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foucault-michel_el-poder-una-bestia-magnc3adfica-sobre-el-poder-la-prisic3b3n-y-la-vida

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130 <strong>el</strong> <strong>poder</strong>, <strong>una</strong> <strong>bestia</strong> magníficarren varios ejemplos. Hace poco, en China se propusieron <strong>la</strong>nzar<strong>una</strong> campaña en <strong>la</strong>s escu<strong>el</strong>as contra <strong>la</strong> masturbación de losjóvenes, <strong>una</strong> iniciativa que invita a trazar <strong>una</strong> comparación con<strong>la</strong> campaña que <strong>la</strong> Iglesia emprendió en Europa hace prácticamentedos siglos. Me atrevería a decir que hace falta un Kinseychino para descubrir cuál fue <strong>el</strong> éxito obtenido. ¡Sospecho queesto es como prohibirle a un pato acercarse al agua! En Rusia,<strong>la</strong> homosexualidad es aún un gran tabú, y de ser sorprendido enf<strong>la</strong>grante d<strong>el</strong>ito de vio<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> ley uno termina en <strong>la</strong> cárc<strong>el</strong> yen Siberia. De todas formas, en Rusia hay probablemente tantahomosexualidad como en otros países, pero sigue encerrada en <strong>el</strong>clóset. Objetivamente, es muy curioso que para desalentar <strong>la</strong> homosexualidadse encierre a los culpables en <strong>la</strong> cárc<strong>el</strong>, en estrechocontacto con otros hombres… Se dice que en <strong>la</strong> calle Gorki haytanta prostitución de ambos sexos como en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ce Pigalle. Comosiempre, <strong>la</strong> represión no ha conseguido sino hacer más seductoreslos encuentros sexuales, y aún más excitante <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro cuandose lo corre con éxito. La prostitución y <strong>la</strong> homosexualidad estánexplotando tanto en Rusia como en <strong>la</strong>s otras sociedades represivas.Es poco común que sociedades como esas, sedientas de <strong>poder</strong>como su<strong>el</strong>en serlo, tengan en esos ámbitos visiones intuitivas.—¿Por qué <strong>el</strong>egir <strong>el</strong> sexo como chivo expiatorio?—¿Y por qué no? El sexo existe y representa <strong>el</strong> noventa por cientode <strong>la</strong>s preocupaciones de <strong>la</strong> gente durante gran parte de <strong>la</strong>shoras de vigilia. Es <strong>el</strong> impulso más fuerte que se conozca en <strong>el</strong>hombre; en diferentes aspectos, más fuerte que <strong>el</strong> hambre, <strong>la</strong> sedy <strong>el</strong> sueño. Disfruta incluso de cierta mística. Se duerme, se comey se bebe con otros, pero <strong>el</strong> acto sexual –al menos en <strong>la</strong> sociedadoccidental– se considera como <strong>una</strong> cuestión d<strong>el</strong> todo personal.Por supuesto, en ciertas culturas africanas y aborígenes se lo tratacon <strong>la</strong> misma desenvoltura que a los demás instintos. La Iglesiaheredó los tabúes de <strong>la</strong>s sociedades paganas, los manipuló y <strong>el</strong>aboródoctrinas que no siempre se fundan en <strong>la</strong> lógica o <strong>la</strong> práctica.Adán, Eva y al mismo tiempo <strong>la</strong> serpiente perversa se convirtieronen imágenes en b<strong>la</strong>nco y negro de comprensión inmediata, que

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