluso dentro del número de los mismos, al-<br />

SERMO CCLXIV [PL 38,1212]<br />

DE ASCENSIONE DOMINI, IV<br />

1. Dicendum de mysterio ascensionis Christi.—Multa sunt divinarum<br />

Scripturarum recóndita sacramenta, sive quae adhuc nos ipsi quaerenda<br />

habemus, sive quae iam humilitati nostrae Dominus revelare dignatus<br />

est: sed aperiendi haec Sanctitati vestrae tempus non sufficit. Novi enim<br />

máxime his diebus impleri ecclesiam talibus, qui citius vellent discedere,<br />

quam venire; et onerosos nos habent, si aliquando diutius colloquamur:<br />

qui tamen in prandiis suis, ad quae festinant, si teneantur usque ad<br />

vesperam, nec laborant, nec recusant, nec saltem aliquando ullo pudore<br />

discedunt. Tamen ne fraudemus eos qui esurientes veniunt, etsi breviter,<br />

non tacebimus huius rei sacramentum, quod Dominus noster Iesus<br />

Christus cum eo corpore, in quo resurrexit ascendit.<br />

2. Christus post resurrectionem conversatur cum discipulis, ut in<br />

fide confirmentur. Ascendit in caelum, ne remaneant in carne.—Sane<br />

propter infirmitatem discipulorum suorum: non enim deerant etiam in<br />

1 Véanse los sermones 51,1; 68,1 (= MAI 126); Tratados sobre el evangelio de San<br />

Juan 8,13. En las grandes fiestas eran muchos los que acudían a los actos litúrgicos,<br />

pero movidos por la solemnidad del día, no por intenciones más piadosas. Esos, por<br />

supuesto, tenían siempre prisa por salir. Véase la nota complementaria 26; El auditorio,<br />

ie Agustín p.803.

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