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448 Sermón 239<br />
mo entre ellas. El que hizo al hombre, se hizo hombre; se hizo<br />
lo que había hecho para que no pereciese lo hecho. El que hizo<br />
todas las cosas, se hizo a sí mismo entre ellas. Considera sus<br />
riquezas: ¿quién más rico que aquel por quien fueron hechas<br />
todas las cosas? Y, con todo, a pesar de ser rico, tomó carne<br />
humana en el seno de una virgen. Nació como un niño, fue<br />
envuelto en pañales de niño y colocado en un pesebre; con<br />
paciencia esperó el paso de las edades, con paciencia sufrió el<br />
paso del tiempo aquel por quien fueron hechos los tiempos.<br />
Tomó el pecho, lloró, se manifestó como un niño. Pero, aunque<br />
yacía, reinaba; estaba en el pesebre, y contenía al mundo;<br />
a la vez que era nutrido por su madre, era adorado por los<br />
gentiles; su madre lo alimentaba y el resplandor de la estrella<br />
lo anunciaba. Tales eran sus riquezas y tal su pobreza: su riqueza<br />
te creó, su pobreza te recreó. Si él recibió hospitalidad<br />
como si fuera un pobre, se debió a benevolencia por su parte,<br />
no a que sintiera necesidad.<br />
7. Quizá pienses en tu interior: « ¡Dichosos los que merecieron<br />
recibir a Cristo como huésped! ¡Si yo hubiera estado<br />
allí! ¡Si hubiera sido, al menos, uno de aquellos dos a los que<br />
encontró en el camino! » Tú sigue en el camino, y Cristo será<br />
tu huésped. ¿Piensas que ya no te será posible acoger a Cristo?<br />
«¿Cómo, preguntas, voy a tener esa posibilidad? Después de<br />
resucitar se apareció a los discípulos y subió al cielo, donde está<br />
sentado a la derecha del Padre, y ya no volverá más que al final<br />
de los tiempos a juzgar a vivos y muertos; pero ha de venir<br />
revestido de gloria, no en la debilidad; vendrá a otorgar el reino,<br />
no a solicitar hospitalidad.» ¿Te olvidas de que, cuando<br />
factus est ínter omnia. Atiende dividas: quid ditius eo, per quem facta<br />
sunt omnia? Et tamen ille cum dives esset, mortalem carnem accepit in<br />
útero virginis. Infans natus est, pannis infantilibus involutus est, in<br />
praesepi positus est; patienter exspectavit aetates, patienter témpora<br />
pertulit, per quem facta sunt témpora. Suxit, vagivit, infans apparuit.<br />
Sed iacebat, et regnabat; in praesepi erat, et mundum continebat; a matre<br />
nutríebatur, et a gentibus adorabatur; a matre nutriebatur, et ab Angelis<br />
nuntiabatur; a matre nutriebatur, et stella fulgente declarabatur. Tales<br />
divitiae, talis paupertas: divitiae, ut creareris; paupertas, ut restituereris.<br />
Quod ille ergo pauper susceptus est hospitio quasi pauper, dignatio fuit<br />
suscipientis, non miseria egentis.<br />
CAPUT VI.—7. Christus in paupere eget.—Forte dicis tibi: O beati<br />
qui meruerunt Christum suscipere! O si ego tune fuissem! o si unus<br />
fuissem de duobus illis, [1130] quos invenit in via! Tu esto in via, non<br />
deerit hospes Christus. Putas enim iam non tibi licere suscipere Christum?<br />
Unde, inquis, licet? Iam resurgens manifestatus est discipulis suis, ascendit<br />
in caelum, ibi est ad dexteram Patris; non est venturas nisi in ultimo<br />
saeculo ad iudícandos vivos et mortuos: venturas autem in claritate, non<br />
in infirmitate; daturas regnum, non quaesiturus hospitium, Quando dabit<br />
Aparición a las mujeres y a los apóstoles 449<br />
venga a entregar el reino, ha de decir: Cuando lo hicisteis con<br />
uno de mis pequeños, conmigo lo hicisteis? El, aunque rico,<br />
sigue estando necesitado hasta el fin del mundo. Tiene necesidad,<br />
sí, pero no en la cabeza, sino en sus miembros. ¿Dónde<br />
está necesitado? En aquellos miembros por los que sentía dolor<br />
cuando dijo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Seamos,<br />
pues, condescendientes con Cristo. El está entre nosotros en<br />
sus miembros; está entre nosotros en nosotros mismos. No dijo<br />
en vano: Ved que yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo.<br />
Obrando así, reconocemos a Cristo en las buenas obras; pero<br />
no con el cuerpo, sino con el corazón; no con los ojos de la<br />
carne, sino con los ojos de la fe. Porque has visto has creído,<br />
dijo a cierto discípulo suyo que, incrédulo, había afirmado: No<br />
creeré si no lo toco. Y el Señor, a su vez: Ven, tócame, y no<br />
seas incrédulo. El lo tocó y exclamó: ¡Señor mío y Dios mío!<br />
De nuevo el Señor: «Porque me has visto has creído; a eso se<br />
reduce toda tu fe: a creer lo que estás viendo; mi alabanza va<br />
para aquellos que no ven y creen, puesto que, cuando llegue el<br />
momento de ver, se regocijarán.»<br />
regnum, excidit tibi quod dicturus est: Cum uni ex minimis meis jecistis,<br />
mihi jecistis (Mt 25,40)? Ille dives, egens est usque in finem saeculi.<br />
Eget prorsus, non in capite, sed in membris suis. Ubi eget? In quibus<br />
doluit, quando dixit: Saule, Saule, quid me persequeris (Act 9,4)? Obsequamur<br />
ergo Christo. Nobíscum est in suis, nobiscum est in nobis; nec<br />
frustra dixit: Ucee ego vobiscum sum usque ai consummationem saeculi<br />
(Mt 28,20). Haec faciendo agnoscimus Christum in bonís operibus, non<br />
corpore, sed corde; non oculis carnis, sed oculis fidei. Quia vidisti,<br />
credidisti, ait cuidam discípulo suo incrédulo, qui dixerat: Non credam,<br />
nisi tetigero. Et Dominus: Veni, tange, et noli esse incredulus. Tetigit, et<br />
clamavit: Dominus meus et Deus meus! Et Dominus: Quia vidisti me,<br />
credidisti (lo 20,25-29). Ipsa est tota fides tua, quia credis quod vides:<br />
laudo eos qui non vident, et credunt; quia cum viderint, gaudebunt.<br />
S.Ag. 24 15