SAN AGUSTÍN - 10

642 Sermón 261
agua que salta hasta la vida eterna. Le anunciáis, pues, con seguridad,
porque de la fuente de la verdad no mana la mentira;
lo que tenéis en la lengua lo habéis recibido. Si quisierais decir
algo personal vuestro, seríais mentirosos. Lo dice el mismo salmo:
Yo dije en mi arrobamiento: «Yodo hombre es mentiroso.»
¿Qué significa que Todo hombre es mentiroso? Todo Adán
es mentiroso. Despójate de Adán y revístete de Cristo, y dejarás
de ser mentiroso. Baste a vuestra caridad lo dicho, puesto
que aún hay mucho que hacer ] .
SERMÓN 261
Tema: La ascensión del Señor.
Lugar: Cartago.
Fecha: Fiesta de la Ascensión. Año 410 ó 418.
1. La resurrección del Señor es nuestra esperanza; su ascensión,
nuestra glorificación. Hoy celebramos la solemnidad
de la Ascensión. Si, pues, celebramos como es debido, fiel,
devota, santa y piadosamente, la ascensión del Señor, ascendamos
con él y tengamos nuestro corazón levantado. Ascender no
equivale a ensoberbecerse. Debemos tener levantado el corazón,
pero hacia el Señor. Tener el corazón levantado, pero no
eo fons aquae salientis in vitam aeternam (lo 4,14). Securi enim praedicatis,
quia non mentimini de fonte veritatis: accepistis, quod in lingua
ructatis. Nana si de vestro dicere volueritis, mendaces eritis: hoc dicit
ipse psalmus: ego dixi in éxtasi mea, omnis homo mendax (Ps 115,11).
Quid est, omnis homo mendax? Omnis Adam mendax. Expolia te Adam,
et induere Christum, et non eris mendax. Sufficiant caritati vestrae, quia
multa agenda sunt. Explicit tractatus de dominico octavarum sanctae
Paschae. II.
SERMO CCLXI [SPM 1,88] (PL 38,1202)
SERMO HABITVS CARTHAGINE IN BASÍLICA FAVSTI QVADRAGESIMA
ASCENSIONIS DOMINI lESV CffitlSTI
1. Resurrectio domini, spes nostra: ascensio domini, glorificatio
nostia. Ascensionis enim hodie sollemnia celebramus. Si ergo recte, si
fideliter, si deuote, si sánete, si pie ascensionem domini celebramus,
ascendamus cum illo, et sursum cor babeamus. Ascendentes autem non
extollamur. Sursum enim cor habere debemus, sed ad dominum. Sursum
1 No se sabe exactamente a qué se refiere. De aquí deduce algún estudioso que podía
tener lugar el lavatorio de los pies de que habla el Santo en la Carta 55,17,33
(S. POQUE, Sermons pour la Páque: SC 116 p.37 n.8).
La ascensión del Señor 64)
hacia el Señor, se llama soberbia; tener el corazón levantado hacia
el Señor se llama refugio, pues al que ha ascendido es a
quien decimos: Señor, te has convertido en nuestro refugio.
Resucitó, en efecto, para damos la esperanza de que resucitará
lo que muere, para que la muerte no nos prive de la esperanza
y lleguemos a pensar que toda nuestra vida concluye con la
muerte. Nos preocupaba el alma, y él, al resucitar, nos dio seguridad
incluso respecto al cuerpo. ¿Quién ascendió entonces?
El que descendió. Descendió para sanarte, subió para elevarte.
Si te levantas tú, vuelves a caer; si te levanta él, permaneces
en pie. Levantemos, pues, el corazón, pero hacia el Señor: he
aquí el refugio; levantemos el corazón, pero no hacia el Señor:
he aquí la soberbia. Digámosle, pues, en cuanto resucitado:
Porque tú eres, Señor, mi esperanza; en cuanto ascendido: Has
puesto muy alto tu refugio. ¿Cómo podemos ser soberbios teniendo
el corazón levantado hacía quien se hizo humilde por
nosotros para que no continuásemos siendo soberbios?
2. Cristo es Dios; lo es siempre: nunca dejará de serlo,
porque nunca comenzó a serlo. Si su gracia puede hacer que
no tenga fin algo que tiene comienzo, ¿cómo va a tener fin él,
que nunca tuvo comienzo? ¿Qué es lo que ha tenido comienzo
y no tendrá fin? Nuestra inmortalidad tendrá comienzo, pero
carecerá de fin. En efecto, no poseemos ya aquello que, cuando
comencemos a poseerlo, nunca lo perderemos. Así, pues,
Cristo es siempre Dios. Dios, ¿cómo? ¿Preguntas qué clase
de divinidad? Es igual al Padre. No busques en la eternidad
modos distintos, sino sólo la felicidad. Comprende, si puedes,
enim cor non ad dominum, superbia uocatur: sursum autem cor ad
dominum, refugium uoca(1203)tur. lili enim dicimus qui ascendit: Domine,
refugium factus es nobis (Ps 89,1). Resurrexit enim, ut spem nobis
daret, quia resurgit quod moritur: ne moriendo desperaremus, et totam
uitam nostram morte finitam putaremus. Solliciti enim eramus de ipsa
anima, et ille nobis resurgendo et de carne securitatem dedit. Ergo
ascendit, quis? Qui descendit. Descendit, ut sanaret te: ascendit, ut
leuaret te. Cades, si leuaueris te: manes, si leuauerit te. Sursum ergo
cor, sed ad dominum, refugium est: sursum cor, sed non ad dominum,
superbia est. Dicamus ergo illí resurgenti: Quoniam tu es, domine, spes
mea; ascendenti autem: altissimum posuisti refugium tuum (Ps 90,9).
Quomodo enim ad eum cor sursum habentes, superbi erimus, qui propter
nos humilis factus est, ne superbi remaneremus?
2. Deus Christus, hoc semper: numquam hoc desinet, quia numquam
coepit. Si enim per gratiam eius aliquid incipit, quod numquam desinat;
ille quomodo desinet, qui numquam coepit? Quid est quod incipit, et
numquam desinet? Immortalitas [89] nostra initium habebit, finem non
habebit. Non enim íam habemus, quod cum habere coeperimus, non
amittemus. Semper ergo deus Christus. Et qualis deus? Quaeris qualis?
Patri aequalís. Noli ergo quaerere in aeternitate qualitatem, sed feli-