SAN AGUSTÍN - 10

726 Sermón 266
descendió el Espíritu Santo sobre el eunuco. Ved que estaba
allí Felipe, quien había bautizado en Samaría y había conducido
a los apóstoles hasta los bautizandos; los bautizó, pero sin
imponerles las manos; mas el Espíritu, para mostrar que no
era cierto lo que había sospechado Simón, a saber, que el Espíritu
de Dios era un don humano, vino libremente sobre el
eunuco y lo hizo libre. Vino en cuanto Dios y lo llenó, del
mismo modo que vino el Señor y nos redimió.
5. Quizá alguno con ganas de discutir pueda decirme que
no se trata aquí del diácono que había bautizado en Samaría,
sino de Felipe el apóstol, puesto que entre los apóstoles hay
uno de nombre Felipe, y al que propiamente se le llama «el
evangelista» es uno de los siete diáconos. Pero piense el tal lo
que quiera; yo voy a resolver la cuestión rápidamente. Mantengamos
como dudoso el que se tratase del apóstol o del diácono,
cosa que calla la Escritura. En todo caso, está escrito
que, apenas salió del agua, vino el Espíritu Santo sobre el
eunuco, sin indicar que nadie le impusiera las manos. Quizá
esto mismo sea poco, pues puede replicar: «Con absoluta certeza,
alguien le impuso las manos, pero lo calló la Escritura.»
6. ¿Qué dices, pues? «Lo siguiente: sobre los primeros
ciento veinte, dado que el Espíritu Santo venía entonces por
primera vez, descendió sin imposición de manos; mas, a partir
de entonces, ya no vino sobre nadie sino mediante su imposición.»
Te has olvidado del centurión Cornelio. Lee con aten-
Posteaquam ascenderunt ab aqua, venit super Eunuchum Spiritus sanctus
(cf. Act 8). Ecce Philippus ibi erat, qui in Samaría baptizaverat, et ad
eos baptizatos Apostólos duxerat, baptizavit, nec manus imposuit; sed
ut ostenderet Spiritus non verum suspicatum esse Simonem, quod hominum
donum esset Spiritus Dei, in hominem venit liberaliter, et liberum
fecit. Venit ut Deus, et implevit: ut venit Dominus, et redemit.
5. Philippus diaconus alius ab apostólo.—Forte aliquis dicat de
contentiosis, quia Philippus non erat diaconus qui baptizaverat in Samaría,
sed apostolus erat; quia et Ínter Apostólos Philippus nominatur, et qui
proprie evangelista appellatus est unus de diaconibus septem. Sed suspicentur
quod volunt, cito solvo quaestionem. Apostolus fuerit, an
diaconus, quod lectio tacuit, sit hoc incertum. Illud tamen scriptum est,
quia mox ut ascenderet de aqua, venit Spiritus sanctus super spadonem.
Nemo ibi commemorat manus impositionem. Forte et hoc parum est;
dicit enim ille: Aliquis prorsus imposuit illi manum, sed hoc tacuit
Scriptura.
6. Spiritus sanctus Cornelio sine manus impositione et ante Baptismum
datus.—Ergo quid dicis? Hoc, inquit, dico, quia in primos illos
centum viginti revera, quia tune primum veniebat Spiritus sanctus, sine
impositione manus advenit; ex illo autem iam in neminem venit, nisi
fuisset manus imposita. Oblitus es Cornelium centurionem: lege diligen-
Comentario al salmo 140,5 727
ción y juzga sabiamente. Cornelio era un centurión, como se
lee en el mismo libro de los Hechos de los Apóstoles, donde
también se pregona la venida del Espíritu Santo. A él le fue
enviado un ángel, quien le anunció que sus limosnas habían
sido del agrado de Dios, y sus oraciones escuchadas, y que,
por tanto, debía mandar venir a Pedro, que se hallaba en Jope,
en casa de un curtidor de nombre Simón. Entonces se discutía
vivamente entre judíos y gentiles, es decir, entre los creyentes
que provenían del judaismo y los de la gentilidad, si había de
admitirse al Evangelio a los incircuncisos. Grande era la duda
al respecto cuando Cornelio lo mandó llamar. Entretanto, Pedro
recibió un aviso. El asunto del reino de los cielos lo tramita
en un lado y en otro quien está en todas partes.
Mientras acontecía lo dicho en casa de Cornelio, Pedro
sintió hambre en Jope, y mientras se le preparaba la comida
subió a orar, y su alma fue transportada desde la tierra al cielo,
no para sacarlo de su camino, sino para que viera. Llega hasta
él un plato grande que descendía del cielo, cual manjar celeste
para él, hambriento. Este plato, suspendido de cuatro cuerdas,
contenía toda clase de animales, puros e impuros. Una voz de
lo alto llamó a sus puertas de hambriento: Pedro, levántate;
mata y come. El miró con atención, vio en el plato los animales
impuros, que no acostumbraba a tocar, y respondió a la voz:
¡Lejos de mí, Señor] Nunca alimento vulgar e impuro entró en
mi boca. La voz le replicó: No llames tú impuro a lo que Dios
ha purificado. Aquí no se ofrecía a Pedro un alimento carnal,
antes bien se le anunciaba que Cornelio era puro. Esto aconter,
et intellege prudenter. Cornelius centurio, sicut in eodem libro
Actuum Apostolorum legitur, ubi etiam adventus Spiritus sancti praedicatur.
Ad centurionem Cornelium ángelus missus est, nuntiavit illi acceptas
eleemosynas eius, exauditas orationes; proinde eum deberé míttere ad
Petrum, qui habitaret in Ioppe in domo Simonis coriarii, eumque accersendum.
Tune autem magna quaestio Ínter Iudaeos et Gentes versabatur,
id est, inter eos qui de Iudaeis, et eos qui de Gentibus crediderant, utrum
Evangelium ministrandum esset incircumeisis. Erat inde magna cunctatio,
cum mittit Cornelius. Interim admonetur Petrus, agitar negotium regni
caelorum, et hic et ibi, ab [1228] illo qui ubique est. Cum enim haec
apud Cornelium aguntur, interim et Petrus in Ioppe esurivit, ascendit
orare cum ei refectio pararetur, orantis mens alienata est; sed ab infimis
ad superna; non ut devíaret, sed ut videret. Venit illi discus de cáelo
subrmssus, quasi esurienti caeleste ferculum. Erat autem discus iste quattuor
lineis alligatus, habens omnia genera animalium, munda et immunda,
et voce superna pulsatus est esuriens: Petre, surge; macta, et manduca.
Attendit ille, vidit in disco immunda animalia, quae non solebat tangere,
et respondit voci: Absit a me Domine: nunquam commune et immundum
intravit in os meum. Et vox ad illum: Quae Deus mundavit, tu immunda
ne dixeris (Act 10,13-14). Non Perro carnalis cibus offerebatur, sed
mundanas Cornelius nuntiabatur. Hoc autem factum est ter, et receptum