SAN AGUSTÍN - 10

486 Sermón 243
tocaste. Si piensas que es un hombre y nada más, para ti aún
no ha subido al Padre.
3. Para confirmar que había resucitado en la carne, el Señor
Jesús mostró a los sentidos humanos la presencia de su
cuerpo. Al mostrarse vivo en la carne después de su resurrección,
no quiso enseñarnos otra cosa sino que creyésemos en la
resurrección de los muertos. Puesto que todo volverá a su integridad
primitiva, quienes tienen afán de saber suelen preguntar
por algo tan difícil como es la cuestión sobre el uso de los
miembros, cuestión que suelen proponer también quienes sólo
buscan la disputa. Dicen que nuestro cuerpo tiene sus miembros
y que salta a la vista para qué sirve cada cuál. En efecto,
¿quién ignora, quién no ve que tenemos los ojos para ver, los
oídos para oír, la lengua para hablar, las narices para oler, los
dientes para masticar, las manos para obrar, los pies para caminar
y aquellos miembros que llamamos «las vergüenzas»
para engendrar? En cuanto a las visceras interiores, que Dios
quiso que estuviesen ocultas por ser desagradables a la vista;
en cuanto a nuestras visceras interiores, repito, y los llamados
intestinos, son muchos los hombres que conocen para qué sirven,
y sobre todo los médicos. Así argumentan y nos hablan:
«Está bien que tengamos oídos para oír, ojos para ver y lengua
para hablar; pero, dado que allí no se comerá, ¿qué necesidad
tenemos de dientes, esófago, pulmones, estómago, los intestinos,
por donde pasan los alimentos y donde con la temperatura
et tetigisti. Si autem hominem putas, et nihil ampiáis putas, tibi nondum
ascendit ad Patrem.
CAPUT III.—3. Dificultas de usu membrorum post resurrectionem.
Adhibuit ergo Dominus Iesus speciem corporis sui humanis sensibus, ad
confirmandam carnis resurrectionem. Nihil nos aliud docere voluit,
ostendendo se vivum in corpore post resurrectionem suam, nisi ut
credatur a nobis resurrectio mortuorum. Cum ergo integra instauranda
sint omnia, quaeri solet ab eis qui scire desiderant, et rursus proponi
solet ab eis qui ligitare desiderant, quaestio difficilis de usu membrorum.
Dicunt enim, corpus nostrum habere omnia membra sua, et apparere
quae membra quibus sint operibus necessaria. Quis enim nesciat, quis
non videat, ad videndum nos habere oculos, aures ad audiendum, linguam
ad loquendum, nares ad olfaciendum, dentes ad mandendum, manus ad
operandum, pedes ad ambulandum; illa etiam membra quae pudenda
dicuntur, ad generandum? Porro autem interiora etiam viscera, quae ne
horrerent aspectibus, voluit Deus esse contecta; interiora nostra et
intestina quae dicuntur, ad quos usus valeant, et multi hominum, et
melius medid cognoverunt. Argumentatur ergo et dicunt nobis: Si aures
habe[1145]bimus ut audiamus, oculos ut videamus, linguam ut loquamur;
dentes quare habebimus, si non manducabimus, fauces, pulmones, stomachum,
intestina qua cibi transeunt, et pro nostrae valetudinis temperie
Aparición a Marta Magdalena 487
se transforman en beneficio de nuestra salud, y, por último, de
aquellos miembros denominados «las vergüenzas», si allí no
habrá ni generación ni digestión?
4. ¿Qué hemos de responderles? ¿Hemos de afirmar, acaso,
que vamos a resucitar sin intestinos, como las estatuas?
Pues, respecto a los dientes, la respuesta es fácil; en efecto, no
sólo nos ayudan a masticar, sino también a hablar al tocar
nuestra lengua para que produzca las sílabas, como una púa que
hiere las cuerdas de la cítara. Los restantes miembros los tendremos
para adorno, no para su uso; al servicio de la belleza,
no en función de la necesidad. ¿Acaso serán indecorosos por el
hecho de no ejercer ya sus funciones? Ahora mismo, si viéramos
nuestras visceras interiores, más que amor, nos infundirían
horror, debido a nuestra ignorancia y al desconocimiento del
porqué de las cosas. ¿Quién conoce la íntima relación de los
miembros entre sí y el número interior que los mantiene unidos?
De aquí que se hable también de armonía, palabra que
procede del mundo de la música, donde vemos, en la cítara,
por ejemplo, las cuerdas bien tensadas. Si todas las cuerdas emitiesen
un mismo sonido, no habría canción alguna; el distinto
grado de tensión produce distintos sonidos; pero los diversos
sonidos, racionalmente combinados, engendran no belleza para
los ojos, sino suavidad para los oídos. Quien advierte esta lógica
interna en los miembros humanos, se llena de tanta admiración
y deleite que todas las personas inteligentes prefieren
este orden interior a cualquier otra belleza visible. Ahora lo
desconocemos; pero entonces lo conoceremos, no porque salgan
commutantur; postremo illa ipsa membra quae vocantur pudenda, quare,
inquiunt, habebimus, ubi nulla erit generado, nulla digestio?
CAPUT IV.—4. Membra corporis erunt aut ad usum, aut ad speciem.
Harmonía membrorum.—Quid eis respondeamus? Numquidnam dicturi
sumus sine intestinis nos resurrecturos, ad similitudinem statuarum? Nam
de dentibus facile respondetur. Dentes enim non tantum nos adiuvant
ad mandendum, verum etiam ad loquendum; sicut plectrum ñervos, sic
linguam nostram, ut syllabas sonet, percutientes. Cetera ergo membra
nostra erunt ad speciem, non ad usum; ad commendationem pulchritudinis,
non ad indigentiam necessitatis. Numquid quia vacabunt, ideo
indecora erunt? Et quidem nunc quia imperiti sumus, et causas rerum
ignoramus, si videantur interiora nostra, horrentur potius quam diliguntur.
Ouis enim novit quemadmodum sibi invicem conexa sint membra,
et quibus numeris coaptata? Unde vocatur etiam harmonía; quod verbum
dictum est de música: ubi videmus certe in cithara ñervos distentos. Si
omnes nervi similiter sonent, nulla est cantilena. Diversa distensio diversos
edit sonos; sed diversi soni ratione coniuncti, pariunt, non videntibus
pulchritudinem, sed audientibus suavitatem. Istam rationem quisquís in
membrís humanis didicerit, tantum miratur, tantum delectatur, ut omni
yisibili pulchritudini ista ratio ab intellegentibus praeferatur. Modo eam