SAN AGUSTÍN - 10

612 Sermón 259
ro, no te lo prohibo en absoluto; pero presta con intereses
a quien no se empobrece al devolver más y de quien es propio
también el hacer que recibas mejor y más abundantemente lo
mismo que le das, sea lo que sea.
5. Otra cosa quiero advertir a vuestra caridad: sabed que
quien da personalmente algo a los pobres realiza una doble obra
de misericordia. No hay que pensar sólo en la bondad del dador,
sino también en la humildad del que sirve. No sé de qué manera,
hermanos míos, cuando el pudiente alarga su mano hasta
la del necesitado, el alma del primero parece como que se compadece
de la común humanidad y debilidad. Aunque uno dé
y otro reciba, se encuentran unidos el que sirve y el servido,
pues no nos une la desgracia, sino la humildad. Vuestra riqueza
será para vosotros y para vuestros hijos, si así place a Dios.
Pero no se menciona esta abundancia terrena, que con frecuencia
advertís que es dañosa. El tesoro yace tranquilo en casa,
pero no deja estar tranquilo a su dueño. Teme al ladrón, al
descerrajador de puertas, al siervo infiel, al vecino poderoso
y sin escrúpulos. Cuanto más posee, más grande es el temor.
Si, en cambio, se lo das a Dios en la persona de los pobres, no
lo pierdes y gozarás de tranquilidad, porque Dios mismo te lo
guarda en el cielo, él que te da también lo necesario en la tierra.
¿O temes, acaso, que te pierda Cristo lo que le confías? ¿No
elige cualquier hombre un administrador fiel de entre su familia,
al cual confía su dinero, el cual es libre para no quitárselo,
pero no lo es para no perderlo? ¿Hay fidelidad mayor que la
prohibemus; sed illum feneretur, qui non sit pauper plura et maiora
reddendo, et cuius est etiam hoc ipsum qualecumque quod ei das, ut
amplius meliusque recipias.
5. Eleemosyna eroganda cum humilitate et hílaritate.—Illud etiam
moneo Sanctitatem vestram, ut sciatis eum duplam misericordiam faceré,
qui pauperibus sic dat aliquid, ut ipse eroget. Non enim debet esse sola
benignitas largientis, sed et humüitas mínístrantís. Nescio quomodo,
fratres mei, animus eius qui porrigit pauperi, velut communi humanitati
atque infirmitati compatitur, quando ponitur manus habentis in manum
indigentis. Quamvis Sle det, ille accipiat, coniunguntur minister et cui
ministratur. Non enim iungit nos calamitas, sed humilitas. Abundantia
vestra erit vobis, si Domino placet, et filiis vestris. Sed de ista terrena
abundantia milla mentio est, quam videtis obnoxiam tantis casibus. Iacet
in domo thesaurus quietos, dominum quietum esse non sinit. Timetur
latro, timetur effractor, timetur servus infidelis, timetur vicinus malus
et potens. Quanto plus tenetor, tanto plus timetur. Si autem erogas Deo
in pauperes, non perdis, et securus efficeris, quia ipse Deus custodit tibi
in cáelo, qui et tibi necessaria dat super terram. An forte times, ne
perdat Christus quod üli commendaveris? Nonne dispensatorem unusquisque
eligit de familia sua fidelem, cui committat pecuniam suam? Qui etsi
habet in potestate non auferre, non tamen habet in potestate non perderé.
La fe del apóstol Tomás 613
de Cristo? ¿Qué hay más divino que su omnipotencia? Nada
puede quitarte, porque fue él quien te lo dio con la esperanza
de que se lo dieras a él; ni puede tampoco perder nada, porque
con su omnipotencia lo asegura todo.
Cuando celebráis los ágapes reconfortáis el corazón. Vemos
que somos servidores, que se sirve lo nuestro y por medio de
nosotros; y, sin embargo, todo lo servido nos lo ha otorgado
Dios. Es cosa buena, hermanos, que deis con vuestra propia
mano, pues le agrada mucho a Dios. El lo recibe y te lo dará
a ti, él que te dio qué pudieras darle antes de deberte nada.
El servir debe ir asociado al dar. Pudiendo tener dos salarios,
¿por qué pierdes uno? Si alguno no está en condiciones de
dar a todos los pobres, dé según sus posibilidades, pero con
alegría, pues Dios ama al que da con alegría. El reino de los
cielos puede ser comprado a cualquier precio. Nadie, aunque
tenga sólo dos denarios, ha de decir que no está en disposiciones
de comprarlo. A este precio lo compró la viuda aquella.
6. Pasaron ya los días de fiesta; vendrán ahora los días
de los contratos, pagos y pleitos 5 . Estad atentos a cómo vais
a vivir en ellos, hermanos míos. Las vacaciones de estos días
deben haber engendrado en vosotros mansedumbre; no deben
haberse convertido en tiempo para planear querellas. Hay hom-
Quid fide Christi prolixius? quid omnipotentia divinius? Nec auferre
tibi aliquid potest, quia ipse dedit tibi spe quod illi dares: nec aliquid
perderé, quia universa omnipotens tenet. Reficitis viscera, quando ágapes
[1201] facitis. Quia videmur nos ministrare, et nostra dantur, et per
nos dantur; et tamen ea dantur, quae nobis Deus dedit. Bonum est,
fratres, etiam manu vestra dispensetis: valde gratum est Deo. Ipse
accipit, et dabit tibi, qui ante tibi quam deberet quod dares dedit.
Debet erogationis officio coniungi ministrationis officium. Cum tibi liceat
duas mercedes habere, quare perdis unam? Sed quisquís minus idoneus
est ómnibus daré, det pauperibus pro viribus, cum hilaritate. Hilarem
autem datorem diligit Deus (2 Cor 9,7). Omni pretio comparandum
propositum est regnum caelorum. Non est ut dicat aliquis habens dúos
denarios, idoneum se non esse ad comparandum. Tanto evangélica illa
vidua comparavit (cf. Le 21,2).
6. Dies feriati.—Peracti sunt dies feriati, succedent iam illi conventionum,
exactionum, litigiorum: videte quomodo in his vivatis, fratres
meL De vacatione dierum istorum mansuetudinem debetis concipere, non
iurgiorum consilia meditari. Sunt enim homines, qui propterea vacaverunt
5 Con la llegada de Constantino y su política procristiana, el calendario civil se fue
cristianizando poco a poco. Primero se declaró día festivo el domingo, prohibiéndose
en él todo procedimiento judicial y las diversiones paganas tradicionales. Luego se declararon
días no laborables las grandes fiestas cristianas (Navidad, Epifanía, Pascua,
Pentecostés), vetándose también toda actividad judicial y económica, además de los
juegos paganos. La quincena de Pascua es período de vacaciones judiciales, que se
suspendían también durante la cuaresma, así como la ejecución de sentencias capitales.
Los indultos tenían lugar siempre con ocasión de las fiestas de Pascua. Véase J. GAUDE-
MET, L'Église dans l'empire romain (IVe-Ve siécles) (París 1958) p.660-661.